¡Esto no va más! Basta de ajuste y represión

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BASTA DE ajuste y represionEscribe Pablo Almeida, Delegado general ATE Mecon

Una enorme movilización expresó el repudio a la aprobación del presupuesto del FMI. Una vez más la respuesta del gobierno de Macri fue desatar una feroz represión. Lamentablemente, la CGT no se movilizó ni se pronunció frente a esto. Más que nunca, es necesario que la CGT y las CTA llamen al paro general de 48 horas y a un plan de lucha contra el ajuste.

En las semanas previas la bronca venía creciendo desde abajo. Era masivo el repudio al proyecto de presupuesto 2019, que achica todo, salarios, jubilaciones, salud, educación, obra pública y todas las partidas sociales al servicio de aumentar astronómicamente los pagos de deuda externa, tal como exige el FMI.
La CGT, una vez más, jugó un rol central traicionando la lucha. No llamó al paro, lo que hubiera permitido una movilización mucho más masiva. Y, por supuesto, tampoco convocó a marchar. No dijo una palabra durante todo el día, ni siquiera cuando todos los canales de televisión mostraban casi en cadena la brutal represión del gobierno.
Por su parte, Moyano y el Frente Sindical para el Modelo Nacional tuvieron una presencia casi formal. Es que donde verdaderamente se jugaron a movilizar había sido el sábado anterior en la misa de Luján (ver nota en esta página).
Sin embargo, y a pesar de todos estos hechos que buscaron quitarle masividad a la convocatoria, se dio una muy importante jornada de lucha contra el ajuste. Hubo movilizaciones en Buenos Aires y en el interior del país, como Córdoba donde se cortó el puente Centenario desde la mañana.
En Capital, el martes se movilizaron los movimientos sociales, que confluyeron en un acampe frente al Congreso. El miércoles desde temprano estuvieron en la calle los docentes, que cumplían un paro de 24 horas llamado por Ctera, con un fuertísimo impacto en todo el país. Marcharon del Congreso al Palacio Pizzurno, donde se realizó un acto denunciando el ajuste del presupuesto educativo y de ciencia y técnica, el cierre de programas educativos nacionales y el congelamiento del incentivo. Posteriormente la columna de Ctera marchó hacia la 9 de Julio. Lamentablemente, la burocracia de Ctera no confluyó a Plaza Congreso ni planteó continuidad alguna para continuar la pelea.
También hubo paro de ATE, que aportó importantes columnas que se dirigieron a la Plaza Congreso.
A partir del mediodía decenas de miles de trabajadores se fueron acercando, hasta que todas las zonas aledañas al Congreso estuvieron cubiertas de manifestantes. Muchos más se hubieran sumado en las horas siguientes si no se desataba la feroz represión. Millones más lo siguieron por televisión, indignados por lo que se votaba adentro del Congreso y por lo que sucedía afuera.
El sindicalismo combativo, que venía convocando desde hacía varios días, aportó una importante columna. Estuvieron presentes los ferroviarios del Sarmiento con el Pollo Sobrero y el resto del cuerpo de delegados, trabajadores del Sutna, médicos de la Cicop, docentes de Ademys, los Suteba Multicolor, Amsafe Rosario, AGD-UBA, entre otros. Marcharon las CTA, los bancarios y otros gremios. Los movimientos sociales aportaron fuertes contingentes de compañeros. El FIT, al igual que el resto de las fuerzas de izquierda, ocupó un importante espacio frente al Parlamento.

Feroz represión y cacería de manifestantes
Ya desde el día anterior, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich había comenzado la provocación anunciando que “había anarquistas que llamaban a quemar el Congreso”. Cuando los primeros grupos empezaron a llegar se conocieron denuncias de que, misteriosamente, se encontraron “bolsas de restos de materiales de la construcción”, evidentemente colocados por los servicios de inteligencia en las calles.
Después del mediodía comenzó la represión, que rápidamente se transformó en una auténtica cacería sobre todas las columnas. Lo hicieron con camiones hidrantes, disparando gases lacrimógenos y balas de goma. Grupos de motociclistas de la policía atacaron a decenas de cuadras a trabajadores que se estaban retirando, e incluso “cazando” y deteniendo a casi treinta manifestantes, entre ellos dirigentes de Astilleros, de Télam, del Suteba Ensenada, ATE y de movimientos sociales como la Garganta Poderosa, de los que exigimos su inmediata liberación.
La situación fue tan grave que terminó generando una crisis dentro del propio recinto del Congreso. El jefe de la bancada de PRO en Diputados, Emilio Monzó, tuvo que aceptar que se llamara a un cuarto intermedio en la sesión y decir que “hemos decidido terminar con esta situación (la represión) y garantizar el derecho de manifestarse de la gente. Nos van a enviar el listado de los detenidos”, reconociendo explícitamente lo brutal y descontrolada de la represión que estaba llevando adelante el gobierno.
¿Cómo la seguimos?
La represión sólo generó que aumentara más aún la bronca. La CGT, el gran ausente en la plaza, tampoco dijo una palabra en todo el día, ni sobre el propio presupuesto ni acerca de la represión.
Toda esta indignación y la fuerza de la movilización que vimos en Plaza Congreso ahora se tiene que transformar, más que nunca, en organización para seguir peleando. Tenemos que discutirlo con los compañeros en cada lugar de trabajo, hacer asambleas allá donde sea posible y sacar pronunciamientos de los cuerpos de delegados, exigiéndole a la burocracia de la CGT, a Moyano y el Frente Sindical para el Modelo Nacional y a las CTA que se convoque a un paro general de 48 horas, con movilización a Plaza de Mayo y un plan de lucha contra el ajuste de Macri, los gobernadores y el FMI.