La juventud repudia al capitalismo: El crecimiento del “socialismo millennial”

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La juventud repudia al capitalismo El crecimiento del socialismo millennialCon ese título la revista inglesa The Economist ilustró su tapa del pasado 16 de febrero. Días después, otra nota similar ilustró las páginas del New York Times. ¿Qué está pasando? ¿Las nuevas generaciones se vuelcan al socialismo en Estados Unidos y otros países imperialistas? Se vuelve a abrir la discusión sobre cuál es el verdadero socialismo.

Escribe José Castillo

La crisis económica mundial, la falta de oportunidades para las nuevas generaciones de trabajadores y trabajadoras, la desidia con que los gobiernos y las multinacionales tratan el desastre climático, donde siguen priorizando sus superganancias por sobre la propia sobrevivencia del planeta, la permanencia del machismo patriarcal (exacerbado en figuras como la del propio Donald Trump) han generado que las ideas anticapitalistas y el socialismo como alternativa cada vez ganen más simpatía entre los jóvenes (los llamados millennials y centennials, entendiendo por tales a los jóvenes del siglo XXI).
Que en la mayoría de los países semicoloniales y dependientes los jóvenes son mayoritariamente antiimperialistas y críticos del sistema capitalista no es un fenómeno nuevo. Podemos hacer una larguísima lista de las movilizaciones de los últimos años en Latinoamérica y en todas ellas la presencia juvenil es preponderante. Así como lo fueron en la primavera árabe y lo siguen siendo en la resistencia palestina. Pero lo llamativo del fenómeno es la aparición de este “socialismo millennial” en varios de los propios países imperialistas.
Los números que presenta The Economist son contundentes: el 51% de los jóvenes de Estados Unidos de 18 a 29 años dicen tener una “visión positiva” del socialismo. El apoyo a Bernie Sanders en el Partido Demócrata se da mayoritariamente en franjas juveniles. La nueva diputada demócrata Alexandria Ocasio-Ortiz pertenece a esa generación millennial, se define ella misma como de izquierda y su popularidad está en ascenso. En las últimas elecciones francesas un tercio de los votantes menores de 24 años lo hicieron por las listas que aparecían más a la izquierda.
En realidad, el fenómeno no empezó ahora: los jóvenes ya habían aparecido en las protestas de Ocuppy Wall Street en Nueva York, así como en Madrid, donde dieron lugar al movimiento de los indignados, o en las gigantescas huelgas y manifestaciones griegas. Es la expresión más clara de que el capitalismo imperialista ya no tiene nada más que ofrecer a la humanidad, sólo guerras, represión, destrucción ambiental, mayor desigualdad social, miseria y marginación. Y esto, efectivamente afecta muchísimo a las nuevas generaciones.
Este movimiento, todavía difuso, pero persistentemente creciente, obliga a enormes y nuevos desafíos. Una vez más hay que discutir qué es el socialismo. Insistir en que solo puede lograrse expropiando los medios de producción y rompiendo con el capitalismo, debatiendo con todos aquellos que plantean salidas del tipo de la economía mixta, o de un capitalismo más humanizado que resuelva los problemas del patriarcado o el desastre ambiental sin tocar los intereses de los poderosos y las multinacionales. Y también a debatir cómo se construyen las herramientas para derrocar al capitalismo. Porque no podrá venir de la mano de líderes políticos de partidos como el Demócrata de los Estados Unidos, parte fundamental del régimen político imperialista yanqui o el laborismo inglés, que ha demostrado miles de veces su alineamiento contra los pueblos del mundo y también contra la propia clase obrera inglesa. Para que esta inmensa energía juvenil anticapitalista no se pierda es hoy más necesario que nunca que planteemos la construcción de nuevas alternativas políticas independientes de los partidos patronales de cada país, con el objetivo de que sean los trabajadores los que gobiernen el mundo, con la más amplia democracia, expropiando a los ricos y avanzando así, plenamente, hacia la sociedad socialista, que será, sin duda como quieren los jóvenes millennials, antipatriarcal y conscientes del cuidado del medio ambiente.