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Respuesta a la carta abierta de la dirección del PTS
La
Conferencia Nacional del PTS lanzó una carta abierta dirigida a
la militancia del PO, del MAS y de Izquierda Socialista, a los
trabajadores clasistas y estudiantes de izquierda. En ella formulan una
propuesta de “construcción de un partido revolucionario
común”. Una copia de la misma fue entregada a la
dirección de nuestro partido el 18 de diciembre, y ha sido
publicada en su periódico Nº 264.
Tomamos esta carta como
una respuesta a nuestras propuestas de mantener la unidad lograda por
el FITS, que les hicimos durante la campaña electoral el
año pasado. Así lo planteó, en el acto de cierre
de campaña electoral en el Congreso, nuestro principal orador,
Pollo Sobrero. Luego de las elecciones hicimos un balance muy positivo
de la unidad electoral entre el PTS, MAS e Izquierda Socialista, y
formulamos propuestas concretas para profundizar pasos unitarios. En
nuestro periódico posterior de las elecciones, el 31 de octubre,
decíamos que “el FITS es un paso positivo en la pelea por
seguir uniendo a la izquierda. […] creemos que debemos mantener
la unidad lograda con el PTS y el MAS en los puntos en que coincidamos
para la acción, para apoyar las luchas, impulsar juntos listas
sindicales opositoras en los gremios y en las universidades, realizar
campañas políticas nacionales o internacionales”,
al servicio de la pelea estratégica “por un gobierno de
los trabajadores y una Argentina Socialista” (El Socialista
Nº 86).
Nos alegra que la
Conferencia Nacional del PTS haya considerado este tema tan importante,
y que sigamos un diálogo sobre nuestro reclamo de mantener y
profundizar la unidad.
Nosotros reiteramos que
tenemos muchos e importantes acuerdos programáticos que permiten
establecer una salida obrera y socialista ante crisis del país
para presentar de manera común al conjunto de los trabajadores y
el pueblo de Latinoamérica. En base a estos acuerdos es que
podríamos tratar de avanzar en la mayor unidad posible para
implementar actividades en común que, inclusive, permitan ir
experimentando modos de trabajo, profundidad de acuerdos y lealtades
para ver si se pudiera avanzar más. Haciendo en la
práctica estas experiencias podríamos explorar la
posibilidad de un comité de enlace que apunte a la unidad de los
partidos, como ustedes ahora proponen. Esas experiencias en
común y esa exploración son necesarias por lo complejo
del proceso. Podremos lograr nuevos avances si actuamos en unidad de
acción en la lucha de clases y vamos discutiendo a fondo y con
claridad los problemas políticos que nos diferencian.
Para seguir
desarrollando nuestra preocupación por mantener y profundizar la
unidad que comenzamos a lograr el año pasado, queremos presentar
algunas reflexiones, interrogantes y críticas que nos ha
generado el texto. Se habla de muchísimas cosas en
términos bastante abstractos y generales, y abundan frases al
pasar o afirmaciones muy superficiales. Se refieren sin embargo a
hechos y posiciones políticas importantes referidas a Izquierda
Socialista o nuestra corriente internacional, la UIT-CI, que
consideramos necesario aclarar y profundizar. Esto es indispensable
para cualquier debate serio, y más aún si estuviera
ligado a la perspectiva de explorar las posibilidades de lograr un
partido revolucionario común.
Sobre los dos peligros, un olvido: el sectarismo
Coincidimos a fondo en que “un partido revolucionario
común, construido sobre sólidas bases
estratégicas, multiplicaría enormemente la eficacia de
nuestra acción”. Y coincidimos también en la
reivindicación del centralismo democrático, y en el
rechazo al oportunismo que capitula a los “nuevos proyectos de
centroizquierda”, como ocurre con el MST. Pero para aportar en
este intercambio, adelantamos que para nosotros no son estos los
únicos graves peligros.
