Apr 23, 2024 Last Updated 5:33 PM, Apr 22, 2024

Por Prensa UIT-CI

El legado de Lenin sigue vigente en el siglo XXI

5/03/2024. Reproducimos las intervenciones de Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista (Argentina) y Josep Lluís de Alcázar, de Lucha Internacionalista (Estado Español), ambos dirigentes de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) en el homenaje Lenin al cumplirse 100 años de su muerte (21 de enero de 1924). Evento realizado en la ciudad de Barcelos, Portugal, 21 de enero de 2024 en la sede del MAS (Movimiento Alternativa Socialista), sección portuguesa de la UIT-CI.

“Lenin sigue siendo una de las más grandes figuras del marxismo y del socialismo revolucionario”, señaló Miguel Sorans

Quiero empezar agradeciendo, en nombre de Josep Lluís y mío, a la dirección del MAS de Portugal por la invitación para dar esta charla. Que es en homenaje y recuerdo al gran dirigente socialista Lenin a los 100 años de su fallecimiento. En el VIII congreso mundial UIT-CI, realizado en diciembre, aprobamos hacer una campaña no solo de este día, sino durante todo el año, de recordación y difusión de su legado. Hoy es el primer homenaje. Entonces acá en Barcelos, el MAS de Portugal tiene ese privilegio de arrancar con esta campaña. Y en el contexto de que venimos de realizar ayer el congreso extraordinario de la sección portuguesa de la UIT-CI, el MAS. Hicimos un congreso exitoso, y para nosotros eso es en parte un primer homenaje positivo. Porque Lenin fue la cabeza visible de la lucha por construir partidos revolucionarios internacionalistas para hacer la revolución, para impulsar la movilización y lograr terminar con el capitalismo y el imperialismo.


Miguel Sorans, junto a Renata Cambra y Josehp LLuis del Alcázar

Justamente, un día como hoy, 21 de enero, pero hace 100 años, en 1924, Vladimir Lenin fallecía. Era el gran dirigente del Partido Bolchevique, que había tomado el poder con los soviets, y que en aquel momento se llamaba Partido Comunista de la URSS. Era el gran dirigente del primer estado obrero revolucionario socialista del mundo y el fundador de la Tercera Internacional.

La muerte de Lenin, muy prematura, fue un gran golpe para la URSS y para la Tercera Internacional y también para los revolucionarios del mundo. Fue prematura porque tenía apenas 54 años, o sea, podría haber tenido muchos años más para seguir encabezando el proceso revolucionario. Y fue un golpe porque su peso personal, subjetivo, más allá de la importancia del partido y sus dirigentes y sus militantes, era superlativo. Una primera cuestión, sobre Lenin, sobre el alcance de su personalidad y de su vigencia, porque nosotros lo que estamos haciendo no se trata de una recordación histórica solamente, sino es recordar lo que él aportó, porque para nosotros hoy siguen totalmente vigente sus aportes. Son muchos los que destacan la figura de Lenin como un personaje del pasado o utópico.

Lenin sigue siendo, después de los genios Carlos Marx y Federico Engels, una de las más grandes figuras del marxismo y del socialismo revolucionario, junto con León Trotsky. Sus aportes fueron muy importantes, y los llevó a la práctica y a la realidad. No se trató de solo de un gran intelectual, aunque él elaboró decenas y decenas o cientos de libros o artículos; sus obras completas abarcan 54 tomos. Pero lo esencial de Lenin es que sus aportes teóricos y políticos siempre fueron para la acción, para impulsar la revolución y para que progrese la humanidad.

Él creía, como lo que creían Marx y Engels en una etapa distinta a la que actuó Lenin, que sólo una revolución, sólo la movilización de las y los trabajadores y los sectores oprimidos, podían cambiar un país y la humanidad. La primera actualización que realizó fue sobre el carácter del partido que después un poco voy a desarrollar más respecto a lo que venían siendo, sobre el rol de los partidos socialistas u obreros hasta principios del siglo XX. Porque él le dio un carácter de partido revolucionario para la acción revolucionaria, valga la redundancia.

El segundo aporte fundamental que Lenin define la nueva etapa a partir de principios del siglo XX. El cambio de época histórica, que se da en el mundo capitalista. Que la define como el inicio de la etapa o época de la decadencia del capitalismo. Y esa decadencia llega a su punto máximo de expresión y va a ser profundizada, hasta nuestros días, con el estallido de la Primera Guerra Mundial de 1914. Donde él va a reafirmar también el carácter de internacionalista del proceso revolucionario.

Y también rompió definitivamente con el reformismo socialista y con la conciliación de clases, de gobernar dentro de la democracia burguesa para los burgueses. Y esto lo pudo hacer Lenin, porque él vivía un período histórico distinto al de Marx y Engels. Ellos fueron dos grandes revolucionarios, pero que no tuvieron planteada las condiciones para que se hiciera un cambio socialista, porque fue la época del desarrollo y auge del capitalismo. Estamos hablando del siglo XIX y en particular de los años de 1870 y en principio, esquemáticamente, hasta 1910. Una etapa de gran desarrollo de las fuerzas productivas, de saltos tecnológicos y de la gran industria, y también de gran explotación.

Pero el capitalismo, fundamentalmente de los grandes países europeos, por esa explotación, crecimiento y ganancia dieron muchas concesiones al movimiento obrero, tanto económicas como políticas, pero fundamentalmente en políticas sociales. Entonces no era una etapa, un período que predominó las revoluciones, sino que predominó las reformas. Y que la clase obrera creyera en la posibilidad de que se evolucionara pacíficamente en el mundo con reformas y no con revoluciones.

La burguesía daba muchas concesiones incluyendo el funcionamiento legal y político de los partidos. Se formaron los grandes partidos obreros. Los grandes partidos que hoy en Europa todavía persisten de aquellos originarios de la Segunda Internacional socialista. Encabezado por el Partido Socialista alemán, que eran partidos de masas que participaban de elecciones. Por ejemplo, el Partido Socialista alemán en 1911 llegó a tener 173 diputados. Dirigían grandes sindicatos, tenían clubs obreros, prensa y tenían mucha entrada de dinero también.

Entonces era la etapa donde se fue fortaleciendo lo que nosotros llamamos el reformismo: creer en la reforma y que hoy tenemos 100 diputados, mañana 300, y así iremos progresando. En cierta forma se dio, porque hubo gobiernos de los partidos obreros socialistas, pero gobiernos “socialistas” con la burguesía, sin cambiar el sistema. Por eso en Alemania -no voy a detenerme, para no irme muy largo- terminó donde terminó, con Hitler en el poder, después de gobiernos compartidos con la burguesía, del Partido Socialdemócrata. Tenemos que recordar que Rosa Luxemburgo, con Karl Liebknecht, por oponerse a todo ese proceso reformista y de unidad con la burguesía imperialista, fueron asesinados en enero de 1919 por un gobierno “socialista”.


Lenin hablando a las masas en 1919

Entonces en esa época terminaba el auge, el desarrollo capitalista y empezaba su decadencia irreversible. Se terminó el libre Mercado, la libre competencia del liberalismo, y se instalaba el imperialismo, los monopolios, la pelea entre países imperialistas para copar mercados, y las fuerzas productivas ya no crecieron. Y esto Lenin lo definió en un libro “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, que escribió en 1916. Esto de fase “superior” no se refería a que era de progreso, sino de decadencia, de lo que lo que ya estaba sucediendo, que se abría una época de guerra, de crisis, de revolución, ocasionadas por el crecimiento de la desigualdad, la miseria y la opresión. Ratificando el concepto que ya estaba en Marx y Engels y el Manifiesto Comunista, de que el socialismo debe ser un cambio mundial, porque el sistema capitalista era un sistema mundial. Más allá de que el capitalismo explotara al mundo dividiéndolo en fronteras nacionales.

También Lenin aportó, dado el cambio de época, sobre la actualidad de la revolución obrera en los distintos países. Con el enfoque legado por Marx, quien presuponía que la revolución se tenía que dar primero en los grandes países imperialistas, los más avanzados. Se consideraba qué al punto final, más alto, del desarrollo de las fuerzas productivas devenía una crisis y que sólo el proletariado lo podía cambiar. Que como concepto era correcto, pero el imperialismo fue avanzado hacia explotar más colonias, semicolonias y con esa vía fue dando a su proletariado importantes conquistas, mejores condiciones de vida. Y por eso Lenin sacó la definición que la revolución podía empezar por países atrasados. El lo definió como que la cadena imperialista se podría romper por “el eslabón más débil”. No es que él dijo “se va a hacer la revolución” en Rusia exactamente. Pero efectivamente así ocurrió porque Rusia era uno de los países más atrasados de Europa. Entonces elaboró esa hipótesis y a raíz de eso su otra innovación fundamental fue qué dada esa situación, de que sólo una revolución podía cambiar las condiciones de vida de obreros y campesinos sometidos a la explotación y opresión del zarismo.

