Caso Nisman: Lo que dejó la masiva marcha del 18F

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Vista de la marcha en Plaza de MayoLa marcha fue multitudinaria tanto en Buenos Aires como en otros puntos del país. A un mes de la dudosa muerte del fiscal Nisman, fue convocada por distintos fiscales opositores al gobierno, y apoyada por la ex esposa de Nisman, políticos patronales (los candidatos presidenciales Macri, Massa, Sanz, Binner, Carrió, Solanas) y algunos dirigentes sindicales (Piumato de la CGT Moyano). Por qué no fue nuestro partido y la izquierda. Los reclamos que siguen pendientes.

Escribe:Juan Carlos Giordano 

La masiva marcha que se llevó a cabo bajo una fuerte tormenta en Ca- pital y en gran Buenos Aires, mostró que grandes sectores de la población siguen conmocionados por la muerte del fiscal Nisman. Reflejó, a su vez, el aumento de la bronca de sectores populares y de clase media con Cristina y su “modelo” de corrupción e impunidad, más allá de los objetivos de sus convocantes. El kirchnerismo montó un acto en Zárate junto a su militancia, el mismo día aunque horas antes, intentando mostrar que el caso no lo empaña y para contrarrestar el repudio popular. Denostó la marcha en los días previos. “Prefiero la alegría, no el silencio”, dijo la pre- sidente. Y la condenó como “golpista” y “destituyente” (ver “¿Un golpe blando?”). Pero no logró su objetivo. Fue una gran expresión reclamando “nunca más” y “justicia”.

Los sectores populares que se movilizaron espontáneamente lo han hecho para que esto se escla- rezca y no vuelva a ocurrir. “Si le pasó a un fiscal, qué nos espera a nosotros”, dicen. Miles, también lo hicieron como un desahogo ante la manifiesta actitud de un gobierno que no repudió el hecho y ni siquiera envió condolencias a los familiares de Nisman. Cosa que no estaba con- templada en la convocatoria.

Pero para lograr el esclareci- miento de la muerte de Nisman, castigar a los culpables y lograr justicia, se necesita emprender una movilización para enfrentar al apa- rato represivo K y por cambiar a esta justicia de raíz. Por eso Izquierda Socialista, si bien exigió desde un primer momento el esclarecimiento de la muerte de Nisman y denun- ció que existe una responsabilidad directa o indirecta del gobierno, no concurrió a la marcha, al igual que el Frente de Izquierda.

Los objetivos de la marcha

Respetamos el sentimiento popu- lar de marchar ante este grave hecho y exigir justicia. Pero el objetivo de los convocantes (parte de la actual justicia, acompañada de políticos patronales) solo era hacer un “homenaje a Nisman”, convocando a una “marcha del silencio”, “contra nadie” y sin banderías políticas. Incluso, bajo la consigna “yo soy Nisman”, por ejemplo, se puede esconder una reivindicación del accionar político judicial del fiscal en la causa AMIA, que no compartimos. O una defensa cerrada a fiscales que ahora marchan, pero que distan mucho de “luchar por una justicia independiente”, como algunos dicen.

Los fiscales convocantes (que están en una disputa con el gobierno) son parte de un poder judicial que se va acomodando a los gobiernos de turno. Algunos están involucrados en hechos de impunidad. Y está claro que no habrá justicia independiente con los Macri, Massa o Binner. Los políticos del PJ anti K, PRO, Frente Renovador y la UCR, acompañaron la marcha para lavarse la cara, reclamando “que actúe la justicia”, cuando esos mismos políticos manipulan a los jueces donde gobiernan y están de acuerdo en espiar a opositores y luchadores (caso Fino Palacios -Macrio Massa, quien tiene a un ex jefe de la SIDE, Juan José Alvarez, al comando de su campaña electoral).

Tampoco los convocantes de la marcha tienen ninguna respuesta ante el debate actual sobre qué hacer con la ex SIDE y los servicios de inteligencia. No levantan ninguna consigna por la disolución de ese organismo, ni siquiera para que se abran sus archivos, o contra el genocida Milani. En síntesis, tanto los fiscales como los partidos patronales -que usaron la marcha para sus proyectos electorales-, no lo hicieron para “lograr justicia”, es decir, para que se termine con el entramado del aparato represivo que viene de la dictadura. Ni para que se termine con una casta judicial que vino garantizando impunidad en todos estos años.

