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Venezuela: Balance y perspectivas
El derrotado fue el gobierno
Triunfaron el pueblo, los trabajadores y el proceso revolucionario
Impulsar una “tercera opción”
construyendo un Partido de los Trabajadores
El
proceso revolucionario sigue vivo. No ha sido derrotado.
No se puede confundir el proceso revolucionario genuino, de masas, que
desde 1989 recorre las calles y campos del país, con el
gobierno. Si bien hoy Chávez es el líder de este
proceso,
el derrotado es su gobierno, y la propuesta de reforma constitucional,
y no el proceso revolucionario que sigue vivo, tal como se evidencia de
la disposición del pueblo y los trabajadores a seguir
organizándose y luchando por sus reivindicaciones
inmediatas,
así como movilizándose para profundizar el
proceso
revolucionario al verdadero socialismo, sin patronos,
burócratas
ni corruptos. Gracias a esa disposición de lucha, al elevado
nivel político y antiimperialista del pueblo y los
trabajadores,
estos se percataron que la reforma significaba un retroceso en el
ámbito de las libertades democráticas, que no
profundizaba el proceso revolucionario al socialismo y que no
traía ningún beneficio social o
económico
concreto. El pueblo y los trabajadores tuvieron el instinto para
derrotar una reforma absolutamente retrógrada, lo cual habla
a
favor de la madurez política de nuestro pueblo.
El
pasado 2 de diciembre en el referéndum sobre la reforma
constitucional se produjo una derrota para el gobierno del presidente
Chávez. Y no pírrica o una
“mierda”
como temeraria y de forma soez dijo el Presidente recientemente. En un
proceso electoral siempre hay un vencedor y un derrotado, y en este
caso, sin ninguna duda, el derrotado fue el gobierno, por
más
que se quiera minimizar ese hecho. En los últimos
días de
campaña, el presidente Chávez le
imprimió al
referéndum un carácter plebiscitario, arriesgando
buena
parte de su capital político, en el que ganaba o
perdía
su figura de líder del proceso. Y
perdió. Pero no
es sólo una derrota de la burocracia, de los alcaldes o
gobernadores que se hicieron los locos y no hicieron
campaña,
mucho menos es una derrota del pueblo chavista que honestamente milita
en el PSUV, en los Consejos Comunales y demás organizaciones
populares, y a quienes el Presidente groseramente acaba de llamar
“flojos”, “cobardes” y
“revolucionarios
de pacotilla”, en rigor es una derrota de todo el gobierno
que
encabeza el propio presidente Chávez, de la
cúpula
burocrática que dirige al PSUV, pero fundamentalmente de la
política de colaboración de clases del gobierno,
concretada en el intento de elevar a rango constitucional las empresas
mixtas con las transnacionales, que se contemplaba en la reforma, lo
cual fue derrotado por los trabajadores y el pueblo.
La derrota del SI es un triunfo
de los trabajadores y el pueblo.
Pero así como hay un derrotado, también hay un
vencedor.
La derecha anda haciendo fiesta y atribuyéndose un triunfo
que
no le pertenece, ya que mantuvieron casi su misma votación,
y
apenas obtuvieron unos 200.000 votos más que en las
elecciones
presidenciales de diciembre del 2006. Anda propagando que el pueblo
votó contra el socialismo. Por su parte, el presidente
Chávez ha descargado la responsabilidad de su derrota en el
pueblo, diciendo que no está maduro para el socialismo.
¿Cómo es eso que el mismo pueblo que lo
rescató el
12 y 13 de abril, enfrentando a los golpistas, no está
maduro
para el socialismo? El mismo pueblo que a riesgo de su integridad
física luchó a brazo partido para derrotar el
paro-sabotaje petrolero.
El
pueblo triunfó en su afán de derrotar una reforma
constitucional que restringía importantes libertades
democráticas conquistadas con su lucha y sacrificio;
derrotó una reforma que no nos lleva a ningún
socialismo,
ni del XX ni del siglo XXI, más allá de la
retórica del Presidente; el pueblo derrotó una
reforma
que no contemplaba ningún beneficio concreto.
Es
tan claro que es un triunfo de los trabajadores que hoy es posible
plantear una recomposición del movimiento sindical,
impulsando
su unificación y refundación
democrática desde las
bases. E incluso, se abre como nunca la posibilidad de desarrollar una
“tercera opción” política
construyendo un
partido de los trabajadores, independiente del gobierno y enfrentado a
la derecha recompuesta con la intervención de los
estudiantes, y
gracias a la política de colaboración de clases
del
gobierno, que ha permitido su relativa recuperación
económica y política.
