El Socialista



Respuesta a la carta abierta de la dirección del PTS


La Conferencia Nacional del PTS lanzó una carta abierta dirigida a la militancia del PO, del MAS y de Izquierda Socialista, a los trabajadores clasistas y estudiantes de izquierda. En ella formulan una propuesta de “construcción de un partido revolucionario común”. Una copia de la misma fue entregada a la dirección de nuestro partido el 18 de diciembre, y ha sido publicada en su periódico Nº 264. 

Tomamos esta carta como una respuesta a nuestras propuestas de mantener la unidad lograda por el FITS, que les hicimos durante la campaña electoral el año pasado. Así lo planteó, en el acto de cierre de campaña electoral en el Congreso, nuestro principal orador, Pollo Sobrero. Luego de las elecciones hicimos un balance muy positivo de la unidad electoral entre el PTS, MAS e Izquierda Socialista, y formulamos propuestas concretas para profundizar pasos unitarios. En nuestro periódico posterior de las elecciones, el 31 de octubre, decíamos que “el FITS es un paso positivo en la pelea por seguir uniendo a la izquierda. […] creemos que debemos mantener la unidad lograda con el PTS y el MAS en los puntos en que coincidamos para la acción, para apoyar las luchas, impulsar juntos listas sindicales opositoras en los gremios y en las universidades, realizar campañas políticas nacionales o internacionales”, al servicio de la pelea estratégica “por un gobierno de los trabajadores y una Argentina Socialista” (El Socialista Nº 86). 

Nos alegra que la Conferencia Nacional del PTS haya considerado este tema tan importante, y que sigamos un diálogo sobre nuestro reclamo de mantener y profundizar la unidad. 

Nosotros reiteramos que tenemos muchos e importantes acuerdos programáticos que permiten establecer una salida obrera y socialista ante crisis del país para presentar de manera común al conjunto de los trabajadores y el pueblo de Latinoamérica. En base a estos acuerdos es que podríamos tratar de avanzar en la mayor unidad posible para implementar actividades en común que, inclusive, permitan ir experimentando modos de trabajo, profundidad de acuerdos y lealtades para ver si se pudiera avanzar más. Haciendo en la práctica estas experiencias podríamos explorar la posibilidad de un comité de enlace que apunte a la unidad de los partidos, como ustedes ahora proponen. Esas experiencias en común y esa exploración son necesarias por lo complejo del proceso. Podremos lograr nuevos avances si actuamos en unidad de acción en la lucha de clases y vamos discutiendo a fondo y con claridad los problemas políticos que nos diferencian.

Para seguir desarrollando nuestra preocupación por mantener y profundizar la unidad que comenzamos a lograr el año pasado, queremos presentar algunas reflexiones, interrogantes y críticas que nos ha generado el texto. Se habla de muchísimas cosas en términos bastante abstractos y generales, y abundan frases al pasar o afirmaciones muy superficiales. Se refieren sin embargo a hechos y posiciones políticas importantes referidas a Izquierda Socialista o nuestra corriente internacional, la UIT-CI, que consideramos necesario aclarar y profundizar. Esto es indispensable para cualquier debate serio, y más aún si estuviera ligado a la perspectiva de explorar las posibilidades de lograr un partido revolucionario común.

Sobre los dos peligros, un olvido: el sectarismo

Coincidimos a fondo en que “un partido revolucionario común, construido sobre sólidas bases estratégicas, multiplicaría enormemente la eficacia de nuestra acción”. Y coincidimos también en la reivindicación del centralismo democrático, y en el rechazo al oportunismo que capitula a los “nuevos proyectos de centroizquierda”, como ocurre con el MST. Pero para aportar en este intercambio, adelantamos que para nosotros no son estos los únicos graves peligros. 

La carta omite mencionar el rechazo al sectarismo, que lleva a desconocer los procesos reales de la lucha de clases, las peleas entre los diferentes sectores reformistas y burgueses, la negativa a tratar de actuar en esas crisis con políticas principistas y audaces. Es grave el sectarismo, porque lleva al debilitamiento en los procesos de lucha y a divisiones inadmisibles. Trotsky le dedicó una crítica implacable en el Programa de Transición. Recordemos algunas partes: “Los sectarios solo son capaces de distinguir dos colores: el blanco y el negro. […] Los acontecimientos políticos son para ellos ocasión de comentarios, pero no de acción.[…] Aquel que no busque y no encuentre el camino hacia las masas no es un luchador […]

En ese sentido, la carta abierta peca de unilateral, porque ni siquiera menciona ese tremendo peligro, paralelo al oportunismo. Esto tiene importancia, no solo porque es una de esas enseñanzas tradicionales que marcaban a fuego Lenin y Trotsky. Tenemos la experiencia de que en más de una oportunidad hemos debatido con la dirección del PTS criticándoles posiciones que a nuestro modo de ver son sectarias y que nos llevaron a tener políticas opuestas en procesos de la lucha de clases, cosa que en un partido revolucionario unificado es inadmisible. De ahí la importancia de avanzar en el debate de estos graves problemas, si nos proponemos seriamente buscar un comité de enlace para lograrlo.

Sobre la construcción del partido revolucionario en Venezuela

Sobra subrayar la importancia que como trotskistas le damos a las cuestiones internacionales y a la construcción de un Partido Mundial de la Cuarta internacional, herramienta a la que nuestros maestros dedicaron el centro de su actividad y nosotros intentamos avanzar a través de integrar la Unidad Internacional de los Trabajadores Cuarta Internacional, UIT-CI. 

Con fuerzas pequeñas y modestas, todos hacemos los mayores esfuerzos para avanzar en la construcción de partidos revolucionarios. Y en la carta abierta la dirección del PTS le da gran importancia a Venezuela. Pero lo hace introduciendo una gran confusión, que hay que clarificar.

En primer lugar, no podemos omitir que, aunque coincidimos con el PTS (y el PO y otras organizaciones) en la definición del carácter burgués del gobierno de Chávez, venimos teniendo caracterizaciones y respuestas políticas muy distintas. En la UIT-CI y entre los compañeros venezolanos le damos una importancia fundamental a su carácter frentepopulista y a sus rasgos específicos dentro del panorama latinoamericano. Nuestros compañeros están embarcados en una doble batalla. En primer lugar, contra el oportunismo, que viene llevando a grupos y dirigentes trotskistas a capitular al gobierno de Chávez y a entrar al PSUV. Pero también contra posiciones sectarias, que llevan al aislamiento y a abandonar la pelea por ganar para el partido revolucionario a los trabajadores que hoy creen en Chávez. La dirección del PTS rechaza de plano las tácticas de exigencias. Esas son polémicas que se han dado y se dan con los compañeros afines al PTS en Venezuela, las cuales no deberíamos ignorar, ya que tienen que ver con la intervención directa en la lucha de clases. Por ejemplo, ante las nacionalizaciones parciales que hizo Chávez a comienzos de 2007, los compañeros lanzaron un “llamado internacionalista” cuyo primer punto era “contra las falsas nacionalizaciones de Chávez”. Los compañeros de la dirección del Partido Revolución y Socialismo de Venezuela, partido que ambas organizaciones consideramos progresivo, rechazaron este planteo por sectario y dieron una respuesta en el sentido de exigirle al gobierno de Chávez que esas nacionalizaciones, de algunas empresas eléctricas, telefónicas y refinerías, se hicieran sin indemnización a las multinacionales, se extendieran a todas las empresas llamadas “estratégicas” (fundamentalmente el petróleo) y se realizaran bajo control obrero. El objetivo principal de los compañeros del PRS era desarrollar la movilización independiente de los trabajadores venezolanos, no hacer propaganda. A su vez, en Argentina nosotros criticamos a Kirchner por el hecho de que rechazó incluso esas medidas superparciales de Chávez, para reafirmar su política archientreguista y privatizadora (El Socialista Nº56, 17 de enero 2007).

En segundo lugar, es necesario aclarar la supuesta coincidencia sobre un llamado a hacer un partido de trabajadores. No es correcto decir, como hace el PTS, que en Venezuela “coincidimos en impulsar la construcción de un partido de trabajadores, que exprese la independencia política de clase frente al PSUV de Chávez”. Ese podrá ser el proyecto de la dirección del PTS. Su propuesta apunta a un partido obrero amplio, con distintas corrientes, incluyendo burócratas. Sería comparable al PT de Lula en sus orígenes, cuando tenían fuerte peso corrientes católicas y de la burocracia sindical (personificadas en el propio Lula), así como grupos trotskistas. O el Partido Laborista de Cipriano Reyes en Argentina en 1945-46, una inmensa experiencia de partido obrero independiente, que nosotros reivindicamos.