La carta omite
mencionar el rechazo al sectarismo, que lleva a desconocer los procesos
reales de la lucha de clases, las peleas entre los diferentes sectores
reformistas y burgueses, la negativa a tratar de actuar en esas crisis
con políticas principistas y audaces. Es grave el
sectarismo, porque lleva al debilitamiento en los procesos de lucha y a
divisiones inadmisibles. Trotsky le dedicó una crítica
implacable en el Programa de Transición. Recordemos algunas
partes: “Los sectarios solo son
capaces de distinguir dos colores: el blanco y el negro. […] Los
acontecimientos políticos son para ellos ocasión de
comentarios, pero no de acción.[…] Aquel que no busque y
no encuentre el camino hacia las masas no es un luchador […]”
En ese sentido, la
carta abierta peca de unilateral, porque ni siquiera menciona ese
tremendo peligro, paralelo al oportunismo. Esto tiene importancia, no
solo porque es una de esas enseñanzas tradicionales que marcaban
a fuego Lenin y Trotsky. Tenemos la experiencia de que en más de
una oportunidad hemos debatido con la dirección del PTS
criticándoles posiciones que a nuestro modo de ver son sectarias
y que nos llevaron a tener políticas opuestas en procesos de la
lucha de clases, cosa que en un partido revolucionario unificado es
inadmisible. De ahí la importancia de avanzar en el debate de
estos graves problemas, si nos proponemos seriamente buscar un
comité de enlace para lograrlo.
Sobre la construcción del partido revolucionario en Venezuela
Sobra subrayar la importancia que como trotskistas le damos a las
cuestiones internacionales y a la construcción de un Partido
Mundial de la Cuarta internacional, herramienta a la que nuestros
maestros dedicaron el centro de su actividad y nosotros intentamos
avanzar a través de integrar la Unidad Internacional de los
Trabajadores Cuarta Internacional, UIT-CI.
Con fuerzas
pequeñas y modestas, todos hacemos los mayores esfuerzos para
avanzar en la construcción de partidos revolucionarios. Y en la
carta abierta la dirección del PTS le da gran importancia a
Venezuela. Pero lo hace introduciendo una gran confusión, que
hay que clarificar.
En primer lugar, no
podemos omitir que, aunque coincidimos con el PTS (y el PO y otras
organizaciones) en la definición del carácter
burgués del gobierno de Chávez, venimos teniendo
caracterizaciones y respuestas políticas muy distintas. En la
UIT-CI y entre los compañeros venezolanos le damos una
importancia fundamental a su carácter frentepopulista y a sus
rasgos específicos dentro del panorama latinoamericano. Nuestros
compañeros están embarcados en una doble batalla. En
primer lugar, contra el oportunismo, que viene llevando a grupos y
dirigentes trotskistas a capitular al gobierno de Chávez y a
entrar al PSUV. Pero también contra posiciones sectarias, que
llevan al aislamiento y a abandonar la pelea por ganar para el partido
revolucionario a los trabajadores que hoy creen en Chávez. La
dirección del PTS rechaza de plano las tácticas de
exigencias. Esas son polémicas que se han dado y se dan con los
compañeros afines al PTS en Venezuela, las cuales no
deberíamos ignorar, ya que tienen que ver con la
intervención directa en la lucha de clases. Por ejemplo, ante
las nacionalizaciones parciales que hizo Chávez a comienzos de
2007, los compañeros lanzaron un “llamado
internacionalista” cuyo primer punto era “contra las falsas nacionalizaciones de Chávez”.
Los compañeros de la dirección del Partido
Revolución y Socialismo de Venezuela, partido que ambas
organizaciones consideramos progresivo, rechazaron este planteo por
sectario y dieron una respuesta en el sentido de exigirle al gobierno
de Chávez que esas nacionalizaciones, de algunas empresas
eléctricas, telefónicas y refinerías, se hicieran
sin indemnización a las multinacionales, se extendieran a todas
las empresas llamadas “estratégicas”
(fundamentalmente el petróleo) y se realizaran bajo control
obrero. El objetivo principal de los compañeros del PRS era
desarrollar la movilización independiente de los trabajadores
venezolanos, no hacer propaganda. A su vez, en Argentina nosotros
criticamos a Kirchner por el hecho de que rechazó incluso esas
medidas superparciales de Chávez, para reafirmar su
política archientreguista y privatizadora (El Socialista
Nº56, 17 de enero 2007).
En segundo lugar, es
necesario aclarar la supuesta coincidencia sobre un llamado a hacer un
partido de trabajadores. No es correcto decir, como hace el PTS, que en
Venezuela “coincidimos en
impulsar la construcción de un partido de trabajadores, que
exprese la independencia política de clase frente al PSUV de
Chávez”. Ese podrá ser el proyecto de la
dirección del PTS. Su propuesta apunta a un partido obrero
amplio, con distintas corrientes, incluyendo burócratas.
Sería comparable al PT de Lula en sus orígenes, cuando
tenían fuerte peso corrientes católicas y de la
burocracia sindical (personificadas en el propio Lula), así como
grupos trotskistas. O el Partido Laborista de Cipriano Reyes en
Argentina en 1945-46, una inmensa experiencia de partido obrero
independiente, que nosotros reivindicamos.