Los trabajadores y el pueblo
venezolanos quieren avanzar al socialismo, sin patronos,
burócratas ni corruptos.
El pueblo y los trabajadores venezolanos han dado muestras, una y otra
vez, de su disposición a seguir movilizándose
para
profundizar este proceso revolucionario. El pueblo está
ávido de ejercer directamente el poder, sin intermediarios,
sin
burócratas ni corruptos. Quiere ser el protagonista de su
propio
destino Lo intentó primero con los Consejos Locales de
Planificación Pública, que terminaron siendo
controlados
por gobernadores y alcaldes; lo sigue intentando hoy a
través de
los Consejos Comunales que lamentablemente están presos de
burocratismo y de falta de autonomía frente al Estado y el
gobierno. Ha luchado por profundizar las libertades
democráticas
y por plena soberanía frente al imperialismo. Ha crecido en
organización y en conciencia política, y quiere
ver
resueltas todas las carencias sociales y económicas que
todavía le aquejan. Lucha cotidianamente en defensa del
derecho
a la contratación colectiva, por mejores salarios, por
salud,
por vivienda y educación. Y eso es estar maduro para
construir
el socialismo, el único sistema donde podrán
comenzar a
satisfacerse todas sus necesidades y reivindicaciones, por largo tiempo
postergadas.
El
2 de diciembre los trabajadores y el pueblo derrotaron una propuesta de
reforma que recortaba significativas libertades democráticas
conquistadas con su esfuerzo y sacrificio. Una reforma que atentaba
contra la autonomía de los sindicatos, los cuales iban a
quedar
subordinados a los consejos de trabajadores, que no surgían
como
una propuesta genuina y democrática de las bases obreras
sino
como una imposición burocrática impulsada desde
las
alturas del poder; que restringía su
participación,
aumentando el porcentaje de electores para activar referendos; en la
que se concedían privilegios especiales a los diputados,
confiriéndole además al Presidente poderes
especiales
para nombrar a dedo vicepresidentes, colocándolos por encima
de
los funcionarios elegidos por voto popular, entre otras prerrogativas.
El pueblo y los trabajadores intuyeron que la reforma propuesta por el
Presidente restringía importantes conquistas
democráticas. El pueblo, que efectivamente está
maduro
para el socialismo, percibió que en la reforma no se
proponía ningún beneficio social o
económico,
comprendió a cabalidad que la reforma no nos llevaba al
socialismo, ni era un mecanismo para obtener más poder para
las
comunidades y los trabajadores.
“Con demandas
insatisfechas, no hay voto seguro”,
así dijo en una ocasión
nuestro camarada
Orlando Chirino, y hoy, tras los resultados del referendo, esa frase
adquiere plena vigencia. Efectivamente, con millones de venezolanos sin
viviendas, con las Misiones que han llegado a un techo,
después
de ser una conquista formidable del pueblo; entrampadas en el
burocratismo, la corrupción, el trabajo precario que existe
en
ellas, sin sindicatos, con contratos temporales, sin estabilidad ni
beneficios socioeconómicos; con desabastecimiento de
productos
fundamentales de la dieta del venezolano; con largas colas en Mercal
para comprar leche; con la inflación más alta del
continente, con bajos salarios, en un país donde el 57% de
los
trabajadores formales sólo ganan salario mínimo y
un 73%
de los hogares percibe ingresos inferiores a la canasta familiar. La
derrota del SI evidencia el malestar existente entre la
población. El pueblo comienza a cansarse del doble discurso
que
habla de “socialismo del siglo XXI”, mientras la
inflación avanza, desaparecen los productos de los
supermercados
y el gobierno llega a acuerdos con Cisneros o con Mendoza, que es uno
de los principales proveedores de Mercal, o habla de meterle la lupa a
las empresas españolas, y luego premia a Movistar
expandiéndole el espectro radioeléctrico y le
otorga una
concesión a Iberia para que repare los aviones de Conviasa.
Mientras que el pueblo ve como los funcionarios “rojos,
rojitos”, se llenan los bolsillos, andan en Hummer y se
enriquecen fraudulentamente, gracias al usufructo de las mieles del
poder.
