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Lobos con piel de cordero: ultrarricos piden a sus gobiernos pagar más impuestos

Escribe Adolfo Santos

Hace poco más de una semana una noticia llamó la atención. Un grupo de ochenta y tres multimillonarios de los Estados Unidos, Alemania, Holanda, Dinamarca, Reino Unido y Canadá habrían solicitado, a través de una carta pública, que sus gobiernos les cobren más impuestos.

Divulgada en grandes medios como El País, The Guardian, o Clarín y Página 12 en la Argentina, la publicación de los ochenta y tres ricachones pide “una subida inmediata, sustancial y permanente de impuestos” a sus grandes fortunas para luchar contra la pandemia de coronavirus y paliar la crisis económica que sobrevendrá.

No se puede descartar que los dueños de grandes fortunas, frente a la gravísima crisis económica, estén dispuestos a ceder algo de sus grandes patrimonios. Saben que continuar expulsando a millones de familias a una situación de pobreza extrema mediante una creciente desocupación y bajísimos salarios solo va a aumentar las convulsiones sociales que ya existen, lo que coloca en peligro a sus propios patrimonios. Más aún cuando la pandemia ha acelerado todos los índices de la crisis y no se vislumbran soluciones a los graves problemas sociales.

Los autores de la carta dicen: “No estamos conduciendo las ambulancias que llevan a los enfermos a los hospitales. Ni reabasteciendo los estantes de los supermercados, ni haciendo delivery puerta a puerta”, en referencia a las actividades esenciales. “Pero sí tenemos dinero, mucho dinero”. Está claro, esas inmensas fortunas no son fruto del trabajo y del esfuerzo, sino de la explotación de millones de trabajadores que ganan salarios miserables. Además se consolidaron sobre la base de la evasión fiscal. Karen Seal Stewart, inversora inmobiliaria e integrante del selecto Club de los 200 Millonarios Patrióticos, del cual son parte los firmantes de la carta, reconoce: “Casi todos los que tienen una cantidad significativa de riqueza en Estados Unidos se han beneficiado del trato preferencial que nuestro código tributario le da a los ricos” (News Mundo 14/7). Una política incentivada aún más por la reforma impositiva del reaccionario Donald Trump.

Esto es insuficiente

Aunque llegara a concretarse legalmente, este impuesto es insuficiente para resolver la grave crisis capitalista. En los Estados Unidos hay alrededor de doce millones de millonarios y apenas doscientos estarían dispuestos a aportar una pequeña parte. Como dice Stephen Prince, también del Club de los 200, después de pagar ese impuesto extra “… todavía tendré dos aviones”. Otro de los firmantes de la carta es el usurero internacional Morris Pearl, ex director gerente de BlackRock, uno de los fondos buitres detentores de los bonos de la deuda externa argentina, cuyo pago va a impedir cualquier posibilidad de crecimiento de nuestro país.

Son lobos con piel de cordero. Posan de solidarios mientras aplican duras medidas contra sus propios trabajadores. Es el caso de la heredera de Disney, Abigail Disney, una de las supuestas firmantes de la carta, que acaba de despedir a 100.000 trabajadores de sus parques de diversiones, 70.000 pertenecen a Walt Disney World Resort de Orlando, que pasarán a recibir del programa de desempleo del estado de Florida, uno de los más bajos del país, solo 275 dólares semanales durante doce semanas. Los otros 30.000 son del parque que la compañía posee en California. Con esas medidas, según informó The Financial Times, WD “ahorrará” 500 millones de dólares mensuales en salarios.

Por eso decimos que son apenas paliativos que intentan frenar el avance de las protestas contra el capitalismo, un sistema incapaz de resolver los mínimos problemas sociales. Son sectores empresariales que buscan lavarse la cara ante el odio creciente de los trabajadores, mientras aplican ajustes brutales como Disney o saquean países, como los usureros de BlackRock. Gran parte de esas medidas que están proponiendo no les cuestan nada porque son a cuenta de la eximición de impuestos o parte de las ganancias obtenidas por el aumento de la productividad, la flexibilización laboral y los diversos ajustes que realizan contra los trabajadores.

No hay capitalismo bueno o humano

Los capitalistas no pretenden disminuir la brecha social entre ricos y pobres reviendo sus planes de ajuste, en todo caso quieren controlarla por miedo a los estallidos sociales. Es una reacción por el temor a las rebeliones que se producen en todo el mundo cuestionando los planes capitalistas. No estamos en contra de aumentar o aplicar nuevos impuestos a las grandes fortunas. Lo hemos propuesto como medida de emergencia para resolver los problemas creados por la pandemia, pero es apenas un paliativo. El FIT-Unidad presentó un proyecto en ese sentido donde propone gravar en 10% a las grandes fortunas. Una medida mínima, que los diputados se negaron a discutir, y el gobierno de Alberto Fernández no ha tenido el coraje de implementar.

No hay salida a la crisis con este sistema en descomposición. El capitalismo no va más. Es lo que demuestran las rebeliones alrededor del mundo contra sus planes, que producen cada vez mayor desigualdad, donde una minoría se enrique a costa de la explotación y la pobreza de miles de millones de trabajadores. Esa crisis brutal no se soluciona con las “dádivas” de un puñado de millonarios. Para resolver la desigualdad social, el hambre, la pobreza y la destrucción del medio ambiente es necesario continuar luchando hasta derrotar el capitalismo. Solo un gobierno socialista que represente los verdaderos intereses de trabajadoras y trabajadores será capaz de superar esta profunda crisis.