Brasil: Rechazo popular a los Juegos Olímpicos

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Los millonarios costos de las olimpíadas han indignado a la poblaciónMillones exigen que se gaste en salud y educación, no en obras para las Olimpíadas. Comenzó una campaña llamada “apaguen la antorcha”. Nuestro partido hermano CST/PSOL (Corriente Socialista de los Trabajadores en el Partido Socialismo y Libertad) llama a “no pagar la cuenta olímpica”.

Escribe: Miguel Lamas

El 5 de agosto comienzan los Juegos Olímpicos Río 2016. A pocos días, una encuesta de Datafolha señala que sólo un 40% de los brasileños se muestra a favor de su realización, el 9% no contesta y el 50% está en contra. Un 63% dice que traerá más perjuicios que beneficios.

Esta visión crítica no tiene nada que ver con el deporte sino con una reacción popular ante las enormes fortunas que se gastan en megaobras supuestamente necesarias, que sólo encubren la inmensa corrupción de los grandes empresarios de la construcción y los partidos del régimen: PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño), el PT (Partido de los Trabajadores) y el PSDB (Partido Social Demócrata de Brasil). Mientras la salud y educación populares están en ruinas en el marco general del retroceso económico de Brasil.

Recordemos que fue en el mundial de Fútbol de 2014, cuando Brasil fue sede, que millones salieron a las calles a protestar contra la corrupción en la construcción de estadios y obras para el mismo. Con sobreprecios de decenas de miles de millones de dólares que se repartieron entre coimas a los políticos y superganancias para las empresas constructoras. Esto, en uno de los paises más futboleros del mundo, significó un cambio profundo en la conciencia popular y un masivo repudio a los partidos gobernantes, tanto al PT vendido a los capitalistas, como a su socio el PMDB, y al opositor PSDB, también asociado a la corrupción en el parlamento y gobiernos de los estados (equivalente a las provincias argentinas).

Fueron esas movilizaciones de 2014 las que cambiaron la situación del país, produjeron la gran crisis política y llevaron al enjuiciamiento de empresarios y políticos en el marco de la llamada “operación Lava Jato” (“lavandería” de dinero) que implicó a la petrolera de propiedad mixta Petrobras. Entre ellos, unos de los más grandes empresarios corruptos de la construcción en Brasil, Marcelo Odebrecht, condenado a 19 años de cárcel. Otros importantes líderes políticos del país, entre ellos Lula, fueron procesados e investigados.Fueron esas mismas movilizaciones las que produjeron la caída en la popularidad del gobierno de Dilma Rousseff y del PT. El parlamento la reemplazó por el derechista Michel Temer, que gobierna en forma interina y tiene sólo el 13% de aprobación popular (empatado con la que tenía Dilma al ser destituida) y también implicado en los escándalos de corrupción.

Ahora, las mismas empresas corruptas son favorecidas por rebajas de impuestos mientras aumentan para el pueblo y se pagan en cuotas jubilaciones y salarios de empleados públicos y maestros. Crece entonces la indignación popular y el repudio a los políticos del régimen y a las Olimpíadas.

“Apaguen la antorcha”“Apaguen la antorcha”

El país se llena de huelgas, en particular en áreas de salud y educación. Los maestros de Río de Janeiro ya llevan 5 meses de paro sin obtener ninguna respuesta de los gobernantes. Las obras de las Olimpíadas, además de estar todas sospechadas de sobreprecios, en nada benefician al pueblo. Un ejemplo de esto es la construcción en Río de un gran campo de golf. Y esto no es todo, 4120 familias fueron expulsadas de sus hogares para poder realizar obras.

El transporte público de la ciudad continúa siendo un caos, mientras el gobierno invierte 4.8 billones de Reales en el metro de la Linea 4, al que solo podrán acceder los que posean entradas a los estadios. Río ha sido militarizada con el verdadero objetivo de impedir manifestaciones de repudio a estos juegos al servicio de los ricos, el COI (Comité Olímpico Internacional), empresas y los gobiernos federal, estadual y municipal.

Por ello hay movilizaciones de repudio por cada lugar donde pasea la Antorcha Olímpica, intentando apagarla. La campaña “apague la antorcha” en las redes sociales del concejal Babá (CST/PSOL de Río de Janeiro) obtuvo más de 90.000 “compartidos” -con una interacción entre “compartidos”, “me gusta” y comentarios de casi medio millón- y un alcance a más de 5 millones de personas.

La CST/PSOL (sección de la UIT-CI en Brasil) es parte de las organizaciones que impulsan la campaña para que el presupuesto de las Olimpíadas se destine a salarios, salud, educación y otros servicios públicos.

En el parlamento sigue la disputa por la destitución definitiva de Dilma Rousseff. Las direcciones mayoritarias del movimiento obrero y popular, la central obrera CUT (Central Única de Trabajadores), la estudiantil UNE (Unión Nacional de Estudiantes) y el MTST (Movimiento de Trabajadores sin Techo), siguen convocando a manifestaciones a favor del retorno de Rousseff, a contramano del sentimiento popular. La CST/PSOL reclama que se pongan a la cabeza de la legítima indignación de los trabajadores para movilizar contra las medidas económicas de Temer, unificando las luchas salariales y populares, preparando una huelga general para echar a Temer e imponer una salida obrera y popular a la crisis.

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