Los
trabajadores de Sanitarios Maracay, los de ULA TV o de la planta de
procesamiento de desechos sólidos en Mérida,
todas
empresas tomadas y bajo control obrero, ante las que el gobierno ha
sido indiferente, no tenían ninguna razón para
votar por
el SI. ¿Qué motivación
podían tener los
trabajadores petroleros para votar SI, después de
experimentar
como el gobierno junto a la directiva de PDVSA y la burocracia sindical
“roja, rojita”, pisotearon durante meses su derecho
a la
contratación colectiva, para terminar aprobando un aumento
pírrico que sólo se logró gracias a su
movilización? ¿Qué interés
o
disposición a votar por el SI podían tener los
empleados
públicos que ya tienen más de 3 años
sin contrato
colectivo? ¿Qué motivación
podían tener los
trabajadores públicos que padecen la incertidumbre de la
precarización laboral con contratos de 3 ó 6
meses; que
trabajan 10 y 14 horas, inclusive los fines de semana; que los llevaban
obligados a las marchas y concentraciones en apoyo a la reforma? No es
casual entonces que el NO y la abstención hayan triunfado en
los
estados más grandes y poblados, en las zonas más
urbanizadas, donde vive la mayor parte de la clase obrera industrial y
petrolera, donde habitan la mayoría de los empleados
públicos, y donde están las universidades
más
grandes, y en estados que son residencia de la mayor parte del
movimiento estudiantil (Zulia, Distrito Capital, Carabobo, Miranda,
Lara, Táchira, Mérida, Falcón y
Anzoátegui).
Los
trabajadores y el pueblo tenían toda la razón en
abstenerse o votar contra la reformal, ya que ven con estupor como se
le niegan derechos, se sigue en mora con sus reivindicaciones sociales
y económicas, mientras que los burócratas se
hacen ricos,
los bancos ganan millones, siendo el mejor negocio del país,
como afirmó el Superintendente de Bancos, Cisneros pacta con
el
gobierno, las transnacionales petroleras se hacen socias de PDVSA, a
Movistar le dan nuevas concesiones, Cudemus, Alberto Vollmer, Zarikian,
Fondo Común y el BOD, se presentan como
“socialistas” mientras reciben créditos
y hacen
grandes negocios al amparo del Estado.
No
señor Presidente, ser revolucionario y haber defendido su
gobierno y a este proceso no es para votar SI a pesar de padecer el
desabastecimiento y la más alta inflación del
continente,
no es para mendigar una beca o un techo para la familia, mientras los
burócratas enriquecen y los empresarios siguen sacando
plusvalía de sus trabajadores.
El 2 de diciembre los
trabajadores derrotaron el miedo, la calumnia y la
estigmatización.
Ese día los trabajadores derrotaron las presiones que los
funcionarios ejercían sobre ellos, amenazando con despidos,
con
las listas negras, con no entregarle el carnet a los trabajadores
petroleros que aspiran a pasar a ser fijos. El 2 de diciembre los
trabajadores derrotaron la calumnia y la mentira. Derrotaron la
estigmatización de llamar “escualido” o
“saltatalanquera” al que disiente, y no estaba de
acuerdo
con una reforma que a todas luces limitaba libertades y derechos
democráticos, y mucho menos iniciaba el tránsito
al
socialismo. Ese día el pueblo acabó con el
“coco” del imperialismo, que definitivamente es un
tigre de
papel que ya no asusta a nadie. El pasado 2 de diciembre los
trabajadores y el pueblo pusieron nuevamente en evidencia que
continúa desarrollándose una rebelión
democrática y antiburocrática contra los
burócratas sindicales “rojos, rojitos” y
contra
alcaldes, gobernadores, diputados y demás funcionarios
gubernamentales. Es una rebelión contra el miedo, contra las
presiones. El pueblo hoy le pide cuentas a todos esos
burócratas, incluso cuestiona al mismo Chávez, el
cual
agresiva y groseramente tildó a ese mismo pueblo que lo
rescató el 12 de abril y que está maduro para el
socialismo de “flojo” y
“cobarde”.
A
esos burócratas “nuevosricos”, que nos
acusaron de
traidores, que con sus métodos estalinistas pretendieron
calumniar a Orlando Chirino y a otros de nuestros dirigentes, les
decimos hoy que ellos son los responsables de su derrota, de la derrota
del gobierno y la reforma. Pongan sus barbas en remojo, ya que eso el
pueblo lo sabe, y les pasará factura.
A
la derecha y al imperialismo les advertimos. Tomaremos las empresas si
intentan un golpe o cualquier plan de desestabilización.