No es esta la
política de los compañeros de la UIT-CI en Venezuela,
encabezados por Orlando Chirino y otros importantes dirigentes
sindicales. Desde que lanzaron el PRS los compañeros venezolanos
vienen hace años empeñados en construir un partido
revolucionario que encabece la lucha por el gobierno obrero y el
socialismo. Esto es lo que sistemáticamente defiende Chirino
desde todas las tribunas, incluso desde su lucha sindical. Así
lo han expresado siempre en su programa, publicaciones y declaraciones.
Desde esa perspectiva hicieron la campaña por el voto nulo en el
último referéndum. Esta política les ha provocado
numerosas campañas de calumnias y ataques por parte del gobierno
chavista y sus funcionarios. Actualmente esto se expresó en el
despido de Chirino como trabajador de PDVSA.
Esto es archiconocido por la dirección del PTS, que sin embargo confusamente afirma que “coincidimos en impulsar la construcción de un PT”.
Introducir confusión es letal para cualquier debate sano. Le
damos importancia porque está ligado a la manera de actuar que
nos proponen. Siguiendo con la experiencia de Venezuela, queremos
recordar que, cuando se comenzaba a impulsar el PRS, su
dirección recibió el pedido de ingreso de dos o tres
compañeros estudiantes afines al PTS. El Comité impulsor
del PRS, leal y fraternalmente, les dijo que si. Una vez que
ingresaron, julio de 2006, estos compañeros de inmediato se
constituyeron … ¡¡en una fracción
pública!! “por una real independencia de clase”.
Todavía lo recuerda entre risas Chirino, comentando…
“qué problema con el trotskismo, antes de tener partido ya tenemos fracción pública”.
De todos modos,
más allá de las diferencias, creemos que es posible y
necesario defender en común a Chirino, ante los ataques del
gobierno y sus burócratas, defender en común la
autonomía de la UNT y otros puntos de coincidencias que tenemos
ante el proceso venezolano. Ahora es inmediata la campaña contra
el despido de Chirino, que les planteamos al final de este texto.
Sobre Brasil y el PSOL
En Brasil, la CST, sección de la UIT-CI, que con su dirigente
Babá a la cabeza fue expulsada del PT por rechazar las
medidas antiobreras del gobierno de Lula, impulsa desde entonces la
construcción del PSOL. Dentro de éste, son una
minoría importante (se pueden ver datos del último
congreso del PSOL en El Socialista N° 71 del 20/07/07), tenaz y
consecuente, que viene batallando contra las posiciones oportunistas,
electoralistas, de apoyo a Chávez, de la mayoría de la
dirección del PSOL.
Quizá hay
militantes del PTS que desconocen estos hechos, así como los
trabajadores clasistas y estudiantes de izquierda a los que se dirige
la carta abierta. Pero la dirección del PTS sí los conoce
perfectamente. Sin embargo, en el texto, esconden por completo esa
batalla que se vive en el PSOL. En una sola frase, ponen un signo igual
entre el PSOL y el MST, y define al PSOL, equivocadamente, como un
proyecto oportunista de aprovechamiento de “los flancos
izquierdos” del gobierno Lula. Como mínimo, la
dirección del PTS está instalando una vez más una
gran confusión, al borrar de un plumazo la realidad de nuestros
compañeros en Brasil. Podrán estar de acuerdo o no con
esa batalla, pero lo indebido es ignorarla. Ojala pudiéramos
sumar fuerzas para batallar en común no solo contra el gobierno
de Lula, sino también contra los sectores del trotskismo que en
Brasil capitulan a Chávez y se desbarrancan hacia la
centroizquierda y el electoralismo.
Sobre la política de Izquierda Socialista para la unidad de la izquierda
Este es otro punto en el cual la dirección del PTS en una frase
al pasar instala críticas insostenibles, introduciendo
confusión.
Dicen que en Argentina, estaríamos proponiendo la unidad de la izquierda “a menudo sin una clara delimitación de clase”.
Esto es directamente falso. Nuestro sistemático llamado, y
nuestra experiencia práctica en la unidad de la izquierda
siempre lo hemos hecho y lo hacemos desde una perspectiva de
independencia de clase, y así lo hemos concretado en varias
oportunidades. Desafiamos a la dirección del PTS, con los hechos
de los últimos diez años, para no hacer más
historia, a que demuestren eso que han escrito. Para dar un solo
ejemplo, Izquierda Unida no solo tuvo una clara delimitación de
clase, y así lo expresó siempre su política, sino
que incluía en su programa el gobierno de los trabajadores y el
pueblo. Y no digamos las distintas experiencias con grupos trotskistas.
