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Massa: superministro del ajuste y el FMI

Publicado en El Socialista N° 541
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“Superministro”. “Refundación del gobierno”. “Nueva etapa”. “Relanzamiento del Frente de Todos”. “Ahora sí a redistribuir el ingreso con justicia social”. Con estas frases se está recibiendo la asunción de Sergio Massa como ministro.

Es tal la crisis política del gobierno peronista del Frente de Todos que el ex titular de la Cámara de Diputados lo promocionan como el Ave Fénix (el mito que resurgió de las cenizas) cuando venía acumulando una de las peores imágenes negativas entre los políticos patronales argentinos.

El gobierno venía en caída libre. Los propios gobernadores le habían dicho a Alberto Fernández “así no duramos ni quince días”. De ese diagnóstico se pasó a “un optimismo generalizado de todos los que estamos en este espacio”, según dijo un referente del Frente de Todos. Es que después de semanas de un total desconcierto del gobierno, ahora aprovechan a Massa para intentar tomar un poco de oxígeno luego de menos de un mes que duró la desconocida Batakis generando un tembladeral con sus anuncios de un mayor ajuste. Batakis fue renunciada al bajar del avión que la traía de la visita con la titular del FMI para rendir cuentas. Se tuvo que apelar al plan que se había barajado al renunciar Guzmán pero que no se aceptó porque Sergio Massa “pretendía mucho poder” decían, pidiendo varios ministerios. Poder que se lo otorgaron ahora ante el riesgo de una mayor agudización de la crisis, aunque sea desproporcionado para su sector, que era el tercero en discordia después de Alberto y Cristina, La Cámpora y el peronismo kirchnerista.

En realidad, después de toda esta bruma, la sensación que queda es la que dijo otro referente oficialista: “Es la única bala que nos queda”. Algunos no saben si es de plata o de cobre.
 
El recambio cuenta con el beneplácito de los mercados (bancos y usureros internacionales), grandes patronales, el establishment económico y el FMI. Alberto Fernández presentó a Massa ante el staff del Fondo Monetario diciendo “fue mi escudero a la hora de reunir el apoyo político en el Congreso para aprobar el acuerdo con el FMI”. Los especuladores le regalaron una mejora acotada en los indicadores de mercado (valor del dólar, los bonos de la deuda, el riesgo país). Lo llaman un “veranito”, no para el pueblo trabajador por supuesto. Massa y sus laderos son confiables para ellos.

Lo que hay que agregar es que Massa tiene el beneplácito de Cristina Fernández quien se sacó una foto para graficar su apoyo. “Una foto contundente” dijo un funcionario, conformándose con tan poco. Máximo Kirchner y Wado De Pedro se abrazaron a Massa en la despedida de la Cámara de Diputados. El senador Oscar Parrilli, mano derecha de Cristina, dijo “hay que acompañarlo”. El diputado nacional y titular de la CTA kirchnerista Hugo Yasky hasta llegó a decir que Massa “es un político de pura raza que tiene relación con la realidad de los sectores humildes, algo que no tenía Guzmán”. El nuevo superministro recibió también el apoyo de los gobernadores e intendentes del conurbano. Todo esto muestra que se le acaba el jueguito de Cristina de hacer sus discursos despegándose del gobierno en vistas a quedar bien parada para las elecciones del año que viene.
 
Se pinta a Massa como el que viene a solucionar los graves problemas del país. Pero las medidas anunciadas muestran lo contrario (ver página 3). La “mayor espalda” que se le endilga está direccionada para avanzar en un mayor ajuste, salvar las ganancias de grandes capitalistas y bancos, y de cumplir con las metas del FMI.

La “fábrica de dólares” de la que habla nos es otra cosa que seguir incentivando las ganancias de las petroleras, mineras y el agronegocio con enormes incentivos, exenciones impositivas, incluso retenciones cero como se le acaba de dar por ley a las automotrices extranjeras.

Los problemas acuciantes del pueblo trabajador pasan por otro lado. Ya van casi tres años de gobierno peronista y lo que crece es el hambre, la pobreza y los miserables salarios y jubilaciones. Y a la CGT no se le ocurrió mejor idea que sacar un comunicado para reivindicar al “compañero Massa”.

Julio terminará con una inflación cercana al 8%, otro verdadero impuestazo contra el pueblo trabajador. Y en el arranque de agosto aumentaron los boletos en colectivos, trenes y subte, las expensas, medicina prepaga y tantos otros productos de consumo masivo. Esto no se compensa con ninguna medida insuficiente como el bono por única vez de 11.000 pesos que se les otorgó a los que perciben el Potenciar Trabajo o los 1.600 pesos que le “ajustaron” a las y los jubilados, que representa el valor de un kilo y medio de carne.  

Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad llamamos, en primer lugar, a seguir apoyando las luchas obreras y populares. Denunciando a la CGT y a la CTA por el nuevo apoyo que redoblaron con el gobierno, llamando a los trabajadores a exigirles que rompan ese pacto y convoquen a un paro general  y a un plan de lucha nacional.

Segundo, postulamos un plan económico obrero y popular para combatir de raíz el hambre, la pobreza y la desigualdad social. Plan económico cuya primera medida tiene que ser la suspensión inmediata de los pagos de la deuda externa y la ruptura con el FMI, para volcar esos recursos en aumentar salarios, jubilaciones, para dar trabajo genuino, además de nacionalizar la banca y el comercio exterior y reestatizar las privatizadas, entre otras medidas de fondo. Impulsando el espacio de coordinación de Parque Lezama que levanta esas medidas (ver página 5).

Tercero y para batallar por una salida de fondo, vamos a seguir fortaleciendo al Frente de Izquierda Unidad como la única alternativa política de los trabajadores y de la unidad de la izquierda. El peronismo en el gobierno es más ajuste y dependencia, lo mismo pasó antes con el macrismo y todos los gobiernos anteriores. Solo un gobierno de las y los trabajadores con una Argentina Socialista terminará con los males capitalistas y construirá una sociedad distinta sin pobreza, sometimiento y dependencia.