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¿Qué es el Socialismo? Segunda Parte

Publicado en El Socialista N° 461
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En la edición digital de El Socialista del 6 de mayo publicamos extractos de la intervención de nuestra compañera Mercedes Petit definiendo de manera coloquial nuestra concepción del socialismo. En esta nueva entrega queremos compartir a nuestros lectores algunos de los intercambios que tuvieron lugar en esa charla virtual a partir de las preguntas de los participantes.

–¿Cómo se evita que una revolución no vuelva a burocratizarse, como pasó en la URSS?

Primero, tenemos que decir que “a seguro se lo llevaron preso”. Nosotros somos los campeones de defender la democracia obrera. Estamos convencidos de algo que viene de los estatutos de la Primera Internacional: “La liberación de los trabajadores tiene que ser obra de los trabajadores mismos”. Desgraciadamente es solo el trotskismo, que es una fuerza sin duda minoritaria a nivel mundial, quien ha sido consecuente con la defensa de la democracia obrera. Incluso Trotsky perdió la vida en la pelea por la construcción de una internacional consecuente con estos principios de Marx y Lenin. 

Los rusos lo llamaron soviet, asamblea de delegados diríamos en castellano. Movilización, democracia obrera y una dirección que se ponga al frente de esas luchas. Una dirección que no busque –como ocurrió en ese primer estado obrero con Stalin– privilegios y beneficios para los funcionarios y sectores privilegiados de los trabajadores. 

Dependerá de la lucha de clases que una revolución triunfante no se burocratice y retroceda. En toda lucha nadie tiene asegurado el triunfo, pero hay que tirarse a la pileta. Es como si disputáramos en un sindicato, en medio de un conflicto, de una huelga, y logramos ganar, no vamos a decir “no asumamos a ver si nos burocratizamos”. Hay que dar la pelea, tratar de ganar y seguir adelante, construyendo una dirección que defienda esos principios.

–¿Cómo enfrentamos las y los socialistas al patriarcado?

Como todo, en primer lugar, movilizándonos de forma unitaria, sin sectarismo. Las mujeres, todas somos oprimidas, incluso las propias mujeres de las clases altas. Tenemos un problema que nos atañe a todas, que es la opresión del patriarcado, que es beneficios para el varón en detrimento de las mujeres. Y todo agravado por las condiciones de explotación del capitalismo. 

En esa pelea los socialistas nos plantamos con toda fuerza diciendo “esta lucha solo se va a terminar de resolver cuando terminemos con el capitalismo”. Porque es el capitalismo el que sostiene al patriarcado para fortalecer sus ganancias. Entonces no se puede terminar con el patriarcado como un tema aislado, por sí solo. Por eso decimos que “el capitalismo y el patriarcado caigan juntos”. Pero peleamos con toda la fuerza junto a aquellas mujeres que se movilizan junto a nosotras que no creen eso. Dentro del movimiento de lucha feminista respetamos todas las posiciones y decimos “nosotros somos el ala feminista, socialista revolucionaria”. 

Luchamos por la liberación de las mujeres y los hombres explotados por el capitalismo. Y hoy en día le decimos a los trabajadores varones “rompan ustedes con los privilegios del patriarcado, solidarícense con nuestra lucha”. No para encabezarla, no para sustituirla. Yo, por ejemplo, soy blanca y puedo ayudar y apoyar la lucha de los negros. Entonces, las mujeres al frente en la lucha contra el patriarcado, y todos los socialistas, sin importar el género, apoyamos este movimiento desde esta perspectiva revolucionaria.

Tenemos que saber, por otro lado, que el machismo y los vicios del patriarcado no se van a poder abolir por decreto al día siguiente que tomemos el poder y tomemos las medidas socialistas. Las mujeres, además de apoyar al gobierno obrero y socialista, y movilizarnos por la expropiación y la planificación, vamos a tener todo un período de pelea por una reacomodación cultural, social, y de todo tipo, que deberá ser abordada en el futuro. 