Tanto en Venezuela y Brasil como en Argentina somos maniáticos
defensores de la independencia de clase, y así lo llevamos a la
práctica en nuestra actividad sindical y política, y en
los distintos niveles de unidad cuando la realidad lo permite.
Consecuentes con
nuestra trayectoria, no solo reivindicábamos en octubre la
experiencia del FITS y los llamamos a mantenerla. Proponíamos, y
así lo reiteramos, insistir en el llamado al resto de las
fuerzas de izquierda a avanzar en la unidad electoral en un frente en
base al programa del FITS, es decir, de independencia de clase, y mucho
más.
La actividad en las luchas
En este aspecto tan importante queremos detenernos. Este es un punto en
el cual tienen experiencias directas muchos de los trabajadores
clasistas y estudiantes de izquierda a los que se dirige la carta
abierta, que han visto actuar al PTS y a Izquierda Socialista de manera
muy distinta, y a menudo enfrentados.
Dicen: “En
nuestra opinión, cada lucha parcial por el salario, así
como la tarea de agrupamiento del activismo obrero en oposiciones
clasistas en los sindicatos que superen a las cúpulas
burocráticas de la CGT y la CTA, debe ser abordada como parte de
pequeños ensayos para la formación de una
dirección revolucionaria de la clase trabajadora que dé
una salida favorable a las mayorías ante futuras
catástrofes como las del 2001.” Alertamos sobre
esta equivocadísima interpretación del programa de
transición, abstracta, propagandista, que suele llevar al
divisionismo, al aparatismo y a la derrota de los conflictos. Los
militantes revolucionarios tenemos que actuar en “cada lucha parcial por el salario”
con las mejores tácticas y propuestas para que se ganen,
así de elemental y sencillo. No son “pequeños
ensayos para la formación de una dirección
revolucionaria” , sino la lucha de clases real, directa,
cotidiana. Esto lo sabe cualquier trabajador con una mínima
experiencia (incluso aunque no sea muy clasista). En las luchas contra
la burocracia, la dirección del PTS también ignora por
completo que actuamos con las mejores consignas y tácticas
unitarias para echar a los burócratas de los gremios, y para que
triunfen o como mínimo avancen las nuevas conducciones
antiburocráticas.
Esta visión
propagandística y sectaria ha significado que en lugares donde
dirigieron conflictos o influyeron a una camada de luchadores, estos
hayan terminado en derrotas que fortalecieron a la burocracia y a la
patronal, no a los luchadores y la clase trabajadora.
Se han dado muchos
casos, pero tomamos un ejemplo, el conflicto de Jabón Federal,
donde la conducción respetada por la amplia mayoría de la
fábrica es de compañeros del PTS, que producto de esta
política, terminó en una dura derrota. Tuvimos una
crítica pública, que queremos recordar. Ya casi al final
del conflicto, en El Socialista N°48 del 19/10/06,
publicábamos:
“Los
trabajadores de TVB lograron, con paros y duras luchas, recuperar un
cuerpo de delegados combativo. La orientación del PTS
ayudó a esa conquista. La patronal contraatacó para
desmantelar esa organización. Y allí, lamentablemente, la
política del PTS desnudó cierto infantilismo, sectario y
propagandista, que permite a la patronal y a la burocracia
recomponerse, bajo el peligro de retroceder en esa conquista.
“¿Priorizar ganar o hacer propaganda partidaria?
Muchos compañeros
critican que el PTS priorizó el conflicto en sí mismo,
buscó la propaganda política por encima de destrabar
acuerdos.
El centro de su política
fue publicitar el conflicto y a su dirigente, lograr adhesiones
solidarias. El ministerio de trabajo y la justicia resolvieron la
reincorporación, la cámara de diputados y el intendente
de La Matanza, la CGT Regional y centenares de personalidades
adhirieron. Pero el PTS nunca las utilizó para fortalecer a los
obreros para que tomaran medidas que obligaran a la patronal a cumplir
las resoluciones legales. No se reclamó, por ejemplo, a la CGT,
los diputados, al intendente, etc., que se hicieran presentes en la
fábrica porque ellos iban a entrar (cumpliendo con la ley) y, si
la empresa no los dejaba, exigir que toda la fuerza pública
recayera sobre la patronal. Al revés, se hacían actos
donde el PTS llevaba compañeros y les servía para
mostrarse, pero no para quebrar a la patronal.
