El desalojo se hizo por pedido expreso de la petrolera yanki Apache con el visto bueno del gobierno de Neuquén del MPN. “Eran piedras contra topadoras”, explicaron los acusados. La petrolera ya había contaminado sus tierras ancestrales y ahora pretendía quedárselas por la fuerza.
Es un gran triunfo contra la criminalización de la protesta y por expulsar a las petroleras extranjeras de nuestro país. Y que las tierras que ocupan y contaminan sean otorgadas a sus legítimos dueños, los pueblos originarios.