Alan García y Odebrecht

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Alan García y OdebrechtEscribe Miguel Lamas

Cuando iban a detener al ex presidente de Perú, investigado por las coimas de Odebrecht, se suicidó. Una nueva manifestación de la gigantesca red de corrupción tejida por grandes capitalistas multinacionales brasileños junto a presidentes, funcionarios y empresarios de dieciséis países.

Además de Alan García (presidente en 1985-1990 y 2006-2011), otros tres ex presidentes peruanos, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski (que acaba de ser detenido) y la líder de la oposición, Keiko Fujimori, están implicados en las coimas de Odebrecht.

Alan García fue además responsable de masacres, entre ellas la del Baguazo, donde fueron asesinados más de cien indígenas amazónicos para quitarles sus tierras selváticas y entregarlas a las multinacionales petroleras y mineras. Ese crimen quedó impune.

Trama corrupta internacional

La llamada operación Lava Jato de Brasil mostró la gigantesca trama de lavado de dinero en la que aparecen implicadas la estatal Petrobras y las principales empresas constructoras, entre ellas Odebrecht, OAS y Camargo Correa.

Fueron presos 77 ejecutivos de Odebrecht (incluyendo su dueño, Marcelo Odebrecht, condenado en principio a 19 años de prisión). En Brasil rige el sistema de rebajar de penas a los que delaten cómplices y brinden datos. Así “cantaron”. Se demostró que utilizaron 778 millones de dólares para coimear a funcionarios y dirigentes políticos de Brasil, Perú, Antigua y Barbuda, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Portugal, República Dominicana, Bolivia y Venezuela. En Brasil está preso el ex presidente Lula, e implicado el sucesor de Dilma, Michel Temer, centenares de parlamentarios y funcionarios del PT, el PSDB y PMDB. Un juez norteamericano condenó a Odebrecht a pagar 2.600 millones de dólares.

El sistema de la coima millonaria

El sistema se generalizó en casi todos los países. Gran parte de los políticos al servicio de los grandes capitalistas hacen sus campañas y fortunas personales financiadas por grandes transnacionales. Luego las devuelven adjudicando “grandes obras” sobrefacturadas a las empresas “amigas” que los financiaron (lo que cuesta 100 se factura a 300). Esto se paga con deuda pública, que finalmente paga el pueblo con impuestos, rebajas de los presupuestos de salud y educación, tarifazos, etcétera. Muchas veces son gigantescas construcciones poco útiles (estadios gigantes en lugares con poca población como Brasil).

La corrupción capitalista va más allá de los discursos y nacionalidades, incluye a los falsos izquierdistas como Maduro o Evo Morales, y a derechistas como Macri o el peruano Kuczynski, empresas norteamericanas, chinas, latinoamericanas o europeas.

No fue por “buenos” jueces que se desató el Lava Jato en Brasil. La Justicia en todos los Estados capitalistas es funcional al poder del gran capital. Sergio Moro, el juez central del Lava Jato, es ahora ministro del ultraderechista Bolsonaro y legitima el ataque a las conquistas obreras.

El factor que destapó este enorme escándalo en Brasil fue la gran movilización popular de indignación por los inmensos gastos en los estadios del mundial, cuando se estaban restringiendo los presupuestos de salud y educación. Las movilizaciones contra la corrupción también se extendieron después a Perú.

Argentina: ¿por casa cómo andamos?

En la Argentina están implicados macristas y kirchneristas con Odebrecht. El propio gobierno de Macri reconoció que esa multinacional corrupta ponía plata para el partido de gobierno, PRO.

En 2007, Angelo Calcaterra, primo del presidente Macri, “compró” la constructora Iecsa a su familia. La firma es parte del Grupo Obras, Desarrollos y Servicios (ODS) junto con otras empresas. La italiana Ghella S.P.A. participa de su paquete accionario.

El 23 de enero de 2008 el gobierno de Cristina Fernández adjudicó el soterramiento del ferrocarril Sarmiento a Iecsa, Odebrecht, Ghella y Comsa. En la actualidad, tras el escándalo Odebrecht, Ghella es la dueña mayoritaria de las obras.

Según mails obtenidos por la policía de Brasil de la computadora del director de Odebrecht, en junio de 2010 mantuvo reuniones con Iecsa para negociar coimas por “20 millones de dólares”. Tal como lo planteó el diputado Juan Carlos Giordano cuando presentó en 2017 en el Congreso de la Nación el proyecto de Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda, todos los corruptos deben ir presos y devolver lo robado.

Este sistema capitalista, sus gobiernos y jueces permiten estos grandes negocios los cuales hay que combatir. No solo a los coimeros, sino a los grandes negociados de los cuales participan estas multinacionales mafiosas de la mano de los gobiernos de turno.