No es esta la política de los compañeros de la UIT-CI en Venezuela, encabezados por Orlando Chirino y otros importantes dirigentes sindicales. Desde que lanzaron el PRS los compañeros venezolanos vienen hace años empeñados en construir un partido revolucionario que encabece la lucha por el gobierno obrero y el socialismo. Esto es lo que sistemáticamente defiende Chirino desde todas las tribunas, incluso desde su lucha sindical. Así lo han expresado siempre en su programa, publicaciones y declaraciones. Desde esa perspectiva hicieron la campaña por el voto nulo en el último referéndum. Esta política les ha provocado numerosas campañas de calumnias y ataques por parte del gobierno chavista y sus funcionarios. Actualmente esto se expresó en el despido de Chirino como trabajador de PDVSA.

Esto es archiconocido por la dirección del PTS, que sin embargo confusamente afirma que “coincidimos en impulsar la construcción de un PT”. Introducir confusión es letal para cualquier debate sano. Le damos importancia porque está ligado a la manera de actuar que nos proponen. Siguiendo con la experiencia de Venezuela, queremos recordar que, cuando se comenzaba a impulsar el PRS, su dirección recibió el pedido de ingreso de dos o tres compañeros estudiantes afines al PTS. El Comité impulsor del PRS, leal y fraternalmente, les dijo que si. Una vez que ingresaron, julio de 2006, estos compañeros de inmediato se constituyeron … ¡¡en una fracción pública!! “por una real independencia de clase”. Todavía lo recuerda entre risas Chirino, comentando… “qué problema con el trotskismo, antes de tener partido ya tenemos fracción pública”.

De todos modos, más allá de las diferencias, creemos que es posible y necesario defender en común a Chirino, ante los ataques del gobierno y sus burócratas, defender en común la autonomía de la UNT y otros puntos de coincidencias que tenemos ante el proceso venezolano. Ahora es inmediata la campaña contra el despido de Chirino, que les planteamos al final de este texto.

Sobre Brasil y el PSOL

En Brasil, la CST, sección de la UIT-CI, que con su dirigente Babá a la cabeza fue expulsada del PT  por rechazar las medidas antiobreras del gobierno de Lula, impulsa desde entonces la construcción del PSOL. Dentro de éste, son una minoría importante (se pueden ver datos del último congreso del PSOL en El Socialista N° 71 del 20/07/07), tenaz y consecuente, que viene batallando contra las posiciones oportunistas, electoralistas, de apoyo a Chávez, de la mayoría de la dirección del PSOL.

Quizá hay militantes del PTS que desconocen estos hechos, así como los trabajadores clasistas y estudiantes de izquierda a los que se dirige la carta abierta. Pero la dirección del PTS sí los conoce perfectamente. Sin embargo, en el texto, esconden por completo esa batalla que se vive en el PSOL. En una sola frase, ponen un signo igual entre el PSOL y el MST, y define al PSOL, equivocadamente, como un proyecto oportunista de aprovechamiento de “los flancos izquierdos” del gobierno Lula. Como mínimo, la dirección del PTS está instalando una vez más una gran confusión, al borrar de un plumazo la realidad de nuestros compañeros en Brasil. Podrán estar de acuerdo o no con esa batalla, pero lo indebido es ignorarla. Ojala pudiéramos sumar fuerzas para batallar en común no solo contra el gobierno de Lula, sino también contra los sectores del trotskismo que en Brasil capitulan a Chávez y se desbarrancan hacia la centroizquierda y el electoralismo.

Sobre la política de Izquierda Socialista para la unidad de la izquierda

Este es otro punto en el cual la dirección del PTS en una frase al pasar instala críticas insostenibles, introduciendo confusión.         

Dicen que en Argentina, estaríamos proponiendo la unidad de la izquierda “a menudo sin una clara delimitación de clase”. Esto es directamente falso. Nuestro sistemático llamado, y nuestra experiencia práctica en la unidad de la izquierda siempre lo hemos hecho y lo hacemos desde una perspectiva de independencia de clase, y así lo hemos concretado en varias oportunidades. Desafiamos a la dirección del PTS, con los hechos de los últimos diez años, para no hacer más historia, a que demuestren eso que han escrito. Para dar un solo ejemplo, Izquierda Unida no solo tuvo una clara delimitación de clase, y así lo expresó siempre su política, sino que incluía en su programa el gobierno de los trabajadores y el pueblo. Y no digamos las distintas experiencias con grupos trotskistas. Tanto en Venezuela y Brasil como en Argentina somos maniáticos defensores de la independencia de clase, y así lo llevamos a la práctica en nuestra actividad sindical y política, y en los distintos niveles de unidad cuando la realidad lo permite.