A la derecha golpista y al imperialismo le hacemos una advertencia. Que
no vayan a envalentonarse, ni crean que ahora pueden pescar en
río revuelto y alzarse contra el pueblo y el proceso
revolucionario. Sepan que el pueblo y los trabajadores seguimos
movilizados y alertas. Hoy estamos más organizados y
preparados
para enfrentar en las calles cualquier asonada golpista. Desde nuestra
organización política y de las estructuras
sindicales
ligadas a nuestra corriente (C-CURA) en el seno de la UNT, estamos
preparados para tomar y controlar las empresas, incluyendo a la
industria petrolera, si se les ocurre atentar contra el proceso
revolucionario. Ya antes los derrotamos en el golpe de abril de 2002 y
en el paro-sabotaje, si es necesario los volveremos a enfrentar con
nuestra movilización y los volveremos a derrotar.
Hay que continuar luchando por
las reivindicaciones obreras y populares.
Ahora, después de derrotada la reforma, los trabajadores y
el
pueblo debemos seguir luchando por nuestras reivindicaciones.
Continúa la lucha por la defensa del derecho a la
contratación colectiva, así como por la libertad
y la
autonomía sindical. Debemos luchar por un aumento general de
sueldos y salarios, similar a la canasta familiar; por la escala
móvil de salarios frente a la inflación
galopante; por
empleo genuino y escala móvil de horas de trabajo; por
terminar
con la precarización del trabajo a través de los
contratos temporales en las empresas públicas; por una Ley
de
Estabilidad Laboral, por la seguridad social, y exigir al gobierno que
mediante decretos amparados por la Ley Habilitante establezca la
jornada laboral de 6 horas, y su reglamentación discutida
con la
UNT, así como el Fondo de Estabilización para los
Trabajadores No Dependientes. Debemos continuar la lucha por el control
obrero de Sanitarios Maracay, la planta de tratamiento de desechos
sólidos en Mérida y ULA TV, y en todas aquellas
empresas
abandonadas por sus patronos o donde estos incumplan los derechos
laborales. Así como también contra las empresas
mixtas en
el sector petrolero y por la reestatización bajo control
obrero
de Sidor, y contra el pago de la deuda externa.
La reforma no es el programa del
pueblo y los trabajadores para avanzar al socialismo.
El Presidente y otros funcionarios gubernamentales han planteado
recoger firmas para volver a proponer la reforma, incluso han dicho que
su contenido debe ser el programa para avanzar al socialismo del siglo
XXI. Nosotros les decimos a los trabajadores y al pueblo que esa
reforma no es revolucionaria, por las razones previamente expuestas, y
no nos lleva al socialismo. Ese no es el programa de la
revolución socialista, ni es el programa de lucha para
profundizar el proceso revolucionario al verdadero socialismo, en la
medida que mantiene las relaciones capitalistas, no liquida la
propiedad privada de los medios de producción, y se basa en
la
colaboración de clases, como se expresa en la propuesta de
las
empresas mixtas, que no es otra cosa que pretender avanzar al
socialismo durmiendo en la misma cama con la burguesía, los
terratenientes y transnacionales, nuestros enemigos de clase. Por ello,
la reforma no puede ser el programa del pueblo y los trabajadores.
Los socialistas revolucionarios
somos la otra opción: construyamos un Partido de los
Trabajadores.
Por supuesto que la derecha y el imperialismo van a tratar de pescar en
río revuelto, tratando de apropiarse de esta victoria del
pueblo, en provecho de su proyecto de liquidar el proceso
revolucionario. Van a querer engatusarnos diciendo que el triunfo del
NO refleja que el pueblo no quiere el socialismo y convocando a la
reconciliación y al diálogo. Sin embargo, y
precisamente
por esto, en Venezuela se presenta la oportunidad de promover una
“tercera opción” frente al gobierno y la
derecha
proimperialista, para que el proceso revolucionario pueda avanzar hacia
un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo, y en dirección
al
verdadero socialismo sin patronos, sin empresas mixtas, sin
burócratas ni corruptos. De allí que la principal
tarea
de los revolucionarios, de los jóvenes, de los activistas
obreros, campesinos y populares, sea hoy impulsar esa
“tercera
opción” de independencia de clase, una alternativa
socialista, clasista y revolucionaria, sumándose a la
construcción del Partido de los Trabajadores, para continuar
luchando por las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores y el
pueblo, y por el verdadero socialismo sin patronos,
burócratas
ni corruptos.
MOVIMIENTO
POR LA CONSTRUCCION DE UN PARTIDO DE LOS TRABAJADORES
Por su Comité Nacional Impulsor
Orlando Chirino, Miguel Angel Hernández, Emilio Bastidas,
Armando Guerra y Rafael Ruiz
Caracas, 7 de noviembre de 2007
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