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Nicaragua / Una caravana internacional de lucha y resistencia


Escribe Pablo Almeida, legislador electo por Izquierda Socialista/FIT Unidad

San José de Costa Rica no es un lugar muy concurrido un viernes a las 2:30 AM. A esa hora arribamos con el compañero Carlos de Panamá a la Plaza de la Democracia el pasado 8 de julio. De a poco la Avenida Segunda se fue llenando de jóvenes en vela luego de pintar sus banderas contra la dictadura de Ortega y Murillo. Se sumaron las madres de Abril, los excarcelados y los distintos grupos de exiliados hasta llegar a más de un centenar. Una veintena de periodistas, los miembros de la Comisión Internacional y un nutrido grupo de costarricenses convocados por el PRT completaron las delegaciones que iban a emprender el viaje hacia la frontera.

Son casi siete horas de viaje para completar los más de 300 km atravesando gran parte de Costa Rica entre caminos de montaña y paisajes selváticos. Ya casi a mediodía llegamos a la ciudad de la Cruz. Allí nos esperaban las y los campesinos exiliados encabezados por doña Chica, con quienes realizamos un breve acto antes de que la Comisión emprendiera los últimos 16 km hasta el puesto fronterizo.
Ya en la frontera, la policía migratoria de Costa Rica transmitió que Nicaragua les había asegurado que si traspasábamos las fronteras nuestra integridad corría peligro. Hecho confirmado por decenas de civiles que constataron un descomunal despliegue militar para recibir a solo nueve miembros de la comisión. Después de agotar todas las gestiones diplomáticas a nuestro alcance confirmamos que la dictadura de Ortega era capaz de cualquier cosa con tal de que no saliéramos de Costa Rica.

Luego de discutir con los colectivos de nicaragüenses en el exilio decidimos emprender la vuelta con la convicción que nuestra acción había tenido una inmensa trascendencia y había servido para desenmascarar frente al mundo a la dictadura y mostrarles a quienes resisten contra ella que no están solos.