No existe “renegociación” ni “reperfilamiento” progresista de la deuda: Si votás a Alberto Fernández seguirá el FMI

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Si votás a Alberto FernándezEl Frente de Todos insiste en que se puede iniciar un nuevo modelo de redistribución de la riqueza y al mismo tiempo seguir pagando la deuda externa. Nos hablan de los modelos de Portugal, Uruguay o Ucrania, pero esconden que en todos esos casos lo que siguió fue un feroz ajuste contra el pueblo trabajador.

Escribe José Castillo, candidato a Diputado Nacional por la Ciudad de Buenos Aires

La sensación de que “Macri ya fue” crece día a día. En los lugares de trabajo, estudio, en los barrios populares, no se ve la hora de que se acabe esta pesadilla de ajuste, hambre, inflación, desocupación y miseria. Muchos compañeros con los que compartimos muchas luchas contra el macrismo todos estos años tienen expectativas que todo cambiará con un nuevo gobierno de Alberto Fernández y Cristina. Nosotros tenemos otra opinión. Creemos que, lamentablemente, no será así.

Todos los días escuchamos a dirigentes del Frente de Todos, empezando por el propio candidato a presidente, diciéndonos que van a “reactivar la economía”, que mejorarán los salarios y las jubilaciones y que la economía va a volver a crecer. Pero, al mismo tiempo, y sobre todo en las reuniones “serias” con empresarios, banqueros nacionales o extranjeros o funcionarios del establishment económico internacional, insisten en que no van a romper el acuerdo con el FMI y que van a cumplir con los pulpos acreedores.

¿Cómo van a hacer las dos cosas si en los próximos tres años vencen 150.000 millones de dólares? Peor aún, ¿cómo va a hacerlo cuando en los primeros seis meses de gobierno se van a enfrentar a vencimientos de deuda por casi 30.000 millones de dólares? Hasta los propios economistas que asesoran a los acreedores sostienen que eso es impagable.

Alberto Fernández y sus principales economistas (Matías Kulfas, Emmanuel Álvarez Agis, Guillermo Nielsen) sostienen que será posible llevar adelante una renegociación “amigable” con el FMI y que este organismo aceptará correr sus vencimientos mientras se mejoran salarios y se reactiva el mercado interno. ¡Esto es mentira y ellos lo saben! El Fondo nos exigirá, a cambio de cualquier renegociación, un mayor ajuste y la implementación de las reformas laboral y jubilatoria.

Al mismo tiempo, el Frente de Todos dice que ya empezó a hablar con los acreedores privados (el resto de la deuda exceptuando al FMI) para “reperfilarla”. Quiere decir para correr los vencimientos un par de años, garantizándole a estos buitres que, mientras tanto, seguirán cobrando los intereses y, luego, el 100% del capital de la deuda.

En los últimos meses nos fueron “vendiendo” distintos ejemplos de cómo supuestamente se podría poner en marcha un programa económico de “redistribución de la riqueza”, sin romper con el Fondo ni dejar de pagar la deuda. Así se habló primero de Portugal, luego de Uruguay. Ahora incluso sacaron de debajo de la alfombra el caso de Ucrania.

Pero lo que no dicen es que, en todos esos casos, sin excepción (y nosotros agregaríamos Grecia) lo que hubo fueron durísimas exigencias del FMI, con reducciones brutales de salarios y jubilaciones, con achicamientos de presupuestos que reventaron los sistemas de educación y salud públicas. Los gobiernos que los llevaron adelante fueron repudiados por sus pueblos y terminaron perdiendo las elecciones y echados del poder. Y esos países, aún hoy, cargan con pesadas deudas externas. Hoy ante cualquier renegociación nos exigirán más ajuste. Si queremos un espejo para ver que nos pedirán, ahí tenemos el Ecuador de Lenin Moreno. Votar al Frente de Todos, lamentablemente, nos llevará a que seguirá el FMI, así sea con otro discurso y otros personajes al frente de gobierno.

Si, en cambio, votás al Frente de Izquierda Unidad, estarás fortaleciendo la única propuesta que plantea que el primer paso para terminar con el ajuste es romper con el FMI y suspender inmediatamente los pagos de deuda externa. Ahí está el dinero para empezar de verdad a recomponer los salarios y las jubilaciones (haciendo que nadie gane menos que la canasta familiar), para atacar el drama del desempleo con un plan de obras públicas que cree trabajo genuino, y para aumentar los presupuestos de salud y educación. Esas son las medidas de verdad para poner en marcha un auténtico programa económico de emergencia, al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares.