Lear, conclusiones de una lucha obrera

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El conflicto de la autopartista norteamericana Lear contra 300 despidos y la persecución a los delegados, fue uno de los que cruzó este 2014. El conflicto de la autopartista norteamericana Lear contra 300 despidos y la persecución a los delegados, fue uno de los que cruzó este 2014. Lamentablemente, pese a la demostrada valentía y combatividad de sus delegados y decenas de compañeros, no se logró el triunfo, fundamentalmente por el rol traidor de la burocracia de Pignanelli del Smata. La experiencia y conclusiones que, como bien dicen los despedidos de Lear, se pueden sacar de esta larga pelea, deben servirnos para las nuevas peleas.

Escribe: Guillermo Sánchez Porta

Los delegados combativos de Lear y sus trabajadores se enfrentaron a un durísimo y muy difícil conflicto. La patronal y la burocracia Verde de Pignanelli del Smata aprovecharon la coyuntura de crisis en la producción automotriz para intentar barrer a una comisión interna combativa y a decenas de activistas que la sostenían. La patronal, para poder implementar un ajuste al conjunto de la empresa, flexibilizando y poniendo turnos rotativos. Y la burocracia, para seguir echando a la oposición antiburocrática y amedrentar al conjunto de los trabajadores.

Contaron con el apoyo del gobierno de Scioli y de Cristina, su Ministerio de Trabajo, la justicia y fuerzas represivas bajo el mando de Berni. Y el silencio cómplice de los políticos como Massa, Macri, Carrió y Binner, que nunca apoyaron a los obreros.

La mayoría de los delegados y luchadores enfrentaban su primer conflicto de envergadura. Pero el PTS, una organización de años que con su influencia entre los trabajadores de Lear fue la principal conducción política del conflicto, tuvo responsabilidad en no ayudar a dar bien esa dura pelea, ya que con su sectarismo y autoproclamación terminó llevando confusión y división entre los trabajadores.

Es necesaria la unidad interna y la coordinación para romper el aislamiento

Todas las luchas, particularmente las más difíciles, requieren unidad para estar en mejores condiciones para ganar. El sectarismo y la autoproclamación, son la mejor garantía para la derrota. No es nuevo que la dirección del PTS no vea la necesidad de unir a toda la fábrica en la lucha. Ante las suspensiones en Lear no quiso realizar asambleas con los de adentro y los de afuera, preparando para la huelga y la toma, de ser necesarias. Cuando fueron ya 300 los despidos, contra nuestras propuestas, armó un conflicto sólo con despedidos y el PTS, dejando sin participar a los trabajadores que estaban dentro, en la organización, decisiones y lucha. “Tranquilos, que esta la vamos a ganar”, les decían a los obreros cuando salían de la fábrica y se iban a su casa.

Mientras PTS no tenía política para “los de adentro”, la patronal y la burocracia Verde sí: amenazaban a los trabajadores con nuevos despidos si se acercaban a la carpa, que el conflicto era de “los zurdos” que sólo querían hacer política, salir en la televisión contra Cristina, etcétera.

Cuando el PTS decide impulsar “bloqueos”, sin hacer asambleas conjuntas, la burocracia Verde se posiciona como “defensora de los puestos de trabajo, contra el riesgo de que la fábrica cerrara”. Cita a los obreros a varios kilómetros de la planta para llevarlos en colectivos “para que puedan entrar”. En alianza con el gobierno, comienza la represión cotidiana en Lear, con gendarmes y policías en la puerta, gases y palos. Los trabajadores ingresaban “custodiados” por la policía y la patota Verde. La política del PTS aisló a los despedidos y delegados del resto de los trabajadores. La burocracia Verde, que no tenía ni un solo delegado, pasó a tener base. Y terminó, bajo presión y en dos asambleas truchas, aprobando la destitución de los delegados genuinamente electos.

La autoproclamación del PTS evitó la unidad afuera

PTS tampoco buscó la unidad y coordinación de la lucha afuera de Lear. Pese a que hasta ese momento eran parte del Encuentro Sindical Combativo, durante todo el conflicto boicoteó la coordinación que Izquierda Socialista se cansó de proponer. Cuando logramos hacer que participaran en una reunión del encuentro sindical en Pacheco, se aprobó la propuesta de hacer una gran marcha unitaria al ministerio, con tiempo para citar a todos los que quisieran solidarizarse. Pero el PTS la desmontó y jamás se hizo. No sólo sin el Encuentro Sindical Combativo, sino que nunca buscó la unidad y coordinación con nadie.

Cuando cerró la empresa Donnelley y sus obreros tomaron la planta, PTS convocó a un importante encuentro. Pero en vez de aprovecharlo para impulsar una fuerte acción unitaria nacional, lo usaron para propagandizar al PTS y proponerse como “nuevo centro de coordinación”, utilizando a los obreros de Donnelley y de Lear, perdiendo otra gran oportunidad de coordinación y lucha.

Su política autoproclamatoria llevó a que en Lear “la” medida de lucha de PTS sólo sea cortar la Panamericana o inventar “caravanas”, con sus diputados, militantes y estudiantes. “Avisando” al resto de las organizaciones pocas horas antes de cada acción, para después, encima, denunciar que “sólo el PTS se juega por Lear, el resto no apoya”. Por eso nunca impulsó acciones unitarias masivas, preparadas con tiempo. Y cuando los delegados de Lear las tomaron, como una concentración al ministerio o marchar junto a los ferroviarios a Plaza de Mayo, el PTS las boicoteó, no impulsando y no participando, hasta dejando sin la bandera de Lear a los delegados y despedidos que fueron.

Lamentablemente el eje de PTS en los conflictos es propagandizar a su partido y diputados, no hacer lo que sea necesario para ganar. Muestran a sus diputados reprimidos; intentan negociaciones sin los obreros con Capitanich, el Chino Navarro o Tomada; a sus abogados interponiendo notas en la justicia y el ministerio, para decir que ellos son “los responsables” de la lucha y de algún hipotético “triunfo”, generando falsas expectativas de soluciones. Así, además de debilitar la lucha, confunden a los obreros, a los luchadores y a quienes los quieren apoyar.

Sacar conclusiones para las nuevas luchas

Esta experiencia y sus conclusiones deben servirnos para las nuevas luchas que, sin dudas, se avecinan. La unidad es clave. Unir a la fábrica ante un conflicto, evitando la falsa división de los de adentro y los de afuera, y sin sectarismo, comprendiendo que la lucha es de todos y que las asambleas conjuntas son fundamentales. Unir y coordinar con los demás sectores en conflicto, converger con acciones que muestren movilizados a todos los que apoyan los reclamos. Sin querer “apropiarse” de la lucha, sino asumiendo realmente que si ganan los trabajadores en conflicto, nos fortalecemos todos en la pelea contra el gobierno, las patronales y las burocracias. Ese es, para nosotros, el camino para ganar.


Carta de trabajadores despedidos

A 6 meses de la lucha de Lear, la mayoría de sus principales sostenedores decidió dar por concluida esta enorme lucha y publicaron una carta. Reproducimos extractos de la misma.

“Parte de los despedidos y despedidas de Lear hemos decidido pasar a una nueva etapa en ésta lucha, teniendo en claro que hemos hecho todo lo posible por lograr nuestra reincorporación y defender a nuestros delegados. En seis meses de lucha hemos enfrentado a un bloque único del Estado, la empresa y el Smata. Uno de las grandes conquistas de nuestra lucha ha sido mostrarle al conjunto de la sociedad el rol de la burocracia sindical aliada a las empresas, en nuestro caso estadounidense. Al mismo tiempo ha quedado al descubierto el rol del gobierno que tanto por parte del Ministerio de Trabajo como en su uso de la gendarmería y la policía han actuado en contra de nuestra lucha. Demostramos con todas las contras que tuvimos que enfrentar, ser grandes siendo pequeños […]

Siempre creímos que podíamos ganar. Somos conscientes que si nos hubiesen reincorporado, no iba a ser una batalla ganada en su totalidad, porque aunque nos duela, muchas familias quedaron en el camino. Nuestra pelea comenzó por la reincorporación de 240 trabajadores. La empresa, el estado y la burocracia sindical, Smata, fueron logrando que poco a poco fueran retirándose muchísimos compañeros, incluso muchos de los más queridos y valiosos.

Agradecemos a los que nos acompañan; a los que alguna vez nos acompañaron; los que participaron y participan, las organizaciones, los estudiantes, los vecinos y a todos los trabajadores. Los que nos consolaron cuando estuvimos mal, los que festejaron en cada victoria, los que nos cuestionaron pero igual siguieron a nuestro lado; especialmente los que quedaron en el camino y a los celestes de siempre [...]

A nuestros compañeros de lucha les decimos que de ahora en más la lucha continúa, ya que en el lugar donde nos toque estar, estaremos peleando para siempre por las necesidades de todos los trabajadores. Las futuras luchas de los trabajadores serán las que terminen con la burocracia sindical y las patronales explotadoras. Sabemos que esas luchas, comenzarán con la lucha de Lear como experiencia acumulada. Sin duda, en cada una de estas luchas, estaremos transmitiendo nuestra experiencia para que todos los trabajadores puedan saber y aprender de nuestros aciertos y nuestros errores.”

 

Mariela Moyano, Mara Torrico, Iris Farías, Alfredo Wiedemann, Daniel Castro, Martín Páez, Nicolás Sánchez, Sebastián Costilla, Darío García, Cristian Alcozer, Alexis Fredes, Sebastián Ciceri, Walter Gómez, Carlos Gasparin.