La época de la reforma se terminaba y se abría toda esta etapa de guerras y revoluciones y que se necesitaba un partido socialista, pero revolucionario para la acción. Opuesto al carácter de los partidos que venían predominando de la socialdemocracia, de creer que todo se iba a hacer a través de elecciones, usar el parlamentarismo y creer qué pactando con la burguesía, en forma evolutiva y pacífica, se podía superar la miseria y la explotación.

Para no alargarme, el concepto que se contrapuso al reformismo era la necesidad de la lucha revolucionaria, que la lucha sindical era positive y necesaria, pero insuficiente, que la clase obrera tenía que hacer política, tener su partido revolucionario, que tenía que tener un carácter político y de no conciliación con la burguesía y que tenía que tomar el poder, cambiar el Estado en forma de revolucionaria. Tenía que lograr un Estado obrero y para eso se necesitaba un partido que dirija, que encabece la toma del poder de la burguesía y la construcción de uno nuevo. Planteó un funcionamiento centralizado, lo que se llamó el centralismo democrático. O sea, un partido que fuera democrático en sus debates, en la elaboración de sus líneas, en su vida interna, en sus discusiones, tal cual nosotros lo seguimos practicando como socialistas revolucionarios, como trotskistas. Pero al presentar su política y consignas, al momento de una acción, una huelga, de una acción política, también de unas elecciones, todo el partido actúa como un solo puño.

Y más que más, si hay un proceso revolucionario, el partido tiene que actuar con una sola política, porque es un partido que enfrenta a los demás partidos políticos, reformistas y burguesas, los aparatos policiales y a todo el poder del Estado burgués. Tiene que intervenir ante la clase obrera con una sola línea y no con la característica de los partidos socialdemócratas, de que uno dice una cosa, otro te dice otra. Son partidos parlamentarios.

Lenin planteaba que el Partido Revolucionario no puede actuar así, pues está enfrentando sus enemigos para encabezar una revolución. Eso se llamó centralismo democrático. Lamentablemente después, de la mano de Stalin, se va a transformar en un centralismo burocrático. Con la dictadura de Stalin se distorsionó la construcción de lo que fue el partido para Lenin. Se hace una caricatura de Lenin. Esta concepción nueva de la construcción de los partidos revolucionarios fue original de Lenin. La plasmó en el famoso libro “¿Qué hacer?” en 1902, mucho antes de definir la época nueva, la época del imperialismo. Y así es que desarrolla su alternativa revolucionaria política y organizativa contra el reformismo de la vieja socialdemocracia.


Vladimir Ilich Lenin, líder ruso bolchevique, el 25 de Mayo de 1919 en la Plaza Roja durante un desfile militar.

Y eso va a culminar en 1914 con la ruptura definitiva. Hasta el estallido de la guerra imperialista, Lenin y su fracción rusa, el partido bolchevique, siguió actuando en la Segunda Internacional. Ese salto a la traición se produjo cuando las direcciones mayoritarias de todos los partidos socialistas apoyan a sus burguesías para avalar una guerra inter imperialista, una carnicería, que los llevó a defender cada a burguesía y a sus intereses y enfrentar a la clase obrera y a los pueblos de cada país militarmente en una guerra devastadora. El Partido Socialista alemán, llamó al proletariado alemán a guerrear contra el proletariado francés y el Partido Socialista francés, aliado con su imperialismo. hizo lo mismo contra el proletariado alemán. Y así en el resto de Europa. Eso fue una traición total, La mayoría de la conducción de la Segunda Internacional cruzó la línea de lo que ya se venía rozando con sus políticas reformistas y ya la Segunda Internacional pasó a ser, digamos, un monstruo, lo que Lenin se definió como la bancarrota de la Segunda Internacional, por su ruptura con el internacionalismo.

Por eso en el año 1915, Lenin con otros revolucionarios, entre ellos Trotsky que todavía no era parte del partido bolchevique, que estaban contra la guerra y que eran una minoría, hicieron la reunión en Zimmerwald, en Suiza. Creo que se decía que todos los internacionalistas cabían en dos autos en el viaje de Berna a este pueblo para hacer la reunión. Eran muy pocos.

Y allí hubo la primera reunión, donde se pusieron de acuerdo, aunque no hubo un texto escrito, que ya la Segunda Internacional no iba más y que había que construir algo nuevo con un programa de ruptura con la burguesía. Romper con la conciliación de clase, con gobernar con la burguesía o para la burguesía, sea imperialista o no imperialista y ahí se esbozó de hecho un programa revolucionario para una revolución y para al otro año aplicarlo en la Revolución Rusa que se desató entonces. Este fue un poco el embrión de lo que sería después la Tercera Internacional que se va a fundar en 1919, después del triunfo de la Revolución Rusa. Incluso en medio de la guerra civil, cuando se toma el poder, triunfa la revolución socialista en Rusia, Lenin en su concepción internacionalista, dice “es necesario que la revolución continue, se extienda”. Rusia era un país atrasado, pero Lenin no dijo “que bueno que sea un país atrasado”. Que la primera revolución socialista se hiciera en un país capitalista atrasado tenía sus dificultades. Rusia era un país predominantemente agrario y campesino. aunque tenía grandes industrias y un fuerte proletariado.

Entonces Lenin decía que para desarrollar el socialismo necesitaban que se hiciera la revolución fundamentalmente en Alemania por su gran potencia industrial, también en Francia. Y había condiciones ya que. después en 1918, saltó la revolución alemana. Es obvio que la revolución tiene que empezar por un país. Lo decían Lenin y Trotsky, y lo decimos nosotros, No es que el socialismo internacionalista sostiene que la revolución tiene que empezar al mismo tiempo en todos lados. Empieza en un país, pero tiene que continuar, expandirse a otros países, para avanzar. Y ese era el pronóstico y la línea de Lenin y Trotsky.

En Rusia se desata, como ustedes saben, una guerra civil, porque a partir del triunfo de la revolución, catorce países imperialistas apoyados por los “blancos”, los reaccionarios y, los contrarrevolucionarios rusos provocaron una guerra de tres años. Y en medio de esa situación gravísima para la revolución, Lenin y Trotsky convocan a la fundación en 1919 de la Tercera Internacional. Sus cuatro primeros congresos, sus textos y sus resoluciones fueron un compendio de un programa y políticas revolucionarias que siguen vigentes.

Por eso nosotros, para no alargarme más, consideramos en primer lugar, que el legado de Lenin sigue vigente. Porque 100 años después se puede constatar en la vida real que la decadencia del sistema capitalista imperialista, es más agudo que nunca. Acá mismo en Europa, que décadas atrás todavía la clase trabajadora podría tener un mejor nivel de vida, obviamente superior a los otros países del mundo, Latinoamérica o África, ni hablemos de Asia. Eso ya es pasado, muchas veces decimos que Europa se “latinoamericanizó”, hay inflación, la crisis de la inmigración que afecta a los pueblos que emigran a cada país. Es todo un estallido social y humanitario tremendo, sumado la destrucción capitalista ambiental y más que nunca está planteado la necesidad de un cambio revolucionario.

Y segundo, también, se ha confirmado el fracaso de los gobiernos de conciliación de clase y de los gobiernos pseudo izquierdistas que en nombre de un falso socialismo gobiernan contra la clase obrera, contra las mujeres y contra los sectores oprimidos. Como ustedes lo viven en carne propia en Portugal diciendo que viene gobernando el socialismo, el Partido Socialista. Y es casi lo mismo que gobernar un gobierno liberal o en el Estado español, que rotan entre el Partido Socialista Obrero Español, con el mismo nombre de la época de la revolución española, y que después se pasa al Partido Popular de derecha liberal. A veces no se notan ni cuáles son los cambios, más allá del lenguaje, si uno habla de “socialismo” para los días de fiesta y el otro no.