Ignoraron al sindicato y subestimaron a los trabajadores
El PTS nunca quiso que el
sindicato los apoyara ni avisó pasos formales. Aunque son
dirigentes traidores, había que exigirles que se pusieran al
frente de las decisiones de la fábrica. Las pocas veces que el
sindicato de los jaboneros fue antes de los despidos, sólo los
insultaron y les dieron el pie para que se vayan. Lo que en un momento
generó alegría, ante el aislamiento ayudó a la
división interna, con compañeros que creyeron el verso de
la burocracia de que no hacían nada porque “se los echaba
y nunca fueron al sindicato”. No organizaron ni exigieron un
plenario de delegados en el sindicato de los jaboneros con las otras
fábricas para debatir una acción conjunta.
No
se habló con sinceridad a los obreros, subestimándolos y
desarmándolos ante la realidad. Se les dijo que no habría
suspensiones y cuando vinieron generaron desmoralización y
empezó la división. Se dijo que iban a ser una nueva
Zanón y enviaron compañeros a Neuquén “para
ver cómo se dirige una empresa”. Cuando TVB gana mucha
plata y no está quebrada.
Dijeron que había plata de fondo de huelga para lo que necesitaran, pero no era cierto.
Cuando algunos discutían meterse dentro de la fábrica y
hacer que el ministerio y la justicia obliguen a la patronal a cumplir
sus resoluciones, el PTS estuvo en contra si antes no se juntaban $300
mil en el fondo de huelga. Porque eran necesarios “para los
sueldos del mes, no podemos arriesgar que los obreros no
cobren”.
Dividieron la fábrica y tratan que la izquierda reemplace a los obreros
Otro error fue dividir a los despedidos del resto, cayendo en la trampa
patronal. Los despedidos hacían asambleas por fuera,
decidían pasos a seguir, en vez de ser todos uno mismo. Y,
cuando se hacían asambleas conjuntas, estas eran más de
aliento moral que de debate y decisiones frias para ver cómo
ganar. Se atacaba a los que dudaban o tenían otras posturas.
Así se fueron vaciando las asambleas y dieron pie a la
burocracia para dividir, ganar a un sector para no ir más a las
asambleas y no luchar. Por eso muchas “decisiones de
asamblea” finalmente se convertían en acciones
pequeñas, con muy pocos obreros.
Ante esta nueva realidad el PTS, con apoyo de otros partidos, quiso
reemplazar a los obreros con los partidos de izquierda. Justificaban
que “los obreros ya hicieron mucho” y que eran “los
partidos que se reclamaban revolucionarios” los que debían
hacer los cortes de ruta, los bloqueos, ir a las otras plantas de TVB a
pararlas y barbaridades por el estilo, queriendo sustituir la lucha de
clases por los aparatos de la izquierda.
Hoy los trabajadores no están derrotados, pero sí
divididos y la burocracia está haciendo pie. Hay que frenar esa
dinámica. No será insistiendo con medidas aisladas fuera
de la fábrica. Sino peleando por la unidad interna, logrando
recuperar las asambleas, teniendo política para exigirle al
sindicato. Reclamando a la empresa que cumpla las resoluciones del
ministerio y la justicia, reincorporando los despedidos sin causa y
pagando los días y horas descontadas”.
Como se ve, si los
compañeros del PTS no cambian su visión sectaria y
propagandista de la lucha de clases, pueden llevar a cientos de
honestos luchadores a nuevas derrotas, como finalmente ocurrió
en Jabón Federal. Para avanzar en un partido común, con
centralismo en la lucha de clases, primero debemos coincidir en
qué criterios tener y, tomando las enseñanzas de Lenin y
Trotsky, los partidos se prestigian y ganan confianza de la vanguardia
y sectores de masas ganando las luchas, no perdiéndolas y
haciendo propaganda trotskista.
Hoy vemos otro
lamentable ejemplo de los compañeros del PTS en el destacado
conflicto del Casino, donde aconsejan a los trabajadores no someter a
votación distintas posiciones y opiniones sobre el desarrollo de
la huelga, prescindiendo de la democracia sindical. (Ver nota en El
Socialista Nº 92 del 13/02/08).
