La derrota de Cristina y el peronismo

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cristina anuncia los resultados que no le fueron favorables de los comiciosEscribe Gabriel Massa

Cambiemos le pasó por encima a Cristina y también a los peronistas “sensatos” y “dialoguistas” con el gobierno. La derrota de Cristina se debe a que, aunque retiene el apoyo de una parte de los trabajadores y el pueblo en el conurbano, otra parte le dio la espalda, “castigándola” equivocadamente con el voto por Cambiemos. Tanto Cristina como el resto del peronismo no son salida

La primera razón por la que Cristina y el peronismo fueron derrotados de manera tan contundente es el repudio de una franja de trabajadores y sectores populares a la corrupción y a la miseria que dejó el kirchnerismo después de doce años de gobierno, evidente en el 30% de pobres y en el desastre social en el conurbano y en los barrios populares de todo el país. El voto castigo contra Cristina que fue a Macri en 2015 se repitió en estas elecciones.

Lamentablemente, ese voto, que llevó a Macri a la presidencia, ahora fortalece al gobierno para llevar adelante su política de ajuste.

El macrismo explotó hábilmente la bronca popular contra Cristina y el peronismo, presentándose especialmente como el abanderado de la lucha contra la corrupción, impulsando los juicios a Cristina, De Vido y sus testaferros.

La segunda razón de la derrota es que el kirchnerismo y el peronismo en general, son cómplices del ajuste de Macri, lo permitieron y lo facilitaron. Los diputados y senadores que llegaron al Congreso de la mano del kirchnerismo votaron todas las leyes que les reclamó el gobierno, en particular las que facilitaron el pago de la fraudulenta deuda externa a los buitres y el presupuesto con todos sus recortes al empleo en el Estado y el gasto en salud y educación.

Los dirigentes peronistas de la CGT y los sindicatos, igualmente cómplices en el ajuste, pactaron con el gobierno y los empresarios y dejaron pasar los despidos y suspensiones masivas en el Estado y las empresas privadas. Cuando la resistencia a los despidos en empresas como AGR-Clarín y PepsiCo les exigía dar una respuesta, Cristina les pidió que no hicieran nada hasta después de las elecciones y ellos acataron.

La tercera razón de la derrota es que así como Cristina es cómplice del ajuste, ella armó las listas de candidatos con enemigos de los trabajadores y el pueblo muy repudiados. Por tomar dos casos: el ex gobernador Scioli, que dejó un desastre difícil de disimular en la provincia de Buenos Aires, y el líder docente y de la CTA, Hugo Yasky, odiado por sus bases por sus interminables capitulaciones a la lucha de los maestros y el apoyo a los planes de destrucción de la educación pública bajo el kirchnerismo primero y ahora bajo el macrismo.

Una cuarta razón de la derrota es que, en la provincia que es el buque insignia del kirchnerismo, Santa Cruz, la cuñada Alicia Kirchner aplicó el ajuste con más rigor que el propio Macri, atrasando el pago de salarios y negando todo aumento salarial a los empleados provinciales y jubilados. El resultado fue que perdió por paliza las elecciones en Santa Cruz: 31% de la gobernadora contra el 43% de Cambiemos.

Finalmente, la desaparición forzada de Santiago Maldonado y la movilización popular por su aparición provocó una crisis en el gobierno encubridor. En el momento decisivo, cuando apareció su cuerpo en el río Chubut, el kirchnerismo y el peronismo en general llamaron a desmovilizar, dando al gobierno un respiro que le permitió recuperarse en el fin de semana de las elecciones.

Al peronismo “dialoguista” le fue todavía peor que a Cristina

Los dirigentes y gobernadores peronistas que se presentan como alternativa al kirchnerismo, con una postura “sensata” y de “diálogo” con el gobierno, han quedado aún más maltrechos. Por empezar, Massa, el abanderado del “medio”, perdió hasta en Tigre (saliendo tercero) y San Fernando sus bastiones. Con su 11% en la provincia de Buenos Aires y sus bajísimos porcentajes en el resto de los distritos donde se presentó, quedó marginado del juego político.

Randazzo apenas obtuvo un magro 6% de los votos, dejando a referentes importantes como Juan Manuel Abal Medina y el Chino Navarro fuera del Congreso.
Los gobernadores que se postulaban para unificar al peronismo sin Cristina y en buenas relaciones con el gobierno han sufrido también importantes derrotas electorales a manos del macrismo. Schiaretti, con su padre político, José Manuel De la Sota, en Córdoba, quedaron a casi 20 puntos de Cambiemos, que llegó al 50% de los votos aproximadamente.

En Salta, el caudillo de los conservadores del Norte, Juan Manuel Urtubey, sacó apenas un 25% de los votos, contra el 31% de Cambiemos. El tembladeral político se expresó inmediatamente en la renuncia de todo el gabinete del gobernador.

Hasta el inoxidable Menem perdió en su feudo riojano frente a Julio Martínez, el candidato de Cambiemos.

El jefe de la bancada peronista en el Senado, Miguel Angel Pichetto, que se postula para reagrupar a los diputados y senadores ligados a los gobernadores, tampoco puede ser personalmente el líder por ausencia de votos. Seguramente terminará aglutinando a un bloque que será el que más negociará las leyes de ajuste con el gobierno.

La conclusión evidente de todo esto es que Cristina y el peronismo anti-K no son alternativa para frenar el ajuste y mucho menos salida política para los trabajadores.

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