O en Latinoamérica Lula; nosotros en Argentina, el peronismo; el fracaso de Syriza en Grecia; el desastre hecho por Chávez y Maduro en Venezuela; Podemos en el Estado español. Que con sus dobles discursos y mentiras terminan, como estamos viendo, favoreciendo peligrosamente a un resurgimiento de la ultraderecha, porque las masas tienen una confusión. El descrédito de los partidos patronales tradicionales, incluso de la propia democracia burguesa que también comienza a cuestionarse. Ese descrédito es alimentado por estos dirigentes políticos tradicionales de izquierda que hacen gobiernos desastrosos y luego le echan la culpa a la gente, dicen que la gente “no entiende nada”. No, no, la culpa la tienen ellos de que crezca en Portugal, el ultraderechista Ventura. Vox en el estado español. O que, en la Argentina, inéditamente, tengamos un loco facho como Milei. Le Pen en Francia, Meloni en Italia o Trump en los Estados Unidos, son parte de un fenómeno adecuado a la realidad de cada país, pero muestra políticamente esta decadencia también.

Bueno hasta aquí llego para dar lugar a la exposición del compañero Josep Lluis de Alcázar, sobre lo que podríamos llamar la última batalla de Lenin. Por su genialidad y por su habilidad de percibir la realidad en el marco de sus concepciones revolucionarias, empezó a notar el peligroso avance de la burocracia, fundamentalmente en el Partido Comunista que gobernaba en la antigua URSS. Lenin, en sus dos últimos años, que ya estaba muy enfermo, casi no hablaba, empezó a dar su última batalla contra la burocratización, que era encabezada por Stalin.

“Lenin identificaba la posibilidad de continuar con el proceso revolucionario, desplazando a Stalin” – dijo Joseph Lluis de Alcazar

Como decía Miguel Sorans, los dos últimos años de la vida de Lenin son muy importantes, aunque están continuamente interrumpidos por una enfermedad, entre 1922 y 1923, y muere en enero del 24. En el 22, prácticamente tuvo seis meses de alejamiento, ya que no estaba en condiciones de trabajar. Por ejemplo, ni en el congreso del 22, ni en el congreso del 23 del Partido Comunista va a poder intervenir.


Joseph Lluis del Alcázar, dirigente de la UIT-CI y de Lucha Internacionalista del Estado español.

Hay un documento siempre de referencia, que se conoce como su testamento, que lo dictó en marzo de 1923, y hablaremos luego de él. También hay una serie de cartas y algunos artículos importantes para terminar de confirmar cuáles eran esas preocupaciones que le llevan a dar en lo que llamamos “la última gran batalla de Lenin”.

Esa batalla va a tener como dos pilares. Uno que tiene que ver con cómo se estaba tratando la cuestión nacional. Y la segunda, como decía ahora Miguel, en un proceso que el viene advirtiendo de que hay un proceso de burocratización dentro del Partido y el Estado, Y a esos dos temas les va a dedicar sus esfuerzos en los dos últimos años de su vida. Prácticamente a partir marzo del 23 cesa, por la cuestión de la enfermedad todo tipo de escritos, cartas, etcétera.

Nosotros le damos mucha importancia a esos dos temas centrales. La cuestión nacional está también interrelacionada con la cuestión de burocratización, porque casualmente el comisario para la cuestión de las nacionalidades era Stalin, y el secretario del partido era Stalin. Con lo cual, efectivamente este tema iniciaba un enfrentamiento político que acaba llevando a una ruptura completa entre Lenin y Stalin.

El tema se desarrolla en el territorio de donde era originario Stalin, que era Georgia, y hay una política de centralización respecto a esa nacionalidad que lleva a enfrentamientos entre lo que es el comisario político y su enviado especial a Georgia y la dirección del ex Partido Bolchevique, que ya se había cambiado el nombre y era el Partido Comunista. Los dirigentes georgianos se oponen a toda esa política de centralización de Stalin y sus enviados. Entonces Lenin interviene, va subiendo el tono de la intervención, hasta una famosa carta donde directamente contra Stalin, denunciando que “este es un operativo gran ruso” es decir, de opresión rusa sobre el pueblo georgiano. Incluso hubo enfrentamientos físicos entre dirigentes que manda Stalin con los dirigentes georgianos. Lenin denuncia esos hechos y la deslealtad entre dirigentes. Esos métodos, van a llegar hasta extremos con Stalin, que va a imponer temas políticos y eliminar discusiones y diferencias a través de métodos brutales de persecución y eliminación de dirigentes, etc. Estos antecedentes en vida de Lenin contra Stalin tienen su importancia.

Lenin reivindica lo que ha sido la tradición del partido bolchevique y es ese derecho de autodeterminación de las naciones ante la mucho mayor y poderosa Rusia. Justamente el dictador Putin dijo que el problema de Ucrania de hoy viene de aquella manía de Lenin de defender el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Y que eso lo estaba pagando un siglo después él, que tenía que resolverlo a su manera, invadiendo a Ucrania, que según él “siempre fue una parte de Rusia”. Coincide con Stalin negar ese derecho a la autodeterminación nacional, y lo había significado de importancia en la lucha por derrocar al zarismo y el legado de Lenin.

Nosotros seguimos defendiendo y utilizando esos criterios de Lenin a la hora de analizar los conflictos con los que nos identificamos que hay siempre en la lucha de clases. Por lo tanto, estamos con la clase trabajadora y los pueblos, contra la burguesía y la opresión que hay. Estamos con los pueblos oprimidos frente a los opresores. Y a la vez entendemos cuando hay choques inter imperialistas que efectivamente estamos por el derrotismo en los dos campos.

Ese fue un poco el esquema que se dibujó y que permitió abordar tanto la Primera Guerra Mundial como el tema de los conflictos que hubo, hasta la propia solución que va tomando lo que luego sea la Unión Soviética, la URSS, que es la que nosotros reivindicamos como actual y así es como analizamos hoy el tema palestino. Estamos con el pueblo oprimido frente al pueblo opresor. O entendemos así el tema ucraniano, donde efectivamente hay una o un intento de ocupación, un intento de poner a Ucrania bajo el dominio de Rusia. Siguiendo esta rectificación histórica de Lenin, que se le ocurrió dar derechos a los pueblos y que Putin quiere rectificar y volver a poner a Ucrania bajo la bota de la dominación rusa. Eso es independiente de cómo lo hacemos en un caso u otro tomando en cuenta a las direcciones y las relaciones internacionales que pueda tener o no tener. Con las cuales nosotros no tenemos nada que ver. Pero seguimos utilizando el mismo método que entendimos nos legó Lenin y que creemos que hoy continúa siendo lo que nos permite hacer compatible apoyar al levantamiento de pueblos como por ejemplo en Irán frente a los ayatollah. O sea, tener una comprensión que no divide al mundo en dos bloques, sino que lo que hace es analizar al proletariado, o sea la lucha de clases, la lucha de los oprimidos y las tensiones inter imperialistas. Identificar un poco los temas de este tipo.


Última imagen de Lenin con vida.

En ese momento estaba dando, porque siempre se ha dicho que se hizo la revolución y se constituyó la Unión Soviética”. Esto no es así. Hubo una serie de etapas intermedias y una cantidad enorme de acuerdos para ir encajando el crisol de pueblos que había hundido el zarismo. Eso de la unión era lo justo lo que estaban haciendo cuando se da la primera batalla. Es decir, se llega a la Unión en 1922, pero hasta entonces se habían buscado crear una federación. Una unión siempre es más fuerte, y ellos fueron trabajando asociaciones incluso no comunes para cada república soviética que se iba constituyendo. Iban encajando, iban buscando, respetando lo que Lenin decía: “un poco, torcer el bastón en el sentido contrario a la historia”. O sea, sí la historia ha ido empujando los pueblos tras siglos de opresión rusa, hay que intentar volver, ser más pacientes, incluso más. Porque les tenemos que demostrar que efectivamente, lo que no queremos es continuar con ninguna opresión bajo el socialismo.

Entonces todos esos encajes en ese momento, cuando empieza el primer choque, estas últimas batallas de Lenin, estaban forjando lo que era la unión. Lo que luego sería la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Y precisamente era Stalin el que, como antes comentaba, estaba como comisario de las nacionalidades. Y ante ese tema, como se quiere imponer, empezará una primera batalla.

