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Macri-FIFA y el submundo de los negociados

Escribe Claudio Funes

Macri fue designado sorpresivamente al frente de la Fundación FIFA. Entre los postulados de dicha ONG se destacan “el sano desarrollo de la juventud en un sentido educativo a través del fútbol” y la promoción de “un cambio social virtuoso gracias a los valores deportivos”. Una máscara para esconder a una organización envuelta en distintos escándalos de corrupción internacional.

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, para justificar su nombramiento manifestó: “A través de su experiencia como líder de una gran nación conoce el rol central que tiene la educación para el futuro de nuestras sociedades”. Esto solo lo puede decir alguien que cobra 1,3 millones de dólares por mes y es parte de los grandes negociados.

Las palabras de elogio a Macri están cargadas de hipocresía. Producto de sus políticas, la mitad de los niños y jóvenes de nuestro país viven en la pobreza. El mismo que prometió “pobreza cero”.
Con este plan la Federación Internacional de Fútbol Amateur espera un aumento del 15% en sus ingresos, calculando que alcanzarán la friolera de 6.500 millones de dólares entre 2019 y 2022. ¡Fútbol Amateur! La FIFA es una red de corrupción internacional.

Macri posee antecedentes de negociados en el fútbol, un ejemplo es el escándalo por el pase de Carlos Tévez al Corinthians en 2005, cuando era el mandamás de Boca. En aquel momento, para despegarse, declaraba que los intermediarios argentinos que actuaron en la operación, Gustavo Arribas y Fernando Hidalgo, “vinieron con un agente inglés representando a MSI y Corinthians”. Hablaba como si no los conociera. Durante el gobierno de Cambiemos, su amigo Arribas estuvo al frente de la AFI (Administración Federal de Inteligencia). Esta conducta de dar excusas infantiles la repitió recientemente, cuando desde Villa La Angostura se manifestó respecto al brutal endeudamiento externo que él produjo: “Yo les decía a mis funcionarios, cuidado, nos vamos a ir a la mierda y ellos me decían, tranquilo”.
Macri es una expresión más, ruin y cobarde, de los distintos partidos patronales que nos vienen gobernando.