Un ataque contra los estudiantes: Avanza el ajuste sobre el plan “Progresar”

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jovenes en busca de trabajoEscribe Nicolás Núñez, Candidato a legislador por la Ciudad de Buenos Aires

El gobierno dejó de pagar el Plan “Progresar” (Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina) de un día para el otro. Cientos de miles de estudiantes fueron a sacar plata del cajero a principios de junio y vieron que no tenían un peso. La política del gobierno de “si pasa, pasa” tuvo un nuevo capítulo. Ahora los funcionarios salen a decir que van a solucionarlo; el problema es que nunca debió haber pasado. Es más, si no fuera por los propios estudiantes que, como en Mendoza se movilizaron al Anses (organismo que otorga las becas), o empezaron a reclamar en sus universidades y por las redes sociales, desde el gobierno no habrían informado absolutamente nada. Esperaron a ver si había respuesta de los estudiantes y ahora se lavan la cara y se pasan la pelota entre los funcionarios del gobierno.

Lo único claro es que cientos de miles de estudiantes no cobraron los 720 pesos correspondientes a junio y tampoco tienen la certeza de si lo podrán hacer en julio. Además, muchos estudiantes cuentan que cuando fueron a reclamar al Anses les dijeron que deberían hacer todos los trámites nuevamente (lo que implica gastos y muchísimo tiempo); una forma de intentar que muchos estudiantes, hartos de tanta burocracia, desistan de cobrar una beca insuficiente que desde el 2015 mantiene el mismo monto.

El gobierno ya tiene aceitado este mecanismo de recortar pensiones y después anunciar que se vuelven a abonar como si nada hubiera pasado. No sólo lo hizo con los discapacitados; el año pasado también lo había intentado con el Progresar. Así se ahorró de esa forma 132 millones de pesos, entre estudiantes a quienes no se les volvió a otorgar el beneficio, meses que dieron de baja y nunca volvieron a pagar, y retroactivos que tampoco se pagaron. La política de sub-ejecución del gasto público que llevó adelante en todas las áreas tiene un fin claro: decir que con menos plata también se puede funcionar. Así, en el presupuesto que se votó el año pasado, el plan Progresar sufrió una reducción presupuestaria de 31,4%. En complicidad con el macrismo, el kirchnerismo y el resto del PJ y Massa le dieron el visto bueno a la medida, aunque ahora la critiquen discursivamente.

El Progresar apareció en 2014 como un parche frente a la realidad de que un tercio de los jóvenes del país no trabajaban ni estudiaban. Ese año se destinaron 1.000 millones de pesos a ese plan, una miseria en comparación con los 173.000 millones que se destinaron al pago de deuda externa. Ante un gobierno con esa prioridad, la situación sigue siendo igualmente grave.

Por eso desde Izquierda Socialista siempre criticamos que el monto es insuficiente (no cubre gastos de transporte, materiales de estudios y comida), y que se ponga un tope de 24 años de edad (entran jóvenes de entre 18 y 24) ya que no atiende el ritmo real del sistema universitario, sobre todo para una persona que trabaja. También marcamos que es restrictivo, porque debería otorgársele no solo a aquellas personas cuyos ingresos están por debajo de la línea de la pobreza (tal como hoy se estipula), sino a todos los estudiantes de las universidades públicas que son empujados al abandono de sus estudios. 

Exigimos el inmediato reintegro de los meses caídos al conjunto de los estudiantes del Progresar. Pero seguimos la pelea por un Sistema de Becas Único y Universal con un monto realmente acorde a los gastos que hoy implica sostener una carrera y permita dedicarse al estudio sin tener que ingresar al precarizado mercado laboral de hoy. Sin garantía de permanencia en los estudios, no hay Educación Superior Pública posible.