Hay una característica estos dos últimos años, y es que en cartas y luego también lo veremos en el testamento, Lenin busca el apoyo de Trotsky. Le escribe a Trotsky para dar conjuntamente esas batallas. Y eso se va a dar en los dos casos principales, este que he dicho de la lucha por el tema nacional, después con el tema de la burocratización. Y también con otro que puede pasar desapercibido, que fue en noviembre del 22. El Comité Central, en el cual en ese momento no está ni Lenin, porque estaba con la enfermedad, ni Trotsky, se toma una medida que debilita el monopolio del comercio exterior. No me quiero extender en esto Lenin escribe a Trotsky y le dice: hay que inmediatamente volver para atrás esa medida.

Desde diciembre, el propio Stalin y el aparato del partido, elimina la medida de noviembre y queda ahí.

Entonces con el tema nacional directamente, Lenin establece un contacto con la oposición georgiana frente a la política centralista y “gran rusa” de Stalin. Y pide ayuda, no, les dice a los dirigentes georgianos que hay acuerdo. Por tanto, vamos a la batalla conjuntamente en el Congreso. El creía que iba a estar presente en el Congreso, luego por motivo de la enfermedad, esa batalla no la puede dar directamente.

Pero este tema es importante. Expresa la preocupación, no sólo para que no se vuelva a generarse opresión nacional, sino también por el trato interno del partido. Es decir, porque entre las relaciones en el partido y las relaciones que buscamos en una sociedad soviética, no dan espacio a la deslealtad o la falta de reconocimiento, en la relación entre camaradas.

Bueno, es evidente que la historia le daba la razón a Lenin, porque la aceleración del aparato centralizador genera de nuevo la presión sobre nacionalidades que en ese momento habían encontrado por primera vez durante siglos un espacio de construcción propia. Que eso voluntariamente les había llevado para lo que nosotros estamos, justamente la libertad, la mejor garantía para encontrar relaciones de unidad. No hay unidad que sea firme, si no se basa en la libertad. Es el convencimiento que tiene que hacer el internacionalismo. No vamos a imponer un internacionalismo en el que las fronteras van a caer. No, es justamente con la libertad de los pueblos. No hay contradicción, al contrario, esa es la unidad que nosotros buscamos.

De hecho, Trotsky tiene un librito que es sobre la última gran batalla de Lenin. Y él dice que el problema no era el de diferencias políticas sobre el tema nacional. No es que uno dice “esta medida es excesiva”, sino que se enfrentan dos sistemas políticos. El que él reivindica con Lenin, parte de la necesidad histórica y hacia dónde queremos avanzar. El de Stalin parte de la necesidad de un aparato y cómo gestionar mejor, más fácil y según qué necesidades propias genera un aparato para un territorio. Trotsky dice: “no es que tengamos diferencia, es que tenemos dos maneras opuestas ver un mismo problema”.

Entonces a mí me parece que este también no es un detalle, porque efectivamente todo esto indicaba una tendencia de que lo de Stalin era como un “socialismo” equivocado. No, no era otro. No es que fuera un socialismo equivocado en puntos, en cosas, sino que efectivamente genera un sistema, un razonamiento que no tiene nada que ver con el marxismo, que no tiene nada que ver con la tradición leninista.

La segunda parte. Stalin había concentrado en el año 22 tres cargos muy importantes dentro del partido. Hasta 1919 el secretario de organización había sido Sverdlov, y el papel que había jugado había sido muy importante dentro del partido. Tras su muerte, Lenin no había querido su sustitución por una sola persona, sino que se nombran tres miembros en una especie de comisión que funcionara con los temas de organización del partido.

Hasta aquel momento no había secretaría general. Pero hay una serie de intereses internos dentro del partido que hacen que Stalin sea nombrado secretario general en el 22. Y en aquel momento era secretario general, era comisario a las nacionalidades. Y además ocupaba otro cargo que era comisario para la inspección obrera y campesina, que debía ser el instrumento que garantizara que no iba a haber acumulación de poder, de gestión. O sea, tenía que proteger a la gente. La Inspección Obrera y Campesina tenía esa finalidad. No había instrumentos de gestión de fábricas. Y luego había un contrapoder que intentaba efectivamente velar por las condiciones de vida de la gente para que hubiera un encaje, un control. Los tres quedaban en la figura de Stalin.

El comentario de Lenin, el momento en que se nombra, dice “es un cocinero que puede preparar demasiados platos picantes”. Un poco lo que hay que tener es sensibilidad mayor al plato, explica.

De ahí empieza una batalla. Y esa batalla es porque empieza a detectar efectivamente el proceso de burocratización, de alejamiento, de un control que se escapa. O sea que se va gestando como un poder autónomo dentro del partido, dentro del Estado y que efectivamente el camino hacia el socialismo no puede venir por ahí.

En esto tiene también el acuerdo con Trotsky. Sobre cómo damos la batalla para intentar crear contrapoderes, para evitar que esa acumulación de poder acelere un proceso de burocratización. Escribe algún artículo intentado avanzar con propuestas: ampliemos el Comité Central, creemos en el Comité Central una comisión de control con compañeros que no tienen nada que ver con la estructura administrativa para compensar, para evitar, para vigilar. Y ahí el choque con Stalin va creciendo aceleradamente. Al punto de que en ese enfrentamiento frenan o se intentan frenar publicaciones de artículos de Lenin que escribe para Pravda, el periódico del partido. O sea, empieza a actuar todo el aparato para intentar aislar a Lenin. Porque ha emprendido una batalla, que choca directamente el núcleo principal de la dirección, que en aquel momento no solo era Stalin; ahí también estaba todo el buró de la organización. Kamenev creo que estaba dentro en ese momento.

El buró de organización y Stalin empieza una campaña incluso donde se intenta justificar que algunos de los artículos vienen por la influencia personal de Krupskaia, la esposa de Lenin. Que Lenin estaba muy enfermo… Un mal trato de Stalin hacia ella termina con una carta de Lenin con la ruptura concreta de su relación con él. Lenin dice -en uno de los artículos- que no solo es el tema nacional, sino que la inspección ya no actúa como garantía y hay que buscar nuevos recursos para restablecer la confianza de la gente en los soviets, en el régimen soviético y demás. Porque se está deteriorando y eso hay que recuperarla. Y se expresa en el testamento donde directamente él se plantea la necesidad de apartar a Stalin del papel que ocupa. En ese texto va caracterizando a los dirigentes que tiene el partido bolchevique, y particularmente se detiene en Trotsky. Reconoce el hecho de que puede continuar el trabajo y a pesar de que a veces le pesan demasiado las tendencias administrativas a resolver y demás. Que a veces tiene un exceso de confianza en sí mismo, etcétera. Pero hay como una apuesta hacia Trotsky.

Lenin dirige su carta “testamento” al congreso partidario. pero Stalin impide que los delegados accedan a ese texto. La primera lectura se hace es en mayo en una comisión restringida del Congreso. Lenin quería de alguna manera asegurar un punto más abierto que se leyera en el conjunto del Congreso. El aparato del partido lo prohíbe y se hace una lectura restringida para algunos militantes. Y luego ese documento se guarda, no se divulga para nada, para que no debilite la posición de Stalin.


A la izquierda, Lenin hablando en Moscú en 1920 a las tropas que parten a la guerra civil, a su derecha lo acompaña Trotsky. A la derecha, la misma imagen pero con la intervención stalinista, sin Trotsky luego de su expulsión de la Unión Soviética.

En ese momento, cuenta Trotsky, que Radek, otro dirigente del partido, le dijo d “con este testamento ya no van a poder ir por ti” (…) “desde ahora estás avalado por Lenin”. Y Trotsky le contesta: “no, ahora van a ir por mí, sin ninguna objeción”. Y efectivamente, a partir de aquel momento se construye una fuerte campaña contra Trotsky. Se resucitan las diferencias que habían existido en el pasado de Trotsky con Lenin. Se ubica a Stalin el continuador natural de Lenin y Trotsky como el continuador de las diferencias anteriores. Todo para derrotar a Trotsky en su enfrentamiento contra la burocracia.

Naturalmente hay un punto evidente de ruptura con todo esto, que avanza un proceso de burocratización y de control absoluto. Incluso cuando Kamenev y Zinoviev caen en desgracia y pasan a la oposición, ellos explican cómo habían construido la idea del trotskismo como un referente a enfrentar, justamente porque había que compensar lo que Lenin identificaba la posibilidad de continuar con el proceso revolucionario, desplazando a Stalin y apoyándose en cuadros como Trotsky.