Pero lo que sí podemos decir es que de inmediato el gobierno obrero va a poner en marcha las medidas que bajo el capitalismo no hayamos podido conquistar: el derecho al aborto, el divorcio sencillo y gratuito, la igualdad salarial, el castigo a toda forma de violencia de género con las mujeres y las disidencias sexuales y empezar a garantizar licencias, guarderías… De la mano de esas medidas, que deberán ser inmediatas por parte del nuevo gobierno, se abrirá camino a la revolución cultural que permitirá liberar a las mujeres del patriarcado y a toda la humanidad de las lacras de la sociedad de clases y la explotación.

–¿Cómo se crea la conciencia de clase en este mundo capitalista?

Me van a decir que soy monotemática y reiterativa, pero se construye luchando y peleando por poner en pie la alternativa revolucionaria, el partido revolucionario que se proponga llevar a la clase obrera a gobernar, en este país y en el mundo. Es la pelea por cambiar la conciencia y dejar de creer en la unidad entre patrones y obreros, dejar de creer en la mentira de que la propiedad estatal y la planificación fue lo que llevó al fracaso a la URSS, dejar de creer que el capitalismo es todopoderoso. 

Es una pelea por cambiar creencias que cada uno tiene en su cabeza. ¿Pero ese cambio en qué se concreta? Por ejemplo, un católico lo resuelve yendo a la iglesia, poniendo platita en el diezmo, etcétera. Un socialista revolucionario da la pelea por ese cambio con las luchas y la construcción del partido. Ganando militantes para la perspectiva de que la clase obrera puede gobernar y que para hacerlo tiene que tener su dirección obrera y revolucionaria al frente. 

Es muy difícil poder superar la imagen que tienen millones del socialismo por culpa del estalinismo y las distintas versiones reformistas. Pero les digo que yo que el desprestigio de los PC, y su derrota en el tercio del mundo que llegaron a dominar, lo pongo en “el haber” positivo de la lucha de los trabajadores por su liberación. Fue muy importante sacarse de encima ese aparato contrarrevolucionario. 

Para que se den una idea, cuando yo empecé a militar casi no existía el nombre de Trotsky, y el estalinismo era poderosísimo. La expresión “el partido” estaba ligada al PC. Los pocos trotskistas nos dedicábamos a develar que habían existido las purgas en la URSS, que los trabajadores de Hungría se habían levantado y les habían mandado los tanques rusos y que a Trotsky lo había matado Stalin. Los estalinistas decían que “el trotskismo es una fuerza de derecha, agente de la CIA, etcétera”, y tenían el mal gusto de llamar “Trotsky” a sus perros.

–¿Cómo vamos a poder superar esa imagen del socialismo que tienen millones por culpa de estos aparatos? 

Con una revolución obrera triunfante en algún país. A los millones no les podemos dar una charla virtual, un curso, editar diez libros, etcétera. Los millones que viven y luchan se van a convencer por la vía de los hechos, con una revolución triunfante, cuando vean una dirección consecuente. En gran medida, lo que pasó en Rusia, que quedó aislada, pero pudo ganar la guerra civil porque obtuvo el apoyo de los trabajadores de los países imperialistas que la invadieron. No había internet, todo era distinto, pero la Revolución Rusa impactó al mundo. Ahí sí se conquistó la cabeza de millones. 

No vamos a superar ante millones en el mundo esa imagen que tienen del socialismo con cursos de historia (que igual son muy importantes y los damos), sino a través de dos carriles: llevando las luchas al triunfo y al calor de esas luchas ir construyendo las direcciones y los partidos alternativos. Solo con el gobierno obrero vamos a tener acceso a los medios masivos, no para dar cursos de estalinismo –ni nos vamos a acordar–, sino para decir: “Obreros del mundo, como gobierno socialista hemos tomado estas medidas y nos comprometemos a ayudarlos en esto, esto y esto”. Esa va a ser la gran palanca para revertir el desastre que hicieron la burocracia soviética, la socialdemocracia y las direcciones reformistas más recientes, como Chávez y Maduro. En Venezuela el desprestigio del socialismo lo instalaron estos gobiernos. Un trabajador nos va a decir “cómo voy a ser socialista si acá el socialismo nos mata de hambre”. No es fácil, no solo fue el estalinismo, ese desprestigio continuó.  

No es fácil, pero es lo que hay que hacer. Por eso construimos Izquierda Socialista y la UIT-CI, para construir esa conciencia de clase que hace falta para terminar con la opresión y la explotación de este mundo capitalista.