Consecuentes con nuestra trayectoria, no solo reivindicábamos en octubre la experiencia del FITS y los llamamos a mantenerla. Proponíamos, y así lo reiteramos, insistir en el llamado al resto de las fuerzas de izquierda a avanzar en la unidad electoral en un frente en base al programa del FITS, es decir, de independencia de clase, y mucho más.

La actividad en las luchas

En este aspecto tan importante queremos detenernos. Este es un punto en el cual tienen experiencias directas muchos de los trabajadores clasistas y estudiantes de izquierda a los que se dirige la carta abierta, que han visto actuar al PTS y a Izquierda Socialista de manera muy distinta, y a menudo enfrentados.

Dicen: “En nuestra opinión, cada lucha parcial por el salario, así como la tarea de agrupamiento del activismo obrero en oposiciones clasistas en los sindicatos que superen a las cúpulas burocráticas de la CGT y la CTA, debe ser abordada como parte de pequeños ensayos para la formación de una dirección revolucionaria de la clase trabajadora que dé una salida favorable a las mayorías ante futuras catástrofes como las del 2001.” Alertamos sobre esta equivocadísima interpretación del programa de transición, abstracta, propagandista, que suele llevar al divisionismo, al aparatismo y a la derrota de los conflictos. Los militantes revolucionarios tenemos que actuar en “cada lucha parcial por el salario” con las mejores tácticas y propuestas para que se ganen, así de elemental y sencillo. No son “pequeños ensayos para la formación de una dirección revolucionaria” , sino la lucha de clases real, directa, cotidiana. Esto lo sabe cualquier trabajador con una mínima experiencia (incluso aunque no sea muy clasista). En las luchas contra la burocracia, la dirección del PTS también ignora por completo que actuamos con las mejores consignas y tácticas unitarias para echar a los burócratas de los gremios, y para que triunfen o como mínimo avancen las nuevas conducciones antiburocráticas. 

Esta visión propagandística y sectaria ha significado que en lugares donde dirigieron conflictos o influyeron a una camada de luchadores, estos hayan terminado en derrotas que fortalecieron a la burocracia y a la patronal, no a los luchadores y la clase trabajadora. 

Se han dado muchos casos, pero tomamos un ejemplo, el conflicto de Jabón Federal, donde la conducción respetada por la amplia mayoría de la fábrica es de compañeros del PTS, que producto de esta política, terminó en una dura derrota. Tuvimos una crítica pública, que queremos recordar. Ya casi al final del conflicto, en El Socialista N°48 del 19/10/06, publicábamos: 