Entonces me parece que el tema es importante, porque una parte de la lectura que se hace desde los medios burgueses es la continuidad entre Stalin y Lenin. No fue así. La revolución tuvo un reflujo, ese reflujo sirvió, ese aislamiento, sirvió para que surgiera con fuerza, digamos, la acomodación a esa situación y apoyándose en esa tendencia… Es así como surge un aparato y efectivamente es capaz de construir un socialismo incompleto, de ser una fuerza contrarrevolucionaria en el Estado obrero. Que es un poco a la definición a la que nosotros llegamos.

Los 100 años de Lenin y la defensa del socialismo necesariamente tiene que dar una explicación y una lucha implacable contra todo lo que han sido esos procesos de burocratización, de degeneración que no tienen nada que ver con el socialismo que pregonaban no sólo Marx y Engels, sino Lenin, Trotsky, etcétera. Y que pregonamos nosotros.

En el momento actual, en plena crisis del capitalismo y demás, nosotros continuamos pensando que la solución es el socialismo y al socialismo se llega por una vía revolucionaria. Que somos parte de una internacional como la que defendieron estos dirigentes hace 100 años y que ese es el camino que puede dar una perspectiva y una solución a la crisis del capitalismo y a los sufrimientos de la clase obrera y la humanidad.

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Escribe Prensa UIT-CI

En Gaza disparan contra una multitud reunida para recibir ayuda humanitaria. Los asesinados superan el centenar y hay más de 800 heridos.

El Estado sionista de Israel, de la mano de su gobierno ultraderechista y de su ejército asesino, ha cometido una nueva masacre. Podríamos decir que es una más, en el marco de las sistemáticas matanzas que viene llevando adelante desde la invasión a la Franja de Gaza en octubre pasado. Pero no debemos acostumbrarnos. No podemos normalizar un acto más de este auténtico genocidio. Que sucede el mismo día que la cifra de muertos (léase asesinados) en Gaza superó las 30.000 personas, que podrá ser superior.

En este caso, el ejército sionista disparó contra una multitud de gazatíes que, simplemente, se amontonaban desesperados frente a un sitio de reparto de comida en la calle Al Rashid, en el sureste de la ciudad de Gaza, en el marco de la hambruna provocada deliberadamente por Israel en la Franja. Había llegado a ese sitio un convoy de ayuda humanitaria compuesto por 32 camiones y la multitud hambrienta se acercó para intentar recibir algo. Las tropas sionistas aprovecharon para disparar sobre ellas: a los muertos y heridos, se sumó, sin duda, los provocados por la estampida, varios de ellos aplastados por los propios camiones del convoy. Israel aprovechó esto último para tratar de enmascarar la matanza en una “estampida”, pero los datos son contundentes: miles de víctimas en el hospital Shifa con heridas de metralla, balas y munición. Los asesinados superan el centenar y hay más de 800 heridos.

Cínicamente, el gobierno sionista habló de un “incidente” y argumentó que las muertes se habían producido “en una avalancha”, aunque contradictoriamente admitió al mismo tiempo que “abrió fuego contra un pequeño grupo percibido como amenaza”. El propio comunicado israelí termina reconociendo dos cosas: primero, el estado de hambruna y desastre a que la invasión ha sometido al pueblo palestino en Gaza (2,2 a 2,4 millones de personas en esas condiciones, según datos de la propia ONU). Y segundo, que sí, efectivamente, el ejército sionista disparó contra una simple cola de personas que esperaban alimentos.

Esta masacre se suma a las que cotidiana y sistemáticamente viene llevando adelante el estado sionista y su gobierno de ocupación. Si quedaba alguna duda de que estamos frente a un auténtico régimen de apartheid contra el pueblo palestino, similar al que existió durante décadas en Sudáfrica, ahora el gobierno sionista lleva adelante dentro de ese régimen, e incluso lo dice abiertamente en la boca de varios de sus ministros y del propio Netanyahu, un “vaciamiento” de la Franja de Gaza. En concreto, se trata de destruir lo que hasta ahora era un verdadero ghetto a cielo abierto. Dramáticamente similar a lo que hicieron losnazis cuando liquidaron el Ghetto de Varsovia en abril de 1943.

Frente a este auténtico genocidio y limpieza étnica, las condenas mundiales se multiplican. Desde las tibias protestas de gobiernos imperialistas europeos, pasando por las más enfáticas de otros como el de Brasil o la promoción de la condena ante el Tribunal Internacional de la Haya llevada adelante por Sudáfrica. En el caso de esta masacre en particular, el propio Consejo de Seguridad de la ONU se vio obligado a tratar el caso, en una reunión reclamada por 14 de sus 15 miembros, donde una vez más, como siempre, el simple texto de condena fue vetado por el gobierno yanqui.

Evidentemente con esto no alcanza. Y nada podemos esperar de gobiernos y organismos que, con mayor o menor disimulo, sigue apoyando al Estado de Israel en su histórica política de apartheid contra el pueblo palestino. Lo que crece, y se multiplica, es el repudio de los pueblos del mundo. Con manifestaciones multitudinarias en las principales ciudades del planeta, en los cinco continentes. Un hecho de enorme impacto, hace apenas unos días, fue la inmolación en la puerta de la embajada de Israel en el propio Washington del soldado norteamericano Aaron Bushnell, al grito de “ya no seré cómplice del genocidio”.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores Cuarta Internacional (UIT-CI) repudiamos esta nueva masacre, muestra del genocidio que está llevando adelante el sionismo. Y llamamos a redoblar las expresiones de apoyo y solidaridad con la resistencia palestina. Exigiendo a todos los gobiernos la ruptura de relaciones con Israel. No sólo las diplomáticas, sino todas las que implique intercambios o acuerdos comerciales, de inversiones, militares, deportivas, culturales o de cualquier tipo. ¡Sigamos siendo miles en las calles del mundo repudiando la ocupación y masacre sionista y apoyando la resistencia heroica del pueblo palestino!

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores Cuarta Internacional (UIT-CI)
2 de marzo 2024

Escribe Ilan Pappe* (sinpermiso.info)

El profesor Ilan Pappe, de origen judío, habló en el Día Anual de Conmemoración del Genocidio del IDHC en Londres, Reino Unido, el 21 de enero de 2024, sobre la necesidad de comprender que el genocidio de palestinos que estamos presenciando actualmente, por brutal que sea, es también la desaparición del llamado Estado judío. Tenemos que estar preparados para imaginar un nuevo mundo más allá de él.

La idea de que el sionismo es colonialismo de asentamiento no es nueva. Los académicos palestinos de los años sesenta que trabajaban en Beirut en el Centro de Investigación de la OLP ya comprendieron que a lo que se enfrentaban en Palestina no era un proyecto colonial clásico.  No encuadraban a Israel sólo como una colonia británica o estadounidense, sino que lo consideraban un fenómeno que existía en otras partes del mundo; lo definían como colonialismo de colonos.  Es interesante que durante 20 o 30 años la noción de sionismo como colonialismo de colonos desapareciera del discurso político y académico.  Volvió cuando estudiosos de otras partes del mundo, sobre todo de Sudáfrica, Australia y Norteamérica, coincidieron en que el sionismo es un fenómeno similar al movimiento de los europeos que crearon Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.  Esta idea nos ayuda a comprender mucho mejor la naturaleza del proyecto sionista en Palestina desde finales del siglo XIX hasta hoy, y nos da una idea de lo que podemos esperar en el futuro.

Creo que esta idea concreta de los años 90, que conectaba tan claramente las acciones de los colonos europeos, especialmente en lugares como Norteamérica y Australia, con las acciones de los colonos que llegaron a Palestina a finales del siglo XIX, dilucidó claramente las intenciones de los colonos judíos que colonizaron Palestina y la naturaleza de la resistencia local palestina a esa colonización. Los colonos siguieron la lógica más importante adoptada por los movimientos coloniales de colonos y es que para crear una comunidad colonial de colonos exitosa fuera de Europa hay que eliminar a los nativos del país que se ha colonizado. Esto significa que la resistencia indígena a esta lógica fue una lucha contra la eliminación, y no sólo contra la liberación. Esto es importante cuando se piensa en el funcionamiento de Hamás y otras operaciones de resistencia palestinas desde 1948.

