“Herencia” kirchnerista: La pobreza sigue creciendo

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Los últimos números publicados por la intervención del Indec entraban en el ridículo. Según ellos, la pobreza en Argentina estaría en el 4,5% (1.700.000 personas), y la indigencia en el 1,1%, con algunas provincias y localidades, entre ellas varias de las más postergadas del país, con valores de “pobreza 0%”. Ahora, al dar a conocer la última medición de la inflación, los directivos del Indec informaron que “discontinuarían hasta nuevo aviso la información sobre los índices de pobreza e indigencia”.

Traducido: ya no se brindará esa información. La excusa es la necesidad de hacer “empalmes metodológicos”, para homogeneizarlo con el nuevo índice de precios que empezó a publicarse en febrero. Una excusa para “esconder” el crecimiento de la pobreza. Pero lo más indignante fue escuchar, al día siguiente de esta comunicación del Indec, al propio Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, anunciando muy suelto de cuerpo -por supuesto sin ningún dato que lo respalde- que la pobreza “se había reducido sustancialmente en la Argentina”.

La realidad es bien distinta, la midamos como la midamos. Las distintas mediciones alternativas ubican la pobreza entre el 36,5% (IP YPP, de Claudio Lozano) o el 30,9% (observatorio de datos económicos y sociales de la CGT Moyano). Y la indigencia entre el 12% y 5,5%. Ninguna medición seria da números menores a esto. Se puede asegurar que en nuestro país hay entre 11 y 14 millones de personas en situación de pobreza y entre 2 y 4 millones en la indigencia. Valores que, sin duda, empeorarán cuando se conozcan las nuevas mediciones cuando registren la inflación de 2014, la caída del salario real y las suspensiones y despidos en curso.

Aunque los publicistas del oficialismo hayan salido en todos sus medios adictos a sostener, sin ningún número que lo pruebe, que “sin duda la pobreza está disminuyendo en la Argentina kirchnerista”, nosotros decimos con todas las letras: el drama de la pobreza y la indigencia se encuentra en los mismos niveles de la década menemista, y, en este 2014, está empeorando aceleradamente.

J.C.

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