Los dirigentes de la CGT y el gobierno: Después de la marcha a Plaza de Mayo

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CGTApenas pasada la marcha del 22 de agosto convocada por la CGT, lo primero que hizo Macri fue exigirles la renuncia al secretario de Trabajo y vice del ministro Jorge Triaca, Ezequiel Sabor, y el superintendente de Salud, Luis Scervino, dos hombres de buena relación con la cúpula de la CGT.
El nuevo viceministro de Trabajo, Horacio Pitrau, viene con propuestas de “normalización” de la vida gremial, en línea con la amenaza de Macri de acabar con las “mafias sindicales”.

E inmediatamente después de “renunciado” el superintendente de salud, Scervino, el gobierno suspendió una reunión con dirigentes sindicales

en el Ministerio de Salud donde se debía concretar el traspaso de 8.000 millones de pesos a las obras sociales administradas por distintos gremios.

Con todo esto Macri está muy lejos de buscar, como dice él, acabar con la “mafia sindical”. Todo lo contrario: necesita de los dirigentes traidores para que sigan frenando las luchas. Estas medidas tienen sin embargo el objetivo para el gobierno de aparecer atacando a un sector ultradesprestigiado entre los trabajadores y los sectores populares como es el de los burócratas sindicales, lo que le suma puntos para las elecciones de octubre. Dicho de otro modo, es “jueguito” para la “tribuna electoral”.
Mientras tanto exige a los dirigentes gremiales que se dejen de marchas y amagues de paros y faciliten la reforma laboral que reclaman los empresarios, con la liquidación de las negociaciones paritarias por gremio, la imposición de nuevas medidas de flexibilización laboral, la reducción de los aportes patronales a las obras sociales, entre otras cosas.
En este sentido, el gobierno tiene un ejemplo del sindicalista modelo que pretende en Ricardo Pignanelli, el mandamás del Smata, que viene desde hace años facilitando todas las medidas de ajuste y flexibilización de las patronales automotrices, incluidos las suspensiones y despidos masivos. Y que no por casualidad el 22 de agosto, lejos de Plaza de Mayo, estaba junto a sus colegas “gordos” en un asado con… Macri.
¿Y qué sucede mientras tanto con las distintas alas de la CGT que convocaron a la marcha de Plaza de Mayo y anunciaron un confederal para discutir un posible paro y plan de lucha el 25 de septiembre? Se enfrentan a una disyuntiva complicada.
No han tenido problema en dejar pasar hasta ahora el ajuste, la inflación, la rebaja salarial, los despidos. Pero les preocupa que el gobierno pueda avanzar con el plan de reducción de los aportes patronales a las obras sociales, lo que les reduciría notoriamente su fuente fundamental de fondos. Sin embargo, ven que todas las fuerzas políticas patronales, empezando por el kirchnerismo, están en contra de cualquier acción que pueda perturbar el clima electoral. La misma Cristina les ha pedido a los líderes cegetistas que eviten cualquier medida de lucha.
En consecuencia, por más que los Moyano o la Corriente Federal liderada por el secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, quieran mostrarse combativos ante la bronca de las bases por el ajuste, están atados por sus compromisos con el gobierno y los partidos patronales. Por eso los dirigentes buscarán evitar que del confederal pueda salir una medida de lucha efectiva contra el ajuste antes de las elecciones de octubre. Y nos quieren convencer que en definitiva las soluciones vendrán de votar a las alternativas patronales en octubre.
Sin dejar de reclamar el paro y el plan de lucha a la conducción de la CGT, todo lo dicho muestra en definitiva y una vez más la urgente necesidad de seguir avanzando en la construcción de una nueva dirección combativa y democrática de la clase trabajadora para enfrentar el ajuste. Para ello debemos seguir impulsando la acción del sindicalismo combativo, con los ferroviarios del Sarmiento, el Sutna (neumático), los Suteba multicolores y todos los delegados y luchadores obreros y populares. Y junto con ellos llamamos a dar el apoyo al FIT, en cuyas listas muchos de ellos son candidatos, ya que es la única alternativa para enfrentar realmente el ajuste a nivel nacional en las elecciones de octubre.

Escribe Gabriel Massa

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