Los propios colonos, como en el caso de muchos de los europeos que llegaron a Norteamérica, Centroamérica o Australia, eran refugiados y víctimas de la persecución. Algunos de ellos eran menos desafortunados y sólo buscaban una vida mejor y mejores oportunidades. Pero la mayoría eran parias en Europa y buscaban crear una Europa en otro lugar, una nueva Europa, en lugar de la Europa que no los quería.  En la mayoría de los casos, eligieron un lugar donde ya vivían otros, los indígenas. Y así, el núcleo más importante entre ellos fue el de sus líderes e ideólogos que proporcionaron justificaciones religiosas y culturales para la colonización de tierras ajenas. A esto se puede añadir la necesidad de apoyarse en un Imperio para iniciar la colonización y mantenerla, aunque en su momento los colonos se rebelaran contra el imperio que les ayudaba y exigieran y lograran la independencia, que en muchos casos obtuvieron y luego renovaron su alianza con el imperio. La relación anglo-sionista que se convirtió en alianza anglo-israelí es un ejemplo de ello.

La idea de que se puede eliminar por la fuerza a la gente de la tierra que uno quiere, es probablemente más comprensible -no justificada- en el contexto de los siglos XVI, XVII y XVIII, porque iba acompañada de un respaldo total al imperialismo y al colonialismo. Se alimentaba de la deshumanización común de los demás pueblos no occidentales, no europeos. Si deshumanizas a la gente puedes eliminarla más fácilmente.  Lo que fue tan singular del sionismo como movimiento colonial de colonos es que apareció en la escena internacional en un momento en el que la gente de todo el mundo había empezado a recapacitar sobre los derechos de eliminar a los pueblos indígenas, de eliminar a los nativos y, por tanto, podemos entender el esfuerzo y la energía invertidos por los sionistas y más tarde por el Estado de Israel en tratar de encubrir el verdadero objetivo de un movimiento colonial de colonos como el sionismo, que era la eliminación de los nativos.

Pero hoy en Gaza están eliminando a la población nativa delante de nuestros ojos, así que ¿cómo es que casi han renunciado a 75 años de intentar ocultar sus políticas eliminatorias?  Para entenderlo tenemos que apreciar la transformación de la naturaleza del sionismo en Palestina a lo largo de los años.

En las primeras fases del proyecto colonialista de colonos sionistas, sus dirigentes llevaban a cabo sus políticas eliminatorias con un auténtico intento de cuadrar el círculo afirmando que era posible construir una democracia y al mismo tiempo eliminar a la población nativa. Existía un fuerte deseo de pertenecer a la comunidad de naciones civilizadas y los dirigentes asumieron, sobre todo después del Holocausto, que las políticas eliminatorias no excluirían a Israel de esa asociación.

Para cuadrar este círculo, los dirigentes insistieron en que sus acciones eliminatorias contra los palestinos eran una «represalia» o «respuesta» contra las acciones palestinas.  Pero muy pronto, cuando estos dirigentes quisieron pasar a acciones de eliminación más sustanciales, abandonaron el falso pretexto de la «represalia» y simplemente dejaron de justificar lo que hacían.

En este sentido, existe una correlación entre la forma en que se desarrolló la limpieza étnica en 1948 y en las operaciones de los israelíes en Gaza hoy en día.   En 1948, los dirigentes se justificaban a sí mismos cada masacre cometida, incluida la infame masacre de Deir Yassine del 9 de abril, como la reacción a una acción palestina: podría haber sido tirar piedras al autobús o atacar un asentamiento judío, pero tenía que presentarse interna y externamente como algo que no surge de la nada, como defensa propia. De hecho, por eso el ejército israelí se llama «Fuerzas de Defensa Israelíes».  Pero como se trata de un proyecto colonial de colonos, no puede confiar todo el tiempo en las «represalias».

Las fuerzas sionistas comenzaron la limpieza étnica durante la Nakba en febrero de 1948, durante un mes todas estas operaciones se presentaron como represalias a la oposición palestina al plan de partición de la ONU de noviembre de 1947. El 10 de marzo de 1948, los dirigentes sionistas dejaron de hablar de represalias y adoptaron un plan maestro para la limpieza étnica de Palestina.  Desde marzo de 1948 hasta finales de 1948, la limpieza étnica de Palestina que condujo a la expulsión de la mitad de la población palestina, a la destrucción de la mitad de sus pueblos y a la desarabización de la mayoría de sus ciudades, se llevó a cabo como parte de un plan maestro sistemático e intencionado de limpieza étnica.

Del mismo modo, tras la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza en junio de 1967, cada vez que Israel quería cambiar fundamentalmente la realidad o emprender una operación de limpieza étnica a gran escala, prescindía de la necesidad de justificación.

Hoy asistimos a un patrón similar. Al principio las acciones se presentaron como represalias a la operación Tufun al-Aqsa, pero ahora se trata de la guerra denominada «espada de guerra», cuyo objetivo es devolver Gaza al control directo de Israel, pero limpiando étnicamente a su población mediante una campaña de genocidio.

La gran pregunta es ¿por qué los políticos, periodistas y académicos de Occidente cayeron en la misma trampa en la que habían caído en 1948? ¿Cómo es posible que todavía hoy se crean la idea de que Israel se está defendiendo en la Franja de Gaza?  ¿Que está reaccionando a las acciones del 7 de octubre?

O tal vez no estén cayendo en la trampa.  Puede que sepan que lo que Israel está haciendo en Gaza es utilizar el 7 de octubre como pretexto.

En cualquier caso, hasta ahora, el hecho de que los israelíes invoquen un pretexto cada vez que agreden a los palestinos ha ayudado al Estado a mantener el escudo de inmunidad que le permitía llevar a cabo sus políticas criminales sin temor a ninguna reacción significativa de la comunidad internacional.  El pretexto ayudó a acentuar la imagen de Israel como parte del mundo democrático y occidental y, por tanto, más allá de cualquier condena y sanción.  Todo este discurso de defensa y represalias es importante para el escudo de inmunidad del que goza Israel por parte de los gobiernos del Norte Global.

Pero al igual que en 1948, también hoy Israel, a medida que se prolonga su operación, prescinde del pretexto, y es entonces cuando incluso a sus mayores apoyos les resulta difícil respaldar sus políticas. La magnitud de la destrucción, las matanzas masivas en Gaza, el genocidio, están a tal nivel que a los israelíes les resulta cada vez más difícil persuadirse incluso a sí mismos de que lo que están haciendo es realmente autodefensa o reacción.  Así pues, es posible que en el futuro cada vez a más gente le resulte difícil aceptar esta explicación israelí del genocidio en Gaza.

Para la mayoría de la gente está claro que lo que hace falta es un contexto y no un pretexto. Histórica e ideológicamente, está muy claro que el 7 de octubre se utiliza como pretexto para completar lo que el movimiento sionista fue incapaz de completar en 1948.

En 1948 el movimiento colonial de colonos del sionismo utilizó un conjunto particular de circunstancias históricas sobre las que he escrito en detalle en mi libro The Ethnic Cleansing of Palestine (La limpieza étnica de Palestina), para expulsar a la mitad de la población de Palestina.  Como ya he mencionado, en el proceso destruyeron la mitad de los pueblos palestinos, demolieron la mayoría de las ciudades palestinas y, sin embargo, la mitad de los palestinos permanecieron dentro de Palestina.  Los palestinos que se convirtieron en refugiados fuera de las fronteras de Palestina continuaron la resistencia de los palestinos y por lo tanto el ideal colonial de los colonos de eliminar al nativo no se cumplió e incrementalmente Israel utilizó todo su poder desde 1948 hasta hoy para continuar con la eliminación del nativo.

La eliminación del nativo desde el principio hasta el final incluye no sólo una operación militar, por la que se ocupa un lugar, se masacra a la gente o se la expulsa.  La eliminación tiene que estar justificada o convertirse en una inercia y la forma de hacerlo es la deshumanización constante de aquellos a los que pretendes eliminar.  No se puede matar masivamente a la gente o genocidar a otro ser humano a menos que se le deshumanice.  Así pues, la deshumanización de los palestinos es un mensaje explícito e implícito que se transmite a los judíos israelíes a través de su sistema educativo, su sistema de socialización en el ejército, los medios de comunicación y el discurso político. Este mensaje debe transmitirse y mantenerse si se quiere completar la eliminación.

