Partimos de explicar por qué era necesario que los estudiantes tomemos partido por el paro. Por un lado, más del 60% de los estudiantes somos también asalariados, en gran medida precarizados, y nos encontramos también en este momento discutiendo nuestro salario frente a la inflación. A su vez, los docentes universitarios, enrolados en la Conadu Histórica a nivel nacional, se encuentran en medio de un plan de lucha por la reapertura de su paritaria. Situación que se enmarca en el congelamiento del presupuesto universitario que implica un ajuste brutal hacia toda la UBA. Si a eso le sumamos los reclamos de cada facultad, quedaba claro que sobraban elementos para expresar nuestro descontento parando el 10.

Pero además de eso, nuestra pelea es no sólo para que los estudiantes peleemos por nuestras propias reivindicaciones, sino también para avanzar en poner en pie un movimiento estudiantil que salga de las cuatro paredes de cada facultad para empezar a crecer como un sujeto político que intervenga en la realidad política nacional junto a los trabajadores. Se trata de retomar las tradiciones del Rosariazo y el Cordobazo, para ser parte de la unidad en la lucha que tire abajo el plan de ajuste que impulsa el gobierno, y dé pasos hacia las transformaciones de fondo que los sectores populares necesitamos

A diferencia del último paro y marchas a Plaza de Mayo convocadas en 2012, esta vez nos encontrábamos en mejores condiciones para dar este debate tras la recuperación por las fuerzas del Frente de Izquierda de los cuatro centros de estudiantes que dirigía La Mella/Marea Popular (Sociales, Exactas, Psicología, Filosofía y Letras). Este sector impulsó en la UBA una política que abonó a la desmovilización y permitió el avance político del kirchnerismo en estas facultades. Y esta vez, por su adaptación a la política de la CTA Micheli, se abstuvo de participar en los cortes centrales organizados el día del paro.

En las facultades fue necesario ir a un debate directo con los militantes K que en los cursos intentaron instalar que “le hacíamos el juego a Moyano y Barrionuevo”. Allí explicamos los motivos por los cuales nos sumábamos al paro, y a su vez explicamos que nuestra propuesta era sumarnos a las acciones que planificó el sindicalismo combativo. Explicamos por qué eran importantes los cortes de Panamericana y Puente Pueyrredón para garantizar la contundencia del paro. Teníamos que estar codo a codo con los laburantes y no mirarlo por la tele. Además, era ahí donde iba a exigirse con fuerza que el paro continúe en un plan de lucha hasta derrotar el ajuste.

En las asambleas se avanzó con esta política marcando un cambio respecto de la intervención del movimiento estudiantil en el paro de 2012 donde no jugó ningún rol. Esta vez, los centros de Exactas y Arquitectura arrancaron el 10 cortando Avenida Lugones y luego se sumaron a un corte organizado por la FUBA en Plaza Houssay, el centro de Ingeniería y otros. Los centros de Sociales, Filosofía y Letras y Psicología se movilizaron con cientos de compañeros a los cortes del Puente Pueyrredón y Panamericana. A esas medidas también se sumaron los compañeros de la Universidad de Quilmes y General Sarmiento. Por iniciativa de nuestra juventud los compañeros de Luján cortaron la Ruta 5. En La Plata la FULP cortó la bajada de la autopista Buenos Aires-La Plata. Y en Córdoba los estudiantes se sumaron al corte del Puente Centenario.

Se trató de un gran primer paso para este 2014 de lucha contra el ajuste, y una enorme experiencia para una gran cantidad de estudiantes que por primera vez ponían el cuerpo para bancar la unidad obreroestudiantil en un paro nacional. Es para profundizar esta perspectiva de lucha que marcó el paro del 10 de abril que nos proponemos trabajar en el Congreso de la FUBA que se realizará del 23 al 26 de abril.