“Los trabajadores de TVB lograron, con paros y duras luchas, recuperar un cuerpo de delegados combativo. La orientación del PTS ayudó a esa conquista. La patronal contraatacó para desmantelar esa organización. Y allí, lamentablemente, la política del PTS desnudó cierto infantilismo, sectario y propagandista, que permite a la patronal y a la burocracia recomponerse, bajo el peligro de retroceder en esa conquista.
“¿Priorizar ganar o hacer propaganda partidaria?
Muchos compañeros critican que el PTS priorizó el conflicto en sí mismo, buscó la propaganda política por encima de destrabar acuerdos.
El centro de su política fue publicitar el conflicto y a su dirigente, lograr adhesiones solidarias. El ministerio de trabajo y la justicia resolvieron la reincorporación, la cámara de diputados y el intendente de La Matanza, la CGT Regional y centenares de personalidades adhirieron. Pero el PTS nunca las utilizó para fortalecer a los obreros para que tomaran medidas que obligaran a la patronal a cumplir las resoluciones legales. No se reclamó, por ejemplo, a la CGT, los diputados, al intendente, etc., que se hicieran presentes en la fábrica porque ellos iban a entrar (cumpliendo con la ley) y, si la empresa no los dejaba, exigir que toda la fuerza pública recayera sobre la patronal. Al revés, se hacían actos donde el PTS llevaba compañeros y les servía para mostrarse, pero no para quebrar a la patronal.
Ignoraron al sindicato y subestimaron a los trabajadores
El PTS nunca quiso que el sindicato los apoyara ni avisó pasos formales. Aunque son dirigentes traidores, había que exigirles que se pusieran al frente de las decisiones de la fábrica. Las pocas veces que el sindicato de los jaboneros fue antes de los despidos, sólo los insultaron y les dieron el pie para que se vayan. Lo que en un momento generó alegría, ante el aislamiento ayudó a la división interna, con compañeros que creyeron el verso de la burocracia de que no hacían nada porque “se los echaba y nunca fueron al sindicato”. No organizaron ni exigieron un plenario de delegados en el sindicato de los jaboneros con las otras fábricas para debatir una acción conjunta. 
No se habló con sinceridad a los obreros, subestimándolos y desarmándolos ante la realidad. Se les dijo que no habría suspensiones y cuando vinieron generaron desmoralización y empezó la división. Se dijo que iban a ser una nueva Zanón y enviaron compañeros a Neuquén “para ver cómo se dirige una empresa”. Cuando TVB gana mucha plata y no está quebrada.
Dijeron que había plata de fondo de huelga para lo que necesitaran, pero no era cierto.
Cuando algunos discutían meterse dentro de la fábrica y hacer que el ministerio y la justicia obliguen a la patronal a cumplir sus resoluciones, el PTS estuvo en contra si antes no se juntaban $300 mil en el fondo de huelga. Porque eran necesarios “para los sueldos del mes, no podemos arriesgar que los obreros no cobren”. 
Dividieron la fábrica y tratan que la izquierda reemplace a los obreros
Otro error fue dividir a los despedidos del resto, cayendo en la trampa patronal. Los despedidos hacían asambleas por fuera, decidían pasos a seguir, en vez de ser todos uno mismo. Y, cuando se hacían asambleas conjuntas, estas eran más de aliento moral que de debate y decisiones frias para ver cómo ganar. Se atacaba a los que dudaban o tenían otras posturas. Así se fueron vaciando las asambleas y dieron pie a la burocracia para dividir, ganar a un sector para no ir más a las asambleas y no luchar. Por eso muchas “decisiones de asamblea” finalmente se convertían en acciones pequeñas, con muy pocos obreros.
Ante esta nueva realidad el PTS, con apoyo de otros partidos, quiso reemplazar a los obreros con los partidos de izquierda. Justificaban que “los obreros ya hicieron mucho” y que eran “los partidos que se reclamaban revolucionarios” los que debían hacer los cortes de ruta, los bloqueos, ir a las otras plantas de TVB a pararlas y barbaridades por el estilo, queriendo sustituir la lucha de clases por los aparatos de la izquierda. 
Hoy los trabajadores no están derrotados, pero sí divididos y la burocracia está haciendo pie. Hay que frenar esa dinámica. No será insistiendo con medidas aisladas fuera de la fábrica. Sino peleando por la unidad interna, logrando recuperar las asambleas, teniendo política para exigirle al sindicato. Reclamando a la empresa que cumpla las resoluciones del ministerio y la justicia, reincorporando los despedidos sin causa y pagando los días y horas descontadas”.

Como se ve, si los compañeros del PTS no cambian su visión sectaria y propagandista de la lucha de clases, pueden llevar a cientos de honestos luchadores a nuevas derrotas, como finalmente ocurrió en Jabón Federal. Para avanzar en un partido común, con centralismo en la lucha de clases, primero debemos coincidir en qué criterios tener y, tomando las enseñanzas de Lenin y Trotsky, los partidos se prestigian y ganan confianza de la vanguardia y sectores de masas ganando las luchas, no perdiéndolas y haciendo propaganda trotskista. 

Hoy vemos otro lamentable ejemplo de los compañeros del PTS en el destacado conflicto del Casino, donde aconsejan a los trabajadores no someter a votación distintas posiciones y opiniones sobre el desarrollo de la huelga, prescindiendo de la democracia sindical. (Ver nota en El Socialista Nº 92 del 13/02/08). 