En el gremio docente es
otro lugar donde la política sectaria del PTS, pese a su poco
desarrollo en el sector, genera divisiones y derrotas. Allí se
contradicen absolutamente con el llamado a la unidad de la izquierda
que realizan en la carta abierta. Y si han cambiado, deben decirlo con
claridad. Nosotros opinamos que las nuevas conducciones opositoras en
CTERA y SUTEBA, combativas y antiburocráticas, aunque no
coincidimos con muchas de ellas, son grandes avances, conquistas del
conjunto de los docentes combativos y los trabajadores.
Las elecciones de CTERA
fueron una enorme oportunidad para unificar a toda la oposición
de CTERA, encabezados por estos referentes, juntando a todos los
sindicatos opositores a la Celeste de todo el país, a los SUTEBA
combativos y a los delegados luchadores y antiburocráticos. Y
eso fue lo que ocurrió con la lista Lila. Sin embargo el PTS,
junto al PO, consideró que esta lista era tan burocrática
como la Celeste. No sólo no la integró ni llamó a
votarla, sino que se dedicó a atacarla como el principal enemigo
de los docentes. ¿Cómo se explica que se pueda llamar a
la unidad de la izquierda, a un Partido de Trabajadores amplio, y
más aún a un “partido revolucionario
común”, cuando en las luchas contra la burocracia y en
elecciones sindicales, el PTS ni siquiera se una con los dirigentes
opositores más reconocidos por las bases del gremio y que
integran las organizaciones a las que están convocando?
Pero esta
política sectaria a veces no sólo es un golpe para
quienes la llevan adelante, sino que muchas veces culminan en derrotas
para el conjunto. Eso ocurrió en SUTEBA La Matanza, la seccional
más grande de SUTEBA, la segunda seccional más grande del
país, cuna de la Celeste. En las elecciones de SUTEBA de 2003 la
oposición Violeta, que había ganado la seccional en la
elección anterior, se dividió. El PTS, junto a corrientes
menores, se presentó como Gris y la Violeta perdió votos.
Los más de 100 votos de la Gris fueron claves, ya que la Celeste
(o sea la burocracia) recuperó la seccional por 42 votos. El
sectarismo propagandista trajo, en esa situación, una derrota
incalculable. Todavía el PTS no se autocriticó de esa
equivocadísima postura.
Otro tanto sucede en el
movimiento estudiantil, donde el PTS durante años se
había negado a impulsar la recuperación de los Centros de
Estudiantes, contraponiéndolos al surgimiento de organismos
democráticos de coordinación, como las asambleas o
cuerpos de delegados. En el último proceso de
movilización y organización nacional importante, que se
desarrollo en el 2005, jugaron un rol claramente divisionista, y que
termino con la ruptura del 3er Encuentro contra la LES, importante
instancia de coordinación que había conquistado el
movimiento estudiantil. Esto terminó frustrando a toda una nueva
camada de activistas y retrasando el surgimiento de una nueva
dirección nacional a la caída de la Franja Morada, que se
expreso en el Congreso de la FUA de 2006. En varias universidades
venimos polemizando con el PTS sobre la necesidad de fortalecer los
Centros y Federaciones combativas que se vienen recuperando y la
necesidad de unir a la izquierda combativa y democrática para
desarrollar esta tarea. Producto de las posiciones equivocadas del PTS
se ha perdido el Centro de Estudiantes de Filosofía y
Humanidades en la Universidad de Córdoba, la única
Facultad donde habíamos logrado extender la importante
experiencia del frente OKTUBRE de Sociales de la UBA, donde seguimos
conduciendo el Centro de Estudiantes en común. Las posiciones
equivocadas se repiten, oponiéndose a la unidad de la izquierda,
dedicándose a realizar polémicas sectarias con el resto
de las fuerzas de izquierda durante la campaña electoral,
incluso cuando integrábamos la misma lista. Y defendiendo una
orientación propagandística, centrada en lo
ideológico, hacia los Centros de Estudiantes que es la fuente de
su vaciamiento como organismo gremial.
Nos hemos extendido por la importancia del tema. Incluso en la carta
abierta la dirección del PTS propone como primer punto de su
proyecto “intervenir en común en la lucha de
clases”. Todo lo anterior está mostrando esa necesidad y
sería un paso inmenso hacia adelante lograrlo. Por eso es tan
útil clarificarlo.