¡Esclarecimiento y que se desmantele el aparato represivo !

Nuestro partido repudia la actitud del gobierno de tildar a la marcha de “destituyente”, como viene haciendo el kirchnerismo con toda manifestación opositora. Con ese mismo discurso, embiste contra los luchadores sociales y la izquierda. La no participación de nuestro partido en la marcha no es porque se haya tratado de una marcha “golpista” (más allá del uso que montaron los Macri y Massa), sino por los motivos antes expuestos.

Izquierda Socialista hace un llamado a los organismos de derechos humanos independientes del gobierno, organizaciones sindicales, barriales, estudiantiles, y a todas las fuerzas de izquierda y del FIT, a impulsar una movilización con otros objetivos. Denunciando que el gobierno es responsable directo o indirecto de lo sucedido. Por la disolución de todos los servicios de inteligencia. Apertura de todos los archivos secretos. No a la nueva super agencia de inteligencia K. Fuera Milani. Abajo el Proyecto X. Basta de perseguir a los que luchan. No a la criminalización de la protesta social. Desprocesamiento de los 5.000 luchadores sociales. Preparándonos desde ya para hacer sentir esta voz en la marcha del próximo 24 de marzo. Un claro camino para evitar más muertes dudosas y terminar con la impunidad y la represión.


¿Un “golpe blando”?

El kirchnerismo siempre inventa algo para intentar tapar su “modelo” de corrupción y entrega. Sus voceros hablan de que hay en curso un “golpe blando”. Sería una versión distinta, “moderna”, del Siglo XXI, de los antiguos golpes de estado “duros” que ejecutaban las fuerzas armadas, con muertos y desaparecidos. Ahora se estaría ante golpes ejecutados por medios, jueces o empresarios opositores para intentar voltear al gobierno y volver a los ajustes clásicos de los años 90. ¡Nada más falso!

Que haya roces entre el gobierno y Clarín, o cruces entre el oficialismo con la justicia o empresarios que no se le “disciplinan”, es cierto. Pero de ahí a que esos sectores, hoy por hoy, quieran voltear al gobierno vía un golpe, no es cierto. Los medios no K, algunos empresarios, Clarín y los Macri, Massa y demás políticos de la oposición patronal, quieren que este gobierno “llegue bien” a las elecciones de octubre. Lo han repetido hasta el cansancio. Y que luego se produzca un recambio de gobierno para que se siga garantizando las ganancias capitalistas bajo “otro discurso”. Hoy, si bien hay una pelea en curso gobierno-oposición, ningún sector patronal (banqueros, multinacionales o terratenientes) quieren que el gobierno se vaya abruptamente dejando un vacío de poder. Toda la patronal sabe muy bien las enseñanzas del Argentinazo. Aquella rebelión popular de 2001 tiró abajo a un gobierno por la movilización de millones y durante una semana cayeron varios gobiernos más. Solo después de un largo y tortuoso andar, el régimen pudo recomponer la “institucionalidad” de los de arriba. Le tienen terror a que vuelva a pasar lo mismo. Lo que quiere la oposición (y la mayoría de la burocracia sindical) es ir desgastando al gobierno para ir a otro gobierno patronal. Pero no “tirar” a Cristina. Además, ningún golpe se da (sea duro o blando) sin la venia del imperialismo yanqui que, vía Obama, apuesta a que este gobierno le siga garantizando las ganancias a sus multinacionales y banqueros hasta el último día como lo ha hecho hasta ahora.

No hay que dejarse engañar. El golpe “blando” es una cortina de humo. La misma que usan todos los gobiernos latinoamericanos (Dilma y el PT, chavismo, Evo, Correa) para seguir gobernando para las multinacionales y grandes patronales imperialistas.

Es un intento desesperado del kirchnerismo para que no se le siga yendo su base social, y se siga apoyando a este gobierno aunque esté aplicando un ajuste y gobernando con una feroz corrupción. Además, la teoría del golpe es sumamente peligrosa, ya que tilda a todo opositor de derechista, golpista, desestabilizador o saboteador. Cruzada que no solo va contra periodistas o fiscales (más allá que se esté de acuerdo o no con sus opiniones) sino también contra los luchadores obreros y populares. Campaña que llamamos a repudiar.

J.C.G.

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