En el gremio docente es otro lugar donde la política sectaria del PTS, pese a su poco desarrollo en el sector, genera divisiones y derrotas. Allí se contradicen absolutamente con el llamado a la unidad de la izquierda que realizan en la carta abierta. Y si han cambiado, deben decirlo con claridad. Nosotros opinamos que las nuevas conducciones opositoras en CTERA y SUTEBA, combativas y antiburocráticas, aunque no coincidimos con muchas de ellas, son grandes avances, conquistas del conjunto de los docentes combativos y los trabajadores.

Las elecciones de CTERA fueron una enorme oportunidad para unificar a toda la oposición de CTERA, encabezados por estos referentes, juntando a todos los sindicatos opositores a la Celeste de todo el país, a los SUTEBA combativos y a los delegados luchadores y antiburocráticos. Y eso fue lo que ocurrió con la lista Lila. Sin embargo el PTS, junto al PO, consideró que esta lista era tan burocrática como la Celeste. No sólo no la integró ni llamó a votarla, sino que se dedicó a atacarla como el principal enemigo de los docentes. ¿Cómo se explica que se pueda llamar a la unidad de la izquierda, a un Partido de Trabajadores amplio, y más aún a un “partido revolucionario común”, cuando en las luchas contra la burocracia y en elecciones sindicales, el PTS ni siquiera se una con los dirigentes opositores más reconocidos por las bases del gremio y que integran las organizaciones a las que están convocando?

Pero esta política sectaria a veces no sólo es un golpe para quienes la llevan adelante, sino que muchas veces culminan en derrotas para el conjunto. Eso ocurrió en SUTEBA La Matanza, la seccional más grande de SUTEBA, la segunda seccional más grande del país, cuna de la Celeste. En las elecciones de SUTEBA de 2003 la oposición Violeta, que había ganado la seccional en la elección anterior, se dividió. El PTS, junto a corrientes menores, se presentó como Gris y la Violeta perdió votos. Los más de 100 votos de la Gris fueron claves, ya que la Celeste (o sea la burocracia) recuperó la seccional por 42 votos. El sectarismo propagandista trajo, en esa situación, una derrota incalculable. Todavía el PTS no se autocriticó de esa equivocadísima postura. 

Otro tanto sucede en el movimiento estudiantil, donde el PTS durante años se había negado a impulsar la recuperación de los Centros de Estudiantes, contraponiéndolos al surgimiento de organismos democráticos de coordinación, como las asambleas o cuerpos de delegados. En el último proceso de movilización y organización nacional importante, que se desarrollo en el 2005, jugaron un rol claramente divisionista, y que termino con la ruptura del 3er Encuentro contra la LES, importante instancia de coordinación que había conquistado el movimiento estudiantil. Esto terminó frustrando a toda una nueva camada de activistas y retrasando el surgimiento de una nueva dirección nacional a la caída de la Franja Morada, que se expreso en el Congreso de la FUA de 2006. En varias universidades venimos polemizando con el PTS sobre la necesidad de fortalecer los Centros y Federaciones combativas que se vienen recuperando y la necesidad de unir a la izquierda combativa y democrática para desarrollar esta tarea. Producto de las posiciones equivocadas del PTS se ha perdido el Centro de Estudiantes de Filosofía y Humanidades en la Universidad de Córdoba, la única Facultad donde habíamos logrado extender la importante experiencia del frente OKTUBRE de Sociales de la UBA, donde seguimos conduciendo el Centro de Estudiantes en común. Las posiciones equivocadas se repiten, oponiéndose a la unidad de la izquierda, dedicándose a realizar polémicas sectarias con el resto de las fuerzas de izquierda durante la campaña electoral, incluso cuando integrábamos la misma lista. Y defendiendo una orientación propagandística, centrada en lo ideológico, hacia los Centros de Estudiantes que es la fuente de su vaciamiento como organismo gremial.
Nos hemos extendido por la importancia del tema. Incluso en la carta abierta la dirección del PTS propone como primer punto de su proyecto “intervenir en común en la lucha de clases”. Todo lo anterior está mostrando esa necesidad y sería un paso inmenso hacia adelante lograrlo. Por eso es tan útil clarificarlo.

