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Los trabajadores luchan: la burocracia cegetista brilla por su ausencia

Publicado en El Socialista N° 470
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Escribe Adolfo Santos

El papel de los dirigentes de la CGT en medio de la pandemia y la brutal crisis económica es deplorable. La semana pasada denunciamos la reunión con la cúpula de los grandes empresarios, donde no hicieron un solo reclamo en favor de los trabajadores y acabaron avalando las reivindicaciones patronales de reducción impositiva. Es una vergüenza que quienes deberían representar a los trabajadores acaben sumando sus voces para defender los intereses patronales.

Esta semana, en un documento firmado por Héctor Daer y Carlos Acuña, la CGT respaldó la propuesta del gobierno argentino presentada a los buitres de la deuda. “Es importante alcanzar consenso para evitar el default, que relegaría otra vez las posibilidades nacionales de crecimiento, de generación de empleo y de desarrollo productivo”, dice el documento. ¡Mienten! Nunca en la historia el pago de la deuda, hecho por cualquier gobierno, sirvió al crecimiento, a la generación de empleo y al desarrollo productivo.

Alejados de los trabajadores, los burócratas colocan los aparatos sindicales al servicio de la usura internacional. “No queremos un default ni un acuerdo que signifique un castigo para el futuro del pueblo”, dicen. Saben que no hay forma de pagar la deuda sin un duro sacrificio de la población trabajadora. Los compromisos del gobierno están sustentados sobre la base de la reducción de la inversión pública. Serán disminuidos los presupuestos de salud, educación, vivienda y obras públicas, lo que significa más deterioro de las condiciones sociales. 

No tienen la menor vergüenza de juntarse con la Asociación de Bancos, el ex ministro de Finanzas Luis Caputo y Domingo Cavallo, que también ponderaron la propuesta de pago. Diferente de lo que dicen los burócratas sindicales en su documento, no se trata de “un acto de sensatez” ni de “una solución sustentable para que el país pueda desarrollarse”. Lo único sensato sería suspender de inmediato los pagos de una deuda fraudulenta, ilegal e impagable. Cuanto más se paga más se debe, por eso no existe ninguna posibilidad de desarrollo mientras se continúe cediendo al chantaje de los usureros internacionales.

Otra demostración de lo que representan estas direcciones burocráticas la dio Héctor Daer. El Sindicato de Camioneros bloqueó los ingresos de diferentes centros de distribución de la empresa Mercado Libre en reclamo de mejores condiciones laborales y salariales para sus trabajadores que, hasta ahora, pertenecen al gremio de Cargas y Descargas. No vamos a entrar en el mérito de esa pelea entre direcciones burocráticas, no confiamos en ninguna, pero llamó la atención que Daer saliera presuroso a condenar el bloqueo a la empresa. “Bajo ningún punto de vista el pleito se puede solucionar con un bloqueo”, dijo. La preocupación no era con la flexibilización laboral que sufren los trabajadores de Mercado Libre, con sus bajísimos salarios y escasos beneficios, sino posicionarse contra la medida de fuerza. La empresa del multimillonario Marcos Galperín ha tenido ganancias exorbitantes durante la pandemia. En el primer trimestre del año tuvo una ganancia bruta de 312.8 millones de dólares y su facturación continúa creciendo. Se le podría exigir un excelente convenio, algo que los burócratas de la CGT se niegan a hacer.

Superar la burocracia con el sindicalismo combativo

Ahora preparan nuevas mesas de negociación entre la UIA y la CGT para analizar formas de flexibilización laboral con el pretexto de mantener la fuente de trabajo. De espaldas a los trabajadores, como cuando acordaron la rebaja de 25% de los salarios y el congelamiento de las paritarias, continúan en una tregua insustentable mientras se aplican medidas de ajuste, se cierran empresas, se despide trabajadores o se abren programas de despidos voluntarios, como en YPF, y la inflación no se detiene. En última instancia, la burocracia sindical acaba siendo vocera de los empresarios y del propio gobierno, al que le están dando un apoyo incondicional.

Mientras tanto, los trabajadores no se han quedado de brazos cruzados. A pesar de las limitaciones que impone la cuarentena, que generan dificultades para la movilización, los conflictos se suceden a lo largo y ancho del país. Mineros, docentes, aeronáuticos, ceramistas, trabajadores de la alimentación, estatales, municipales y, especialmente, los trabajadores de la salud, han salido a reclamar por sus derechos demostrando un descontento y una insatisfacción que se va generalizando.

En esas luchas la burocracia cegetista brilla por su ausencia. Ese espacio está siendo llenado por nuevos activistas independientes y el sindicalismo combativo, que se ha puesto a disposición en cada conflicto para llevar solidaridad y procurar la coordinación de las luchas en curso. Todavía es una alternativa incipiente que se viene desarrollando, sin embargo ha recibido un amplio reconocimiento de los que luchan. Ante la traición de la vieja burocracia sindical, importantes sectores comienzan a ver la necesidad de construir una nueva dirección combativa, democrática y que esté al servicio de sus luchas contra la patronal y el gobierno. Sin dudas, el Plenario del Sindicalismo Combativo tiene todas las condiciones y se postula como esa alternativa.