Mujeres luchando en el mundo árabe: Egipto en revolución

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Para las mujeres egipcias avanzar es la única opción viable, con una conciencia que se ha profundizado con la organización y la unidadpor Mariana Morena

A fines de junio, inmensas movilizaciones exigían en Egipto la renuncia del presidente islamista Mohamed Morsi. La histórica Plaza Tahrir, centro de las protestas que derribaron a Hosni Mubarak en febrero de 2011, volvía a desbordar de manifestantes convencidos de que nada había cambiado para los trabajadores, los jóvenes, las mujeres y el pueblo egipcio tras un año de gobierno de la Hermandad Musulmana. La revolución continuaba.

En verdad, los pilares sobre los que se asentaba el régimen de Mubarak seguían intactos: las políticas neoliberales beneficiando a los grandes empresarios, multinacionales y funcionarios del Estado -en particular del Ejército-; la dictadura y la opresión contra las aspiraciones populares; y la alianza con el imperialismo norteamericano y sus principales socios en la región -Israel y los países ricos del Golfo. De hecho la institución militar seguía recibiendo entrenamiento, armamento y financiación de los EE.UU.
El levantamiento popular de enero de 2011 obligó a los militares a encontrar un socio político capaz de cooptar y abortar la revolución para garantizar las mismas políticas y alianzas del régimen de Mubarak. Ese fue el rol contrarrevolucionario de la Hermandad Musulmana, la mayor organización política en Egipto, con una gran influencia popular. Pero dichas políticas esta vez condujeron a una profundización de la crisis, e impulsaron a millones a las calles y el mayor brote de huelgas desde el estallido de la revolución. Los militares encabezados por el Gral. Abdul al Sisi ejecutaron entonces, con acuerdo de EE.UU., un golpe de estado el 3 de julio, seguido por la represión de los seguidores de la Hermandad, masacres, y el r{apido retorno de los 'feloul' (remanentes del antiguo régimen) y del aparato de seguridad. Actualmente se considera 'terroristas' a quienes denuncian el sangriento golpe militar, a los que protestan por las políticas del gobierno y a los que se manifiestan por la democracia y sus derechos.
Para las mujeres egipcias el desafío es inmenso. No solo siguen luchando contra la opresión del extremismo islámico que las margina de la vida pública y política. Ahora vuelven a enfrentar al régimen militar que las llamó 'prostitutas' y'agentes de la corrupción', y que el 9 de marzo de 2011, un día después del Día de la Mujer, arrestó a diecisiete y las sometió a pruebas de virginidad. El mismo régimen cuyos soldados armados arrastraron, patearon en el suelo y despojaron de sus ropas a 'la mujer del corpiño azul', cuya imagen indignó al mundo. Desde el levantamiento de 2011, los ataques a las mujeres se han convertido en una epidemia, y su eficiencia y ferocidad implican que son 'orquestados' como una herramienta para disuadir a las mujeres de las protestas. En cualquier caso, para estas mujeres avanzar es la única opción viable, con una conciencia que se ha profundizado con la organización y la unidad. Esperamos que el pueblo y las mujeres egipcias en particular, se atrevan a dar las luchas necesarias para alcanzar los objetivos de su histórica revolución.