Izquierda Socialista no integra “sociedades de propaganda”

Según la carta abierta, el resultado inmediato de no lograr un partido revolucionario común, “lleva inevitablemente a mantenernos, quiérase o no, apenas como «sociedades de propaganda»”. Es decir, que la dirección del PTS define a su organización como una sociedad de propaganda. Esa definición explicaría porqué priorizan orientarse a la formulación y repetición abstracta de generalidades tomadas de textos clásicos, en vez de obsesionarse por detectar los procesos concretos de la lucha de clases tal como se dan en la realidad, para intervenir con una correcta política revolucionaria en ellos. El enfoque equivocado que tienen hacia las luchas, que criticamos más arriba, está muy ligado a esta concepción de propagandismo. El ejemplo más claro que da la carta abierta sobre cómo actúan las “sociedades de propaganda”, tipo PTS, es su propuesta central para el país de formar “un gran partido de trabajadores”. Es uno de los “tres ejes”, y el propio texto afirma que no se puede hacer, no se puede llevar a la acción, a la práctica, porque no hay “una ruptura de clase de sectores de masas”. Pero lo levantan con un eje central porque “puede jugar un rol educativo” y por su supuesta utilidad para polemizar con la CTA y otros sectores de la centroizquierda.

Por nuestra parte, queremos clarificar que no tenemos nada que ver con “sociedades de propaganda”. Aunque pequeño, nos construimos como un partido para la acción, para intervenir en las luchas impulsando la movilización, y fundamentalmente la movilización revolucionaria de los trabajadores para pelear por la toma del poder. Esos son nuestros objetivos estratégicos permanentes. Nuestras consignas, nuestra agitación y propaganda se van ordenando con ese enfoque, que según nuestra interpretación era el de Lenin, el gran maestro y artífice de la construcción del partido cuya razón de ser es postularse para la lucha por el poder, incluso cuando aún es pequeño y minoritario. Todas nuestras tácticas unitarias, sindicales y políticas, están al servicio de que avance la acción de la clase obrera, los estudiantes y sectores populares, en la perspectiva de la lucha por gobernar con sus organizaciones de poder, y en ese torrente de movilización fortalecer la construcción del partido revolucionario que la encabece. Las imprescindibles tareas de propaganda las ubicamos en ese objetivo. No podemos, como hace el PTS, centrar nuestro eje en el llamado a construir un gran Partido de Trabajadores, cuando es algo que su propia dirección reconoce que no está planteado hacer.

Otro ejemplo de esta preferencia por la propaganda abstracta y la educación general lo vivimos en Venezuela. Mientras todo el país estaba convulsionado durante el referéndum constitucional, por la pelea por el SI y el NO; mientras nuestros compañeros estaban impulsando el voto nulo enfrentando al aparato y las calumnias del gobierno chavista, se produjo la visita de una dirigente del PTS para dar una conferencia en la Universidad Central de Caracas, sobre el papel de las mujeres en la revolución rusa de 1917, principal actividad a la que se abocaron durante esos días febriles.

El volanteo de la carta y el método para discutir

Por último, queremos clarificar que no compartimos el método de la dirección del PTS para presentar una propuesta de “partido revolucionario común” volanteando una carta abierta. 

Según hacen constar en su texto, entregaron una copia de la carta para la dirección de Izquierda Socialista el 18 de diciembre, mientras en simultáneo comenzaban a pedir citas a cuanto militante de Izquierda Socialista se cruzaban para discutirla. Dos días después la volantearon por miles en la marcha del 20 de diciembre. 

A nuestro entender, un debate sobre un proyecto viable de construcción de un partido revolucionario común podría avanzar solo con discusiones francas, leales, muy precisas y documentadas, entre las respectivas direcciones. Esas discusiones entre las direcciones deberían contemplar cómo ir desarrollando en común y respetuosamente la información y el debate hacia el conjunto de los militantes de cada organización, intercambio de materiales, mesas de debate, etcétera. 

El trabajo de la militancia del PTS con la carta abierta, incluso más allá de las buenas intenciones unitarias que pudieran existir, apunta en un sentido opuesto. Es una actividad fraccional, que nunca puede ser útil, al igual que las confusiones que ya señalamos, para encarar un proyecto serio de unidad.

Sobre aspectos teóricos

Quisiéramos que tomen estos puntos anteriores como una imprescindible clarificación, que para nada significa estar rechazando la exploración de caminos nuevos. Incluso queremos agregar que también para nosotros sería muy útil intercambiar sobre temas de carácter más abstracto o teórico. Por ejemplo, lo que menciona la carta abierta, del debate sobre nuestra definición de determinados procesos como “revolución de febrero” y “revolución democrática”. Sería una buena oportunidad para volver a demostrar el equívoco de los dirigentes del PTS que critican a Nahuel Moreno por un supuesto “etapismo” o a nuestra corriente por supuestas capitulaciones ante la burguesía. Ninguna de las experiencias revolucionarias de la posguerra o más recientes les ha dado elementos para demostrar esas críticas. Para nosotros, sería una oportunidad de repasar la vigencia de la teoría de la revolución permanente en el siglo XXI.