Izquierda Socialista no integra “sociedades de propaganda”
Según la carta abierta, el resultado inmediato de no lograr un
partido revolucionario común, “lleva inevitablemente a
mantenernos, quiérase o no, apenas como «sociedades de
propaganda»”. Es decir, que la dirección del PTS
define a su organización como una sociedad de propaganda. Esa
definición explicaría porqué priorizan orientarse
a la formulación y repetición abstracta de generalidades
tomadas de textos clásicos, en vez de obsesionarse por detectar
los procesos concretos de la lucha de clases tal como se dan en la
realidad, para intervenir con una correcta política
revolucionaria en ellos. El enfoque equivocado que tienen hacia las
luchas, que criticamos más arriba, está muy ligado a esta
concepción de propagandismo. El ejemplo más claro que da
la carta abierta sobre cómo actúan las “sociedades
de propaganda”, tipo PTS, es su propuesta central para el
país de formar “un gran partido de trabajadores”. Es
uno de los “tres ejes”, y el propio texto afirma que no se
puede hacer, no se puede llevar a la acción, a la
práctica, porque no hay “una ruptura de clase de sectores
de masas”. Pero lo levantan con un eje central porque
“puede jugar un rol educativo” y por su supuesta utilidad
para polemizar con la CTA y otros sectores de la centroizquierda.
Por nuestra parte,
queremos clarificar que no tenemos nada que ver con “sociedades
de propaganda”. Aunque pequeño, nos construimos como un
partido para la acción, para intervenir en las luchas impulsando
la movilización, y fundamentalmente la movilización
revolucionaria de los trabajadores para pelear por la toma del poder.
Esos son nuestros objetivos estratégicos permanentes. Nuestras
consignas, nuestra agitación y propaganda se van ordenando con
ese enfoque, que según nuestra interpretación era el de
Lenin, el gran maestro y artífice de la construcción del
partido cuya razón de ser es postularse para la lucha por el
poder, incluso cuando aún es pequeño y minoritario. Todas
nuestras tácticas unitarias, sindicales y políticas,
están al servicio de que avance la acción de la clase
obrera, los estudiantes y sectores populares, en la perspectiva de la
lucha por gobernar con sus organizaciones de poder, y en ese torrente
de movilización fortalecer la construcción del partido
revolucionario que la encabece. Las imprescindibles tareas de
propaganda las ubicamos en ese objetivo. No podemos, como hace el PTS,
centrar nuestro eje en el llamado a construir un gran Partido de
Trabajadores, cuando es algo que su propia dirección reconoce
que no está planteado hacer.
Otro ejemplo de esta
preferencia por la propaganda abstracta y la educación general
lo vivimos en Venezuela. Mientras todo el país estaba
convulsionado durante el referéndum constitucional, por la pelea
por el SI y el NO; mientras nuestros compañeros estaban
impulsando el voto nulo enfrentando al aparato y las calumnias del
gobierno chavista, se produjo la visita de una dirigente del PTS para
dar una conferencia en la Universidad Central de Caracas, sobre el
papel de las mujeres en la revolución rusa de 1917, principal
actividad a la que se abocaron durante esos días febriles.
El volanteo de la carta y el método para discutir
Por último, queremos clarificar que no compartimos el
método de la dirección del PTS para presentar una
propuesta de “partido revolucionario común”
volanteando una carta abierta.
Según hacen
constar en su texto, entregaron una copia de la carta para la
dirección de Izquierda Socialista el 18 de diciembre, mientras
en simultáneo comenzaban a pedir citas a cuanto militante de
Izquierda Socialista se cruzaban para discutirla. Dos días
después la volantearon por miles en la marcha del 20 de
diciembre.
A nuestro entender, un
debate sobre un proyecto viable de construcción de un partido
revolucionario común podría avanzar solo con discusiones
francas, leales, muy precisas y documentadas, entre las respectivas
direcciones. Esas discusiones entre las direcciones deberían
contemplar cómo ir desarrollando en común y
respetuosamente la información y el debate hacia el conjunto de
los militantes de cada organización, intercambio de materiales,
mesas de debate, etcétera.
El trabajo de la
militancia del PTS con la carta abierta, incluso más allá
de las buenas intenciones unitarias que pudieran existir, apunta en un
sentido opuesto. Es una actividad fraccional, que nunca puede ser
útil, al igual que las confusiones que ya señalamos, para
encarar un proyecto serio de unidad.
Sobre aspectos teóricos
Quisiéramos que tomen estos puntos anteriores como una
imprescindible clarificación, que para nada significa estar
rechazando la exploración de caminos nuevos. Incluso queremos
agregar que también para nosotros sería muy útil
intercambiar sobre temas de carácter más abstracto o
teórico. Por ejemplo, lo que menciona la carta abierta, del
debate sobre nuestra definición de determinados procesos como
“revolución de febrero” y “revolución
democrática”. Sería una buena oportunidad para
volver a demostrar el equívoco de los dirigentes del PTS que
critican a Nahuel Moreno por un supuesto “etapismo” o a
nuestra corriente por supuestas capitulaciones ante la
burguesía. Ninguna de las experiencias revolucionarias de la
posguerra o más recientes les ha dado elementos para demostrar
esas críticas. Para nosotros, sería una oportunidad de
repasar la vigencia de la teoría de la revolución
permanente en el siglo XXI.
