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¿Cómo enfrentar al coronavirus?

Publicado en El Socialista N° 452
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Editorial

El coronavirus impacta en el mundo y en el país. La pandemia se suma a una crisis capitalista que desde 2007 impacta con tremendos ajustes y ahora está teniendo un nuevo pico. Caen las bolsas, el petróleo, el valor de la soja. ¿Por qué la tienen que pagar los pueblos del mundo? ¡Que la crisis la paguen los capitalistas, los bancos y multinacionales, no los trabajadores!

Donald Trump señaló que el coronavirus no era un problema comparado con los 37.000 estadounidenses que se mueren por año por la gripe. Ahora dijo que habrá recesión en el corazón del imperialismo. El primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, afirmó que cuantas más personas se contagien mejor (el 60%), para crear inmunidad cuando el virus se propague más. “Muchos vamos a perder en las próximas semanas a nuestros seres queridos”, agregó, repudiado por científicos y médicos. Y el FMI reclama una salida “coordinada mundial”, mientras Italia sangra ante el pico de muertes por el desastre de los hospitales públicos, llevados a ese estado por los distintos gobiernos tras recortarles 37.000 millones de euros en diez años. El Fondo Monetario no se refiere, por supuesto, a meter plata en los hospitales. Ese organismo usurero quiere un salvataje multimillonario para los bancos y multinacionales igual que se hizo en crisis pasadas. Recientemente ante la crisis en el Estado Español aconsejó flexibilizar las relaciones laborales para compensar las pérdidas de las empresas, rebajar las indemnizaciones por despido y recortar “el déficit persistente del sistema de pensiones”.

Ante este desastre provocado por los gobiernos capitalistas las consignas centrales que deben unificar a los trabajadores, a las mujeres, a la juventud y a los sectores populares son: ¡Plata para los hospitales y la emergencia para combatir el coronavirus, no para las deudas externas y el FMI!

La respuesta obrera y la solidaridad de jóvenes y vecinos no se hacen esperar. Huelgas de trabajadores, solidaridad popular en los barrios y cacerolazos, son algunas de las manifestaciones del pueblo italiano contra su gobierno. El diario Il Manifesto informa en su edición del viernes 13: “El mundo obrero ha vuelto a hablar con rabia contra la decisión del gobierno de no detener la producción en las fábricas que se ha materializado cuando se abrieron las puertas: huelgas espontáneas, asambleas, el cese temporal de la producción”. Hubo huelgas en Milán, Mantua, Brescia, Terni, Marghera, Génova y en grandes empresas como Electrolux, Iveco, Tenaris, Beretta y el Grupo Arcelor Mittal, entre otras.

“No son huelgas por el salario sino por la dignidad, porque los obreros de la industria quieren ser tratados como los demás trabajadores. Demandan parar la producción para ´higienizar, asegurar y reorganizar los lugares de trabajo´”. Los obreros del metal de la fábrica Bitron Cormano cerca de Milán, declararon: “En febrero pedimos guantes, máscaras y antisépticos y no hicieron nada, por eso fuimos a la huelga”. Los trabajadores de la fábrica recuperada Rimaflow (Milán) dicen que “para contener realmente la epidemia, ninguna persona debe verse obligada a ir a trabajar, todos deben tener acceso a un ingreso de cuarentena y la posibilidad de recibir servicios, tratamientos y necesidades básicas en el hogar”.

En Nápoles los vecinos realizaron cacerolazos en sus balcones, lo mismo en Madrid y otras capitales para reivindicar y apoyar los reclamos de los trabajadores hospitalarios que salvan vidas a pesar de la precariedad en la que trabajan. Y repudian que se use la pandemia para fortalecer a “policías y militares para vigilarnos cada vez de forma más sofisticada, como en China”.

Las nuevas penurias se ven también en Argentina. El gobierno de Alberto Fernández pasó de decir que lo había sorprendido que el virus “llegara tan rápido” a suspender las clases y vuelos, entre otras medidas, mientras se profundiza la recesión. En enero hubo una pérdida de 42.000 empleos registrados y en General Motors la burocracia pactó suspensiones durante todo el año con rebaja salarial.

Todo indica que en el invierno el virus se va a extender más. El gobierno miente cuando dice que Argentina está preparada. ¿Es cierto que los hospitales públicos están preparados para la pandemia? ¡Pero si hace años que están colapsados culpa del recorte de sus presupuestos por parte de todos los gobiernos! Hay falta de personal, médicos y enfermeros con salarios de pobreza y precarizados, servicios cerrados, turnos con demora de meses, entre un largo etcétera. De los once científicos del Malbrán que trabajan en el tema coronavirus ocho son precarizados. Y sigue la lista. Y si se suspendieron las clases es porque muchas no tienen agua, alcohol, repelente y graves problemas de infraestructura.
El gobierno destinó 20 millones de dólares para la emergencia mientras se apresta a renegociar 150.000 millones de dólares de una deuda usurera. Ya había rebajado retenciones e impuestos a petroleras, mineras y bancos al mismo tiempo que podaba las jubilaciones. Esto no puede ser. Por eso acá también se protesta.

Hubo paros docentes en varias provincias al inicio de clases. Muchos trabajadores de los hospitales reclaman insumos y presupuesto. En Tucumán hay tres días de paro en Salud. A fin del año pasado hubo una pueblada en Mendoza frenando una ley que habilita la megaminería. Y si no hay más reclamos es por la complicidad de la CGT y los burócratas sindicales que apoyan al gobierno en vez de encabezarlos.

Ante el agravamiento de la crisis postulamos medidas de fondo. Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda exigimos desde lo básico (alcohol en gel, repelentes, lavandina) y planteamos como centro que el gobierno deje de pagar ya la deuda externa y vuelque todos los fondos disponibles para combatir el coronavirus y los efectos de la crisis. Reclamamos plata para la emergencia sanitaria y los hospitales, no para la deuda externa. El gobierno tiene como prioridad renegociar una deuda usurera. ¡Ninguna renegociación, plata ya para combatir los males sociales! Llamamos a los trabajadores y al pueblo a reclamar y a exigir respuestas urgentes, denunciando el rol cómplice de las conducciones sindicales. Algo muy necesario para que esta vez la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores.