Editorial: ¡Aumento de emergencia ya!

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Tomada (ministro de Trabajo), Yasky y Waciesjko (CTA oficial) y Gerardo Martínez (UOCRA-CGT Balcarce)Los aumentos de precios no paran. El pollo se fue a 18 pesos el kilo. El pan está a 20, cuando se encuentra a ese monto. Alimentos y bebidas fueron los rubros que más aumentaron, además de otros. Antes de irse Moreno autorizó subas de precios a grandes empresas. El “nuevo gabinete” ya dispuso lo mismo para las naftas. Y los salarios, en ese marco, siguen por detrás de los precios. Las jubilaciones ni qué hablar. La asignación por hijo perdió un 13% desde que se implementó. Y los planes sociales siguen siendo de pobreza.

Es por eso que muchos gremios están reclamando un “bono navideño”, compensación o suplemento especial antes de las fiestas para afrontar la enorme carestía de la vida. Camioneros, Alimentación, Comercio, Gastronómicos, UOM, Smata, entre otros, reclaman montos de 2000 a 5000 pesos según el caso. Mientras el gobierno ha respondido a través de su ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que no va a homologar ninguna suba de ese tipo.

¿Y los jubilados? ¿Y los que viven de un “plan social” miserable? Nada. Capitanich ya dictó sentencia: “no esperen anuncios grandilocuentes”. Es decir, ningún “premio” para fin de año. Lo que augura una dura tensión social. Años atrás hubo reclamos frente a supermercados por comida. Es que la pobreza, la indigencia y la gente que vive cada vez peor se han acrecentado, aunque el gobierno no lo reconozca.

A esto se le suman los adelantos de vacaciones, suspensiones y despidos. El propio Hugo Moyano de la CGT ha reconocido que tiene en su gremio suspensiones en Logística (Ford) y en Chevrolet, Santa Fe. Hay caída en la industria automotriz. Y ya sabemos que, ante la crisis, las patronales la descargan sobre los trabajadores.

Es por eso que el hiperactivo jefe de Gabinete Jorge Capitanich se ha reunido rápidamente con empresarios y la burocracia sindical oficialista (CGT Balcarce y CTA Yasky) para frenar cualquier reclamo salarial. A estos dirigentes vendidos el gobierno les ha pedido “previsibilidad” y éstos le han contestado que su “razonabilidad” ya ha sido probada con su actitud a lo largo de este año y el pasado, en no mover un dedo. Antonio Caló, al ser invitado a reunirse con el gobierno, manifestó: “no llevo ningún reclamo”. ¿No hay nada para reclamar? Eso se llama agachada (por no decir traición), precisamente cuando los salarios vienen perdiendo ante las grandes ganancias patronales. Es más. En la reunión con los empresarios y sindicalistas afines se habló de “paz social” y de “consensuar los aumentos salariales”. Es decir, que las futuras subas no van a ser resueltas en asambleas de trabajadores, sino en pactos con los empresarios. Ese es el “modelo sindical” que fomenta el kirchnerismo. El del pacto a espaldas de los trabajadores.

Un empresario, al salir de la reunión, dijo que con el gobierno se habló de que si se moderan las subas de precios en tal o cual industria, allí habrá un aumento salarial menor. Es decir, simularán precios “acordados” con el gobierno para discutir salarios a la baja. Y con una mayor explotación obrera. Esto lo reconoció el ministro de economía Kicillof, cuando señaló que hay que mejorar los “índices de competitividad de las empresas”, es decir, mayor productividad obrera. Siempre la misma receta.

A todo esto hubo una marcha de la CTA Micheli el pasado 20 de noviembre reclamando 2000 pesos de emergencia para los estatales y la reapertura de las paritarias. Marcha que no acompañó Moyano. Los argumentos del líder de la CGT opositora fueron: “recién salimos de una elección, hay que esperar lo que pueda pasar en noviembre y diciembre, después veremos” (Clarín, 17/11). Es decir, tirar todo para marzo del año que viene, barajar y dar de nuevo.

Hace meses que Moyano viene pactando de hecho una tregua con el gobierno. Nunca más llamó a darle continuidad al exitoso paro del 20N de 2012 para dedicarse de lleno a las elecciones, donde jugó en la lista patronal de De Narváez, recibiendo un gran fiasco.

Mientras la presidenta reconoce un patrimonio de 48 millones de pesos y el resto del gabinete sube sus ingresos sideralmente, los trabajadores, jubilados y demás sectores sociales son saqueados por la inflación que devora todos sus ingresos.

La burocracia sindical habla de un bono o compensación para antes de fin de año, pero ni amaga con movilizar. Llamamos a los trabajadores y demás sectores populares a reclamar un aumento salarial de emergencia (igual para las jubilaciones y planes sociales) en el camino de lograr el valor de la canasta familiar (8000 pesos para una familia tipo). Y a exigir a los dirigentes de sus sindicatos que llamen a acciones concretas (marchas, paros). Además, exigimos un doble aguinaldo. La reapertura de las paritarias, ya que los aumentos escalonados que se firmaron han sido superados por el enorme costo de vida. Un aumento de emergencia también para los jubilados y el 82% móvil. Un 100% de suba en la asignación por hijo, en los planes sociales y para los trabajadores de las cooperativas Argentina Trabaja. El dinero para solventar estos reclamos debe salir de las ganancias patronales (y que no se trasladen a los precios). De la suspensión de los pagos de la deuda externa y de un impuesto extraordinario a los bancos, multinacionales y terratenientes.

Estamos en emergencia social. Los ingresos no alcanzan para cubrir las necesidades elementales. Llamamos a hacer asambleas en los lugares de trabajo y a que se convoquen los cuerpos de delegados para debatir cuánto pedir y con qué medidas respaldar ese reclamo. A exigir a Moyano que abandone la tregua con el gobierno y llame a una medida de acción y a un plan de lucha nacional de todos los trabajadores del país junto a la CTA Micheli. Todo para no llegar a las fiestas con las manos vacías.

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