¿Y el desendeudamiento? Festival de bonos en el final de mandato

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En sus discursos, el ministro Kicillof (ahora candidato) sigue hablando del “modelo de desendeudamiento”. Es increíble. Esto nunca fue verdad, como lo demostramos decenas de veces. Pero en los últimos tiempos, ni siquiera lo disimula.Escribe José Castillo

En sus discursos, el ministro Kicillof (ahora candidato) sigue hablando del “modelo de desendeudamiento”. Es increíble. Esto nunca fue verdad, como lo demostramos decenas de veces. Pero en los últimos tiempos, ni siquiera lo disimula.

Desesperado porque están llegando al fondo de la olla con las cajas del Anses y el Banco Central, el gobierno salió con todo a buscar nuevos préstamos. Lo hacen vía la emisión de bonos. Para que se entienda: el gobierno emite un papel y se los ofrece al “mercado” (en la práctica a los bancos, a los especuladores financieros, a los que juegan en la timba de la bolsa), que así le “prestan” al estado argentino. Claro que a cambio de jugosas ganancias, que estos verdaderos “buitres” cobrarán cuando venzan esos bonos, en todos los casos ya en tiempos del próximo gobierno. En síntesis: más deuda, que se suma a la bola de nieve impagable para el futuro.

Sólo en el último año, el gobierno lanzó doce veces bonos al mercado. Nueve de esas emisiones fueron en BONAC: rinden al que lo compra un 30% anual (tasa espectacular, inconseguible en cualquier otro país del mundo). Pero claro, son bonos en pesos, y ahora, con todas las expectativas de devaluación planteadas por los tres candidatos patronales, los especuladores quieren cubrirse. Por eso, esta semana se lanzó una licitación de otro papel, el BONAD. No son nuevos. Es la tercera emisión de este bono en 2015. Se trata de un papel que le garantiza al que lo compre que cobrará a su vencimiento (en febrero de 2017) el monto en pesos más la eventual devaluación. Es un verdadero “seguro de cambio” a medida de los especuladores.

Estos nuevos endeudamientos, con los que el gobierno kirchnerista busca conseguir plata rápida para terminar su mandato, se suman a los más de 250.000 millones de dólares reconocidos oficialmente como deuda (que son más de 350.000 cuando sumamos todos los valores reales). Una hipoteca impagable que el kirchnerismo no sólo no ha resuelto, sino, por el contrario, agravado.

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