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La reforma de la secundaria Quieren golpear el derecho a la educación

ReformaEscribe Laura Marrone Legisladora porteña y candidata a diputada nacional Izquierda Socialista • Frente de Izquierda Ciudad de Buenos Aires

Detrás del título “Secundaria del Futuro” rodeado de fantasías publicitarias, con un estilo de gobierno artero, sin documentos normativos claros, se pretendió vender a nuestros estudiantes y docentes una reforma que esconde un ataque estructural a la escuela media. Su primer capítulo se está librando en Ciudad de Buenos Aires, pero pretende ser nacional y constituye un golpe al derecho a la educación, no solo media, sino también superior.


Inscripta en el Plan Maestro, un proyecto de ley nacional que se presentó en el Congreso en marzo, la Secundaria del Futuro apunta a destruir los aspectos democráticos que tiene nuestra escuela secundaria y adecuar, más que nunca, nuestro sistema educativo a las nuevas necesidades del mundo empresarial. Efectivamente nuestra escuela media, producto de las luchas de estudiantes y docentes de los últimos 35 años, conquistó, a la caída de la dictadura militar, un régimen por el cual desde cualquier orientación técnica, artística o pedagógica, se podía seguir estudios superiores o universitarios. Esta reforma apunta a modelos al estilo alemán, donde la secundaria tiene vías duales por las cuales algunas abren la puerta a estudios superiores y otras condicionan el futuro de los jóvenes desde su salida de la escuela primaria, marcando una trayectoria escolar que culmina sin nuevas oportunidades a los 16 años.
Efectivamente la “Secundaria del Futuro” empieza por la escuela primaria que, mediante un informe de ésta sobre el egreso de cada estudiante, direcciona su entrada a la escuela secundaria: trayectoria escolar, vínculos escolares, vínculos escuela-familia serían algunos de sus componentes. Este verdadero “prontuario” a los 12 años, sujeto a la arbitrariedad de quien juzgue esos indicadores, condiciona la mirada de la nueva institución. Pero, lo que no se dice aún es que el modelo alemán, al que muchos funcionarios PRO empiezan a aludir, refiere a una determinación por parte de la escuela primaria de a qué tipo de escuela secundaria ese niño o niña pueden asistir. Es decir, si irán a una escuela con salida laboral directa o podrán seguir estudios superiores.
A su vez, la escuela secundaria estaría poniendo el foco en la formación de destrezas y habilidades en lugar de los conocimientos. Por eso, proponen que la dirección del hecho pedagógico se desplace del docente al “facilitador” o “tutor”, figura cuya incumbencia de títulos no se especifica. Este dispondría del 70% del tiempo escolar del estudiante, administraría las plataformas digitales y la “ gamificación” (viene de “game” en inglés, uso de videojuegos con fines educativos) que habría comprado el Ministerio de Educación, y coordinaría una vez al mes con el o la docente, quien tendría solo el 30% del tiempo restante, diluido en áreas de trabajo, no disciplinas, para “introducir” los temas nuevos. Esta división rígida de los tiempos educativos supone desconocer el trabajo docente que, con desigualdades, incluye el uso de tecnologías. Y fundamentalmente, conduce a la degradación del conocimiento en la escuela para centrar la formación en el uso de técnicas aplicadas.
La fundamentación de esta orientación es que vivimos cambios tecnológicos rápidos y hay que actualizar la escuela. Por ello, entraría también la propuesta de las pasantías en 5° año. Esto es llanamente una mentira. Para un mundo con tecnologías cambiantes, lo que se requiere es que el tiempo escolar brinde formación general y específica teórica, conceptual, que permita al estudiante una rápida adaptación a las nuevas tecnologías y no el entrenamiento en el uso de una técnica aplicada que perece rápidamente. Mienten porque lo que están haciendo es simplemente reducir el tiempo escolar a cuatro años, tal como ocurre en Alemania y otros países, para una parte de los estudiantes, mientras otros, los llamados a ser la nueva elite de la sociedad, se formarán en escuelas medias con salida a la universidad y estudios terciarios.
Nuestro sistema educativo actual es producto del cruce entre los planes que los gobiernos quisieron imponernos y las luchas de docentes y estudiantes que defendieron aspectos democráticos del mismo. La lucha iniciada por estudiantes y docentes en la Ciudad de Buenos Aires muestra que es posible seguir defendiendo la educación pública.

En agosto el FIT propuso anular la reforma

El 29 de agosto nuestra legisladora Laura Marrone, de Izquierda Socialista/FIT, presentó un proyecto para que la Legislatura porteña anule la reforma “Secundaria del Futuro” por inconstitucional, improvisada, devaluatorio de contenidos, desconocimiento del vínculo pedagógico, ataque al trabajo docente con pérdida de horas y reemplazo por plataformas digitales prediseñadas, problemas edilicios y de infraestructura, desestimación de la asistencia a clase, destrucción del 5º año, eliminación de la evaluación con asignatura por un paquete de créditos, controlar la trayectoria del alumno desde la primaria resultando estigmatizante y violatorio de los derechos a la privacidad de su persona y generar una reforma educativa a partir de evaluaciones externas estandarizadas provenientes de organismos internacionales que desconocen la realidad de las escuelas. El proyecto del FIT fue rechazado por la Legislatura.