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Inflación / Nuestra salida

Publicado en El Socialista N° 528
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Aumento salarial de emergencia. Que nadie gane menos que el valor de la canasta familiar, calculado por los trabajadores de ATE Indec en 136.104 pesos. Reapertura de todas las paritarias, sin techo y con paritarios elegidos en asambleas. Aumento de emergencia de todas las jubilaciones, para que la mínima alcance la canasta de la Tercera Edad (75.000 pesos). Aplicación inmediata del 82% móvil.

Indexación de salarios y jubilaciones, de acuerdo al incremento del costo de vida.

Eliminación del IVA a todos los productos de la canasta familiar. Abolición del impuesto al salario (descuentos por impuesto a las “ganancias” a las y los trabajadores).

Fijación de precios máximos a todos los productos de la canasta familiar. Control estricto de dichos precios, con aplicación inmediata y ejecutiva de la Ley de Abastecimiento, que autoriza a multar, clausurar e incluso expropiar a quien viole dichos precios, realice acaparamiento, mercado negro o cualquier otra actividad especulativa. Aplicación de las sanciones tanto a las empresas monopólicas productoras de esos bienes como a las grandes cadenas de hiper y supermercados que avalen aumentos de precios no autorizados.

Suspensión inmediata de todos los tarifazos de servicios públicos privatizados comprometidos con el FMI. La salida no pasa ni por los tarifazos ni por seguir subsidiando a esas empresas, sino por la reestatización de las mismas bajo gestión de sus trabajadores y usuarios, para brindar servicios de calidad, con tarifas sociales para quién la necesite.

Ante los aumentos internacionales y la volatilidad de las cotizaciones del petróleo y el gas, tenemos que recuperar nuestra soberanía en esos recursos estratégicos y acabar con el saqueo. Hay que reestatizar todo el complejo petrolero, conformando una YPF 100% estatal que monopolice todo el negocio del sector, desde la exploración, pasando por la extracción, el refinado y la comercialización en estaciones de servicio, donde se venda el combustible a precios relacionados con los costos locales y no con los valores de la especulación internacional.
Hay que reestatizar todo el negocio gasífero, volviendo a una Gas del Estado que tome todas las etapas (exploración, extracción, transporte -construcción de gasoductos- y distribución domiciliaria) gestionada por sus propios trabajadores y usuarios.

Terminar con los aumentos de las materias primas de los alimentos con la excusa de la suba de precios internacionales (harina, maíz, aceites). Para realmente “desacoplar” los precios de los alimentos vendidos en el país de sus cotizaciones internacionales hay que terminar con los negocios de los grandes monopolios exportadores, nacionalizando el comercio exterior y recreando las juntas de granos y carnes que fijen precios sostén para el pequeño productor y máximos para los grupos exportadores.

Basta de especulación con el dólar y la bicicleta financiera, que finalmente se termina trasladando a los precios. Hay que nacionalizar la banca, para que el ahorro de los trabajadores retorne en créditos para la vivienda y el consumo popular.