En ese sentido, nos
llamó la atención un enfoque de Gabriela Liszt, dirigente
del PTS y del CEIP en su presentación a los trabajos de Trotsky
sobre la revolución permanente. Según la autora del PTS,
Trotsky en 1928 habría generalizado su posición sobre
Rusia en 1905 “para los países atrasados”. Esto lo
consideramos equivocado. Ya desde 1970 polemizábamos contra un
enfoque semejante de Mandel, que sostenía que la teoría
de la revolución permanente se circunscribía a los
países atrasados. Creemos que Trotsky tiene el gran
mérito de haber formulado la teoría de la
revolución socialista internacional, en su polémica
contra la aberración del “socialismo en un solo
país”.
Otro tema sin duda de
interés tiene que ver con la dictadura del proletariado.
También contra Mandel, que fue adelantando muchas de las
actuales posiciones revisionistas que han devorado a su corriente y a
otros grupos trotskistas, Moreno desde la década de los setenta
polemizó duramente contra sus posiciones cada vez más
reformistas. Mandel en los setenta ya entonces contraponía una
“democracia socialista” o cosas parecidas a las dictaduras
del proletariado que existían bajo las dictaduras estalinistas,
para capitular a la democracia burguesa. Así transitaron Mandel
y su corriente el abandono absoluto de la categoría de dictadura
del proletariado, coincidiendo con el neoreformismo y todos sus
plumíferos e ideólogos. Estos temas tienen gran
actualidad y nos reafirman en la necesidad de construir los partidos
revolucionarios que encabecen a la clase obrera en la lucha por el
poder, para el triunfo de la revolución socialista mundial.
Hagamos un debate serio y, partiendo de la conquista que significó el FITS, concretemos nuevos pasos unitarios
Estas reflexiones, interrogantes y críticas se inscriben en la
propuesta que hacíamos en octubre del año pasado.
Queremos reivindicar, mantener y profundizar el FITS, explorando nuevos
pasos unitarios. La importancia y complejidad del tema exige mucha
claridad, evitando confusiones y generalidades. Por nuestra parte,
sinceramente vemos por el momento que estaríamos lejos de
iniciar la construcción de un partido revolucionario
común, como lo dice la carta. No es que lo descartemos, pero
queremos ser realistas y rigurosos. Incluso el hecho de que ustedes
están llamando por igual al PO y a los que integramos el FITS,
para nosotros expresa que por ahora faltan elementos. Y desde ya
aclaramos que hacemos esta respuesta pública porque nos sentimos
obligados, ante la volanteada de la carta y las citas y citas que
mencionábamos. No sería, repetimos, nuestro
método. Tampoco lo es el debate en sí mismo, discutir por
discutir, sin objetivos precisos ligados a resultados prácticos.
Un Comité de Enlace hacia un partido revolucionario común
podrá surgir de coincidencias sólidas, de tareas
estratégicas y de formulaciones tácticas (es decir un
programa y una política), que se vayan manifestando en una
intervención común en la realidad, combatiendo tanto al
oportunismo como al sectarismo. Eso lo que tenemos que explorar. Hay
acuerdos, claros y escritos, que los expresamos en el FITS y son
importantes. El texto de la carta también en ese sentido aporta
cierta confusión, al no arrancar de esos pasos conquistados. Se
señalan generalidades o, como escribimos en casos concretos
más arriba, supuestas coincidencias que no lo son.
Ojala podamos concretar
una reunión de ambas direcciones para evaluar la
situación y las posibilidades de avanzar, en un intercambio
serio y constructivo. Como decíamos antes, que
comenzáramos en un primer período a nivel de una
participación común en los conflictos y la lucha contra
la burocracia, serían pasos unitarios muy útiles.
Y como urgente e
inmediato, los llamamos a sumar fuerzas a la campaña mundial
contra el despido de Orlando Chirino en PDVSA, que consideramos una de
las principales tareas actuales que tenemos los revolucionarios.
Con saludos socialistas y revolucionarios
Comité Ejecutivo de Izquierda Socialista
Buenos Aires, lunes 18 de Febrero de 2008
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