El movimiento estudiantil: Un primer año de pulseada con el gobierno

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Afiche de Izquierda Socialista por el boleto educativoBalances y perspectivas de un año de ajuste y de luchas. La política de la Juventud de Izquierda Socialista.

Escribe Nicolás Núñez Comisión Directiva FUA

El programa de Macri-Bullrich

La orientación de ajuste general que ordenó al gobierno macrista en su primer año no dejó exenta a la educación. Salarios, boleto educativo, presupuesto, tarifazos, fueron algunos de los puntos en disputa. En suma, la orientación privatizadora que Macri y su ministro Bullrich habían llevado adelante en el gobierno porteño, también empezó a desplegarse ahora a escala nacional. Esto fue enunciado, entre otras medidas, en la “Declaración de Purmamarca” acordada con los gobernadores; en el anuncio del Secretario de Políticas Universitarias, Albor Cantard, y en la declaración del rectorado de la Universidad de Córdoba (afín a Cambiemos) de ir hacia un sistema universal de “créditos” que iguale (achique) los contenidos de las carreras. Este es el programa que tiene el gobierno de los CEOs, educados en la universidad privada, para la educación del país.

La pulseada

Quienes primero levantaron la cabeza fueron los estudiantes que se organizaron por el Boleto Educativo Gratuito frente al anuncio del tarifazo en el transporte. Movilizaciones masivas en La Plata, Buenos Aires y distintos punto del país, obligaron a que el gobierno tuviese que ceder parcialmente en distintos lugares, quedando planteado que se incluya al conjunto de los niveles educativos.

Luego vino la pelea junto a los docentes universitarios por salario y presupuesto. Miles se movilizaron en todo el país suscitando acciones con fortaleza inédita: asambleas autoconvocadas en las universidades del conurbano bonaerense, masivas movilizaciones de los terciarios de Rosario; clases públicas de los pre-universitarios de Córdoba, tomas de Facultades como la de Filosofía y Letras de la UBA. Y por sobretodo, la marcha educativa a Plaza de Mayo más importante en 15 años, convocada por todos los gremios docentes, los no-docentes, y las Federaciones Estudiantiles.

Esa gran movilización mostró un potencial que fue abortado porque ante una mejora en la propuesta salarial se impuso la política de los gremios con conducciones kirchneristas de sellar un acuerdo con el gobierno. Lamentablemente también pasó lo mismo con la Conadu Histórica (dirigida por el PCR y el PO). El frenazo frustró dinamizar un conflicto nacional contra la política educativa de Macri en su conjunto.

En este marco, en la segunda mitad del año primaron los conflictos por sector, como la pelea contra las reformas de estatutos antidemocráticos en Córdoba y La Rioja; o el intento de frenar el ajuste y los despidos en el CBC de la UBA. A su vez, en distintos puntos del conurbano bonaerense los estudiantes secundarios tomaron en sus manos el rechazo a la evaluación docente macrista.

La unidad y la pelea por la dirección

Durante el 2016 el movimiento estudiantil mostró una vigorosidad que no había alcanzado durante los últimos años. El cambio de gobierno abrió una nueva etapa, y reubicó a los sectores provenientes del kirchnerismo. Sin embargo éstos, a pesar del relato de la “resistencia”, tuvieron una política sistemática de boicoteo a la unidad y al mismo tiempo acompañaron el ajuste que aplicaron las autoridades educativas peronistas y buscaron acuerdos con el macrismo permanentemente. Algo ratificado con la tregua por tres años con el gobierno bendecida por el Papa que firmaron, entre otros, organizaciones como el Movimiento Evita y Patria Grande-La Mella.

La política de la Juventud de Izquierda Socialista fue la búsqueda coherente de la unidad en las calles para enfrentar el ajuste; y al mismo tiempo, el impulso de la unidad de la izquierda y los sectores combativos para conquistar centros de estudiantes y federaciones al servicio de la lucha, y así avanzar en el proceso de nuevas conducciones que no tengan ataduras con los aparatos peronistas y radicales -y ahora de Cambiemos- que vienen hundiendo la educación desde hace décadas. Con esa política hemos logrado extendernos hacia una quincena de universidades nacionales, y decenas de colegios secundarios e institutos terciarios. En las elecciones más recientes, impulsando listas unitarias y junto a compañeros independientes, hemos conquistado el Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, el de la Universidad de General Sarmiento, y también el Centro de Estudiantes de Trabajo Social de Comahue en Neuquén. Así como también hemos ratificado nuestro importante peso entre los terciarios de zona oeste en el conurbano bonaerense.

Nos despedimos de un año de grandes enseñanzas, de lucha y crecimiento; y nos proponemos ir hacia un 2017 donde queremos jugar un rol protagónico en la continuidad de esta pulseada entre Macri y el movimiento estudiantil.