Así que estamos asistiendo a un nuevo intento especialmente cruel de completar la eliminación. Sin embargo, no todo es inútil. De hecho, irónicamente, esta particular destrucción inhumana de Gaza expone el fracaso del proyecto colonial de los colonos del sionismo. Esto puede sonar absurdo, porque estoy describiendo un conflicto entre un pequeño movimiento de resistencia, el movimiento de liberación palestino, y un poderoso Estado con una maquinaria militar y una infraestructura ideológica centradas únicamente en la destrucción del pueblo autóctono de Palestina. Este movimiento de liberación no tiene una alianza fuerte detrás de él, mientras que el estado al que se enfrenta, goza de una poderosa alianza detrás de él – desde los Estados Unidos a las corporaciones multinacionales, las empresas de seguridad de la industria militar, los medios de comunicación dominantes y la academia dominante – estamos hablando de algo que casi suena desesperado y deprimente porque tienes esta inmunidad internacional para las políticas de eliminación que comienzan desde las primeras etapas del sionismo hasta hoy.  Parecerá probablemente el peor capítulo del intento israelí de impulsar las políticas de eliminación a un nuevo tipo de nivel en un esfuerzo mucho más concentrado de matar a miles de personas en un corto período de tiempo como nunca se han atrevido a hacer antes.

Entonces, ¿cómo puede ser también un momento de esperanza? En primer lugar, este tipo de entidad política, un Estado, que tiene que mantener la deshumanización de los palestinos para justificar su eliminación es una base muy inestable si miramos hacia un futuro más lejano.

Esta debilidad estructural ya era evidente antes del 7 de octubre y parte de esta debilidad es el hecho de que si se quita el proyecto de eliminación, hay muy poco que una al grupo de personas que se definen a sí mismas como la nación judía en Israel.

Si excluyes la necesidad de luchar y eliminar a los palestinos, te quedas con dos bandos judíos enfrentados, que vimos realmente luchando en las calles de Tel Aviv y Jerusalén hasta el 6 de octubre de 2023.  Enormes manifestaciones entre judíos laicos, aquellos que se describen a sí mismos como judíos laicos -en su mayoría de origen europeo- que creen que es posible crear un estado democrático pluralista mientras se mantiene la ocupación y el apartheid hacia los palestinos dentro de Israel, se enfrentaban a un nuevo tipo de sionismo mesiánico que se desarrolló en los asentamientos judíos de Cisjordania, lo que yo llamé en otro lugar el Estado de Judea, que apareció de repente entre nosotros, creyendo que ahora tienen la forma de crear una especie de teocracia sionista sin ninguna consideración por la democracia, y creyendo que ésta es la única visión para un futuro Estado judío.

No hay nada en común entre estas dos visiones, aparte de una cosa: a ambos campos no les importan los palestinos, ambos campos creen que la supervivencia de Israel depende de la continuación de las políticas de eliminación hacia los palestinos. Esto no se va a sostener.  Esto va a desintegrarse e implosionar desde dentro porque en el siglo XXI no se puede mantener unido un Estado y una sociedad sobre la base de que su sentido compartido de pertenencia es formar parte de un proyecto genocida eliminatorio. Puede funcionar definitivamente para algunos, pero no puede funcionar para todos.

Ya hemos visto indicios de ello antes del 7 de octubre, como israelíes que tienen oportunidades en otras partes del mundo debido a su doble nacionalidad, sus profesiones y sus capacidades financieras, están pensando seriamente en trasladar tanto su dinero como a ellos mismos fuera del Estado de Israel.  Lo que quedará es una sociedad económicamente débil, dirigida por este tipo de fusión de sionismo mesiánico con racismo y políticas eliminatorias hacia los palestinos.  Sí, la balanza de poder al principio estaría del lado de la eliminación, no con las víctimas de la eliminación, pero la balanza de poder no es sólo local, la balanza de poder es regional e internacional, y cuanto más opresivas sean las políticas eliminatorias (y es terrible decirlo pero es cierto) menos se podrán encubrir como «respuesta» o «represalia» y más se verán como una brutal política de genocidio. Por lo tanto, es menos probable que la inmunidad de la que goza Israel hoy continúe en el futuro.

Por lo tanto, realmente creo que en este momento tan oscuro lo que estamos viviendo -y es un momento oscuro porque la eliminación de los palestinos ha pasado a un nuevo nivel- no tiene precedentes. En términos del discurso empleado por Israel, y de la intensidad y el propósito de las políticas eliminatorias, no hubo un periodo así en la historia, esta es una nueva fase de la brutalidad contra los palestinos.  Ni siquiera la Nakba, que fue una catástrofe inimaginable, se puede comparar con lo que estamos viendo ahora y con lo que vamos a ver en los próximos meses. En mi opinión, estamos en los tres primeros meses de un periodo de dos años que será testigo del peor tipo de horrores que Israel puede infligir a los palestinos.

Pero incluso en este oscuro momento debemos comprender que los proyectos coloniales de los colonos que se desintegran siempre utilizan los peores medios para intentar salvar su proyecto.  Así ocurrió en Sudáfrica y en Vietnam del Sur.  No digo esto como un deseo, ni como un activista político: Lo digo como estudioso de Israel y Palestina con toda la confianza de mis cualificaciones académicas. Sobre la base de un sobrio examen profesional, afirmo que estamos asistiendo al final del proyecto sionista, no cabe duda.

Este proyecto histórico ha llegado a su fin y se trata de un final violento: este tipo de proyectos suelen derrumbarse violentamente, por lo que se trata de un momento muy peligroso para las víctimas de este proyecto, y las víctimas son siempre los palestinos junto con los judíos, porque los judíos también son víctimas del sionismo. Por lo tanto, el proceso de colapso no es sólo un momento de esperanza, es también el amanecer que surgirá después de la oscuridad, y es la luz al final del túnel.

Sin embargo, un colapso así produce un vacío. El vacío aparece de repente; es como un muro que se erosiona lentamente por las grietas que se abren en él, pero luego se derrumba en un breve instante. Y hay que estar preparado para esos derrumbes, para la desaparición de un Estado o la desintegración de un proyecto colonial de colonos. Vimos lo que ocurrió en el mundo árabe, cuando el caos del vacío no fue llenado por ningún proyecto constructivo y alternativo; en tal caso el caos continúa.

Una cosa está clara, quien piense en la alternativa al Estado sionista no debe buscar en Europa u Occidente modelos que sustituyan al Estado que se derrumba. Hay modelos mucho mejores que son locales y son legados de los pasados recientes y más lejanos del Mashraq (el Mediterráneo oriental) y del mundo árabe en su conjunto. El largo periodo otomano cuenta con modelos y legados de este tipo que pueden ayudarnos a tomar ideas del pasado para mirar hacia el futuro.

Estos modelos pueden ayudarnos a construir un tipo de sociedad muy diferente que respete las identidades colectivas así como los derechos individuales, y que se construya desde cero como un nuevo tipo de modelo que se beneficie del aprendizaje de los errores de la descolonialización en muchas partes del mundo, incluido el mundo árabe y África. Es de esperar que esto cree un tipo diferente de entidad política que tendría un impacto enorme y positivo en el mundo árabe en su conjunto.

29/9/2024.

*Ilan Pappées Catedrático de Historia, de origen judio, y Director del Centro Europeo de Estudios Palestinos de la Universidad de Exeter. Es autor de numerosos libros, el más reciente de los cuales es The Biggest Prison on Earth: A History of the Israeli Occupation of Palestine (Oneworld, 2015), The Idea of Israel (Verso, 2014) y The Modern Middle East; A Social and Cultural History (Routledge, 2014).

Por Prensa UIT-CI

Apoyemos a la resistencia del pueblo ucraniano. ¡Fuera tropas rusas!

Se cumplen dos años de la invasión rusa de Ucrania iniciada el 24 de febrero de 2022. Putin calculaba que en pocas semanas tomaba la capital Kiev y triunfaba la invasión. Pero se encontró con la heroica resistencia del pueblo ucraniano que hizo retroceder a las tropas de Putin. Ha sido esa resistencia popular-militar la que ha hecho que hayan pasado dos años y que el asesino de Putin no haya podido triunfar.

La situación sigue sin definirse. Tras el fracaso de la contraofensiva ucraniana del verano europeo, Rusia ha pasado al ataque, aprovechando el escaso suministro de armas y municiones a Kiev por parte del imperialismo yanky y europeo. En los últimos días, después de combates encarnizados, ha caído Avdiivka, en el frente Este. Desde principios de 2024 se han intensificado los bombardeos sobre infraestructuras civiles, no sólo en el frente, sino en todo el territorio, siguiendo con la estrategia de desgaste de la población.

