Exitosa gira de trabajadores de Luz y Fuerza de Córdoba en Buenos Aires

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exitosa gira de trabajadores de luz y fuerzaInvitados por la Juventud de Izquierda Socialista para participar de las charlas de presentación de la revista Rabia, Daniela, Damián, Pepito y Javier, trabajadores de EPEC, tomaron su auto y viajaron para participar de distintas actividades donde también pudieron difundir el estado actual de su pelea contra la privatización de la empresa eléctrica y en defensa de su convenio de trabajo.

-¿En qué estado está la pelea de los trabajadores de Luz y Fuerza de Córdoba?

Damián.– El martes pasado se completó un capítulo más en la lucha de Luz y Fuerza por sostener los derechos de nuestro convenio colectivo de trabajo. Una asamblea de cerca de 500 compañeros ratificó la posición de no entregar ninguno de los puntos de convenio a cambio de salario, cosa que ya hicieron los otros gremios de Villa María, Río IV, y también el gremio del personal jerárquico.

Para llegar a esa asamblea nuestro espacio de debate y acción política se dio una serie de tareas, tuvimos volanteadas, logramos articular con las otras dos agrupaciones opositoras dentro del gremio, sacar consignas en común firmadas por los tres espacios llamando a conservar el convenio íntegro y también, por ejemplo, en el complejo Villa Revol donde trabajamos con Pepito hicimos una asamblea para concientizar a todos los compañeros.

Javier.– Además, nosotros como trabajadores tenemos la concepción de la energía eléctrica como un bien social, como un derecho humano, es decir, no puede estar en manos de unos pocos, no puede ser un negocio. Tratamos de explicarle a la gente, e incluso a nuestros propios compañeros, por qué la defensa de una empresa estatal es importante. Se lo bajamos a tierra diciéndole que la EPEC tiene miles de tarifas sociales (iniciativa de los propios compañeros que iban a retirar las conexiones clandestinas), tiene el 100% de la tarifa gratis para electrodependientes y que le lleva el cable al último habitante, a la última escuelita del pueblito más lejano de la provincia, cosa que un privado no lo haría porque no le es rentable.

-¿Cómo surgió la idea de venir a Buenos Aires?

Pepito.– En esta oportunidad la experiencia fue un poco de devolución de todas las ayudas y aprendizajes que habíamos tenido, y veníamos a intentar promocionar de alguna manera la revista de la Juventud, que reflejaba en una entrevista la experiencia que habíamos tenido el año pasado durante el conflicto universitario, y con eje en los 50 años del Cordobazo. Fuimos a la Universidad de Buenos Aires y a la de General Sarmiento, y ahí tuvimos una devolución con gente de la juventud, del partido y de nuevas luchas, como los enfermeros de CABA. Eso fue muy fuerte, porque fue como encontrarnos con el reflejo de lo que nosotros estábamos siendo desde el año pasado, entonces fue muy bueno ver esa experiencia, de intercambio con el movimiento estudiantil y que el partido esté cerca de los trabajadores.

Tuvimos un par de “bonus”, el Pollo Sobrero nos invitó a un programa de televisión para difundir nuestro conflicto y también fuimos a apoyar una medida de los compañeros de prensa del Sipreba.

Daniela.– También fuimos a hacer un recorrido por la línea Sarmiento, conocimos a otros compañeros que están en la lucha como nosotros. Fuimos a los talleres en Haedo y nos contaron sus inconvenientes. Y, en particular, tuve la oportunidad de conocer a las compañeras ferroviarias que nos contaron la lucha que tienen y que han tenido como mujeres para empezar a trabajar en la parte operativa de los trenes. Lo bueno es que nos hemos traído muchas ideas para Córdoba de lo que es el feminismo para empezar a trabajar, con lo que para mí fue una experiencia muy enriquecedora.

Creo además que lo importante de venir a Buenos Aires, y de estar con los compañeros ferroviarios y del Sipreba, es nacionalizar los conflictos para conocer las problemáticas de los trabajadores de cada provincia y lograr la unidad de las luchas, que es la única forma en que salgamos de esto.

Javier.– Además, defendemos un modelo sindical totalmente distinto, donde el delegado deje de ser el representante del dirigente y sea la voz de los compañeros del sector de trabajo. Debemos terminar con los dirigentes atornillados a los sillones y que no conocen la realidad de los compañeros.