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La conferencia internacional del FIT Unidad y la crisis capitalista mundial

Escribe Miguel Lamas

Esta conferencia internacional de Latinoamérica y Estados Unidos se produce en un contexto mundial extraordinario por la pandemia del Covid-19, la crisis económica inédita del capitalismo y un proceso de movilización de masas que continúa y que ahora se desató en los Estados Unidos con la rebelión antirracista.

El coronavirus ha puesto en evidencia el significado del capitalismo y sus efectos destructivos sobre la humanidad y la naturaleza. Mostró, por ejemplo, la catástrofe de los sistemas de salud pública estatales, privatizados a escala mundial. También la absoluta imprevisión capitalista ante una crisis humanitaria de esta magnitud, pese al hecho de que estudios científicos, entre ellos los de doscientos cincuenta investigadores encargado por la ONU, habían previsto la gran probabilidad de enfermedades infecciosas masivas.

El extremo más claro es Estados Unidos, que carece de una salud estatal importante. Trump negó el peligro de la pandemia y hoy es el país más afectado.

Por eso hablamos de dos pandemias, la del coronavirus y la social, con centenares de millones de nuevos desempleados, rebajas salariales y el crecimiento del hambre de miles de millones en el mundo.

Por otra parte, el coronavirus es también consecuencia de la destrucción ambiental, comenzando por su origen en China, conducida por la dictadura capitalista del Partido Comunista.

La peor crisis capitalista de la historia

Está en curso una crisis económica aguda capitalista, detonada por la pandemia, la más importante de la historia, superior al crac de 1929 y a la crisis de 2007/2008. Como toda crisis capitalista es una disputa de los grandes capitalistas del mundo por mantener o aumentar sus ganancias, que extraen tanto de lo que producen las trabajadoras y trabajadores (la plusvalía, como se denomina en términos marxistas) y del saqueo cada vez más irrefrenable de la naturaleza, con destrucción de ríos y contaminación masiva de tierras y mares y el calentamiento global.

El FMI calcula un crecimiento negativo mundial cercano a 10 por ciento. Pero no todos pierden ese 10 por ciento. Por el contrario, casi todos los capitalistas más ricos del mundo están aumentando sus ganancias. Mientras tanto, las mayorías trabajadoras, productoras de la riqueza, pierden mucho más. Millones pierden la mitad o el 80% de sus ingresos, sus empleos y/o viviendas y hasta el alimento básico familiar. El propio FMI anuncia la posibilidad de que se sumen cuatrocientos millones de desocupados.

Se retoman las movilizaciones

En estos meses se han reiniciado las acciones del movimiento de masas luego de una coyuntura de impasse respecto de la oleada revolucionaria que se vivió durante todo 2019. Hubo movilizaciones de trabajadores de la salud en gran parte de los países del mundo, huelgas en la industria automotriz y acerías, movilizaciones de masas en Líbano, Palestina y ahora recomienzan en Chile.

El punto más alto de esta nueva ola de movilizaciones ha sido la rebelión antirracista en los Estados Unidos contra Trump, a partir del crimen del afroamericano George Floyd, igual o superior a lo que fueron las manifestaciones contra la guerra de Vietnam en las décadas de los ’60/’70. Además, tuvo una repercusión internacional con movilizaciones masivas. Fue un impacto muy grande que también debilitó al gobierno derechista de Donald Trump.

La urgencia de unir a los revolucionarios

A medida que se retoman las movilizaciones populares, junto con la crisis económica y las peleas entre distintas fracciones patronales, se sigue profundizando la crisis política de los gobiernos y regímenes políticos capitalistas a los que las masas ven como responsables del desastre.

Aunque con la pandemia aumentaron las medidas represivas, la reacción del movimiento de masas las comienza a enfrentar. Lo ocurrido en los Estados Unidos se convierte en un ejemplo mundial.  

Prácticamente, todas las nuevas y viejas corrientes reformistas están en crisis. En primer lugar, las gobernantes. Desde Podemos, en  el Estado español, hasta López Obrador, que se abrazó con Trump y que tiene además una política similar tratando de negar la gravedad de la pandemia. Y en todos los casos, incluyendo al peronismo argentino, colocándose al servicio de salvar las ganancias del gran capital a costa del pueblo.

Al mismo tiempo, está surgiendo una vanguardia de millones que enfrentan a los gobiernos y regímenes capitalistas. En primer lugar, en los Estados Unidos. Pero también a nivel internacional, una vanguardia en la clase trabajadora, en salud y servicios, o en las industrias, a raíz de la crisis por cierres y despidos, o en el movimiento de mujeres y los movimientos juveniles ambientalistas.

En esta situación, desde Izquierda Socialista y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) consideramos que es urgente dar pasos concretos para construir las organizaciones socialistas revolucionarias y unir a los revolucionarios, en la perspectiva de terminar con los gobiernos capitalistas e imponer gobiernos del pueblo trabajador. Y, en lo inmediato, impulsando unitariamente las luchas obreras y populares para que la actual crisis no la paguen los trabajadores, sino los capitalistas.