La política del imperialismo norteamericano y europeo es evitar un triunfo contundente de Ucrania y también una derrota contundente de Putin y Rusia. Desde un primer momento retacearon la ayuda militar a Ucrania y han intentado de toda forma presionar a Zelensky para que abriera una negociación en la cual cediera parte de su territorio. Esto fue público en el Davos 2022 con lo dicho por el fallecido Henry Kissinger y se manifestó de distintas formas a través de Macron y del Vaticano. Tal es así que al momento de la invasión Biden y Macron le ofrecieron a Zelensky un avión para sacarlo y darle seguridad. O sea, le aconsejaban rendirse. La invasión del imperialismo ruso solo fue detenida por el heroísmo de la resistencia popular-militar ucraniana. El mismo Zelensky denuncia que no reciben el armamento y las municiones prometidas. Recién a fines del 2023, enviaron algunos tanques modernos y Biden se sigue negando, por ejemplo, a dar apoyo de aviación de combate de la cual carece Ucrania. Y es totalmente falso el argumento de que EE.UU. y el imperialismo europeo que no tienen condiciones industriales de producir mayor cantidad de municiones.

Mientras tanto Estados Unidos está dispuesto a salvar a Israel a cualquier precio, porque es un proyecto estratégico para el imperialismo para el control de los recursos en Oriente Próximo, mientras que Ucrania es para Washington una pieza más, moneda de cambio. Demócratas y republicanos están de acuerdo en dar pleno apoyo al Estado genocida de Israel. Se evidencia la doble moral imperialista, que no tiene problema en escandalizarse con los crímenes de guerra rusos (ataques a escuelas, hospitales o a estructuras de la población civil), pero apoya cuando crímenes como éstos o mayores los comete su aliado sionista.

Hace dos años, Ucrania resistió la invasión relámpago que planeaba Rusia con una respuesta popular masiva. Putin justificó la agresión con un discurso colonizador que criticaba a Lenin por el derecho a la autodeterminación de los pueblos y recuperaba a Stalin y al chovinismo gran ruso. El pueblo ucraniano se levantó masivamente contra la invasión.

La situación militar de Ucrania es preocupante y provoca graves tensiones internas. Zelenski ha destituido al comandante jefe del Ejército, Valeri Zaluzhni y al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Sergi Shaptala. A la dificultad del ejército ucraniano de conseguir armamento, por el boicot del imperialismo yanky y europeo, se suma la de reclutamiento. Si al principio no había fusiles por tantas manos disponibles, pero ahora, el sacrificio de tantos jóvenes y militares profesionales fallecidos en el frente o, el fracaso de la contraofensiva, una perspectiva incierta y el desgaste generan resistencias al reclutamiento. Tampoco ayuda a la resistencia las medidas antiobreras que el gobierno de Zelenski ha aplicado y que protegen los intereses de la patronal y la oligarquía, que fueron contestadas por los sindicatos. No son los oligarcas quienes defienden en el frente militar, sino la gente trabajadora. Ni tampoco ayuda el proyecto capitalista de “optimización” de Zelensky, con privatización de los principales servicios públicos como la sanidad y la educación y también de otras importantes empresas.

Es lógico que el gobierno ucraniano busque armamento allá donde pueda, pero Zelenski fía su política de defensa a los imperialistas. Pero la dependencia política de EE.UU., la Unión Europea y el apoyo a los sectores más reaccionarios de la extrema derecha como Netanyahu o Milei, se vuelven contra la lucha del pueblo ucraniano. No son estos aliados quienes liberarán al pueblo ucraniano de las garras de Putin. Para contentar a los poderosos Zelenski se aleja de los pueblos. Y los poderosos en cualquier momento le darán la espalda, si creen que llega el momento de entenderse con Putin o si algún otro conflicto –como Israel y Palestina- es más prioritario para sus intereses.

En Rusia, el asesinato de Navalni amplía la larga lista de muertes del régimen, en un método sistemático de eliminar toda disidencia. La crisis con el grupo de mercenarios Wagner que supuso la eliminación de Yevgeny Prigozhin, es uno más. Putin ha reconstruido un estado represor, siguiendo a los patrones del estalinismo, aunque con un régimen capitalista e imperialista. Pero también existen tensiones internas en el régimen por la oposición de algunos sectores populares, aún minoritarios, como las familias de los soldados. El Kremlin ha impuesto un régimen de detenciones y represión sobre los luchadores y luchadoras que han realizado acciones contra la guerra, en líneas de suministro o puntos de reclutamiento. También ha atacado a intelectuales y voces contrarias a la guerra. Con las fraudulentas elecciones presidenciales de marzo, Putin se aseguró de que nadie pueda alzar la voz y anuló a todos los posibles adversarios electorales. Es la paz cementerios y el miedo. ¿Cuánto tiempo podrá mantener ese control?

¿Qué izquierda puede reivindicar a Putin como progresivo o como contrapeso al imperialismo estadounidense? Putin, lejos de debilitar a la OTAN, le ha dado una nueva vida. De la misma forma que el imperialismo tiene una doble moral según el agresor forme parte de su bloque o no, una parte de la izquierda hace el mismo razonamiento y justifica o calla ante las agresiones de Rusia, Irán o China. Es insultante que justifique la invasión de Rusia -la misma que persigue y asesina a sus opositores- comprando el discurso de los opresores. Como antes hicieron justificando el régimen de Bashar al Asad, el dictador sirio que con la ayuda de Rusia e Irán aplastó a su pueblo. El movimiento Mujer Vida Libertad contra el régimen de los ayatolás en Irán también se ha quedado sin el apoyo de esta mal llamada izquierda que lee el mundo en una terrible lógica de campos enfrentados.

Defendemos a los y las trabajadores y los pueblos ante la opresión y las agresiones militares, venga de donde venga y contra todo imperialismo, sea de los EEUU y la OTAN o como de Rusia o China. Estamos con los pueblos oprimidos contra los opresores. Estamos con los pueblos que se sublevan contra los regímenes reaccionarios. Por eso estamos con Palestina, con los pueblos y las mujeres de Irán contra el régimen, o el pueblo que se sublevó contra el régimen criminal de Siria. Por eso hoy estamos con el pueblo ucraniano que se niega a quedar bajo la bota del imperialismo ruso.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores, Cuarta Internacional (UIT-CI), hemos trabajado con la izquierda antiautoritaria ucraniana y hemos hecho ya cuatro convoyes de ayuda a los sindicatos independientes del metal, minería, ferroviarios, docentes que están en la primera línea del frente en Krivyi Rih, Dobropillya, Zaporíjia, Korosten y Mikolaiv. Llamamos a los pueblos del mundo y a las luchadoras y luchadores antiimperialistas y de izquierda a seguir solidarizándose con la resistencia popular-militar ucraniana sin dar apoyo político al gobierno de Zelensky, diciendo No a la OTAN y reclamando el desmantelamiento del armamento nuclear de la OTAN y Rusia.

Todo el apoyo a la resistencia popular-militar ucraniana. Fuera Putin y las tropas rusas de Ucrania. No a la OTAN

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores, Cuarta Internacional (UIT-CI)

23 de febrero de 2024

Escribe Guido Poletti

El presidente Milei debutó en viajes internacionales oficiales visitando al Estado Sionista de Israel. Ahí ratificó su intención de trasladar la embajada argentina a Jerusalén en un acto de provocación contra el pueblo palestino. Milei se abrazó con el carnicero Netanyahu y ratificó su completo alineamiento con Israel.

La presencia del presidente argentino en Israel no se limitó a declaraciones diplomáticas. Avanzó en varios negocios con transnacionales del estado sionista, con la entrada al saqueo del litio argentino de la empresa israelí XtraLit. También avanzó con la start-up eToro y otras firmas tecnológicas y la empresa de aguas Mekorot. En muchos de estos acuerdos está la mano del empresario argentino y gran lobbysta del sionismo Eduardo Elsztain, dueño de IRSA y de llegada cotidiana a Milei, al extremo de que colocará a uno de sus gerentes en el ente que administrará los bienes del estado sujetos a privatización.

Milei se siente cómodo con el ultraderechista Netanyahu. Como lo estará en su próxima visita a Estados Unidos para participar en la Conferencia de la Acción Política Conservadora (CPAC) donde compartirá tribuna con Donald Trump, Eduardo Bolsonaro (hijo del ex presidente golpista brasilero), el represor salvadoreño Bukele y el español líder de Vox, Sebastián Abascal.

Repudiamos la visita de Milei al estado sionista, su abrazo con Netanyahu, su planteo de traslado de la embajada a Jerusalén y sus negociados con las empresas israelíes para asociarlas al saqueo de nuestras riquezas. Y sostenemos nuestro más pleno apoyo al pueblo palestino exigiendo que nuestro país rompa relaciones con el Estado sionista de Israel.


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