En ese sentido, nos llamó la atención un enfoque de Gabriela Liszt, dirigente del PTS y del CEIP en su presentación a los trabajos de Trotsky sobre la revolución permanente. Según la autora del PTS, Trotsky en 1928 habría generalizado su posición sobre Rusia en 1905 “para los países atrasados”. Esto lo consideramos equivocado. Ya desde 1970 polemizábamos contra un enfoque semejante de Mandel, que sostenía que la teoría de la revolución permanente se circunscribía a los países atrasados. Creemos que Trotsky tiene el gran mérito de haber formulado la teoría de la revolución socialista internacional, en su polémica contra la aberración del “socialismo en un solo país”.

Otro tema sin duda de interés tiene que ver con la dictadura del proletariado. También contra Mandel, que fue adelantando muchas de las actuales posiciones revisionistas que han devorado a su corriente y a otros grupos trotskistas, Moreno desde la década de los setenta polemizó duramente contra sus posiciones cada vez más reformistas. Mandel en los setenta ya entonces contraponía una “democracia socialista” o cosas parecidas a las dictaduras del proletariado que existían bajo las dictaduras estalinistas, para capitular a la democracia burguesa. Así transitaron Mandel y su corriente el abandono absoluto de la categoría de dictadura del proletariado, coincidiendo con el neoreformismo y todos sus plumíferos e ideólogos. Estos temas tienen gran actualidad y nos reafirman en la necesidad de construir los partidos revolucionarios que encabecen a la clase obrera en la lucha por el poder, para el triunfo de la revolución socialista mundial.

Hagamos un debate serio y, partiendo de la conquista que significó el FITS, concretemos nuevos pasos unitarios

Estas reflexiones, interrogantes y críticas se inscriben en la propuesta que hacíamos en octubre del año pasado. Queremos reivindicar, mantener y profundizar el FITS, explorando nuevos pasos unitarios. La importancia y complejidad del tema exige mucha claridad, evitando confusiones y generalidades. Por nuestra parte, sinceramente vemos por el momento que estaríamos lejos de iniciar la construcción de un partido revolucionario común, como lo dice la carta. No es que lo descartemos, pero queremos ser realistas y rigurosos. Incluso el hecho de que ustedes están llamando por igual al PO y a los que integramos el FITS, para nosotros expresa que por ahora faltan elementos. Y desde ya aclaramos que hacemos esta respuesta pública porque nos sentimos obligados, ante la volanteada de la carta y las citas y citas que mencionábamos. No sería, repetimos, nuestro método. Tampoco lo es el debate en sí mismo, discutir por discutir, sin objetivos precisos ligados a resultados prácticos. Un Comité de Enlace hacia un partido revolucionario común podrá surgir de coincidencias sólidas, de tareas estratégicas y de formulaciones tácticas (es decir un programa y una política), que se vayan manifestando en una intervención común en la realidad, combatiendo tanto al oportunismo como al sectarismo. Eso lo que tenemos que explorar. Hay acuerdos, claros y escritos, que los expresamos en el FITS y son importantes. El texto de la carta también en ese sentido aporta cierta confusión, al no arrancar de esos pasos conquistados. Se señalan generalidades o, como escribimos en casos concretos más arriba, supuestas coincidencias que no lo son. 

Ojala podamos concretar una reunión de ambas direcciones para evaluar la situación y las posibilidades de avanzar, en un intercambio serio y constructivo. Como decíamos antes, que comenzáramos en un primer período a nivel de una participación común en los conflictos y la lucha contra la burocracia, serían pasos unitarios muy útiles.

Y como urgente e inmediato, los llamamos a sumar fuerzas a la campaña mundial contra el despido de Orlando Chirino en PDVSA, que consideramos una de las principales tareas actuales que tenemos los revolucionarios.

Con saludos socialistas y revolucionarios
Comité Ejecutivo de Izquierda Socialista
Buenos Aires, lunes 18 de Febrero de 2008

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