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Nos estamos quedando sin gas y sin petróleo“Kirchner vocero de Repsol”Las luchas obreras en Las Heras volvieron a poner sobre el tapete el papel de YPF-Repsol. La multinacional española saquea nuestra riqueza gasífera y petrolera, ha transformado ciudades en poblaciones fantasmas, es responsable de estar llevando al país al borde del colapso energético y además, superexplota a sus trabajadores. Ahora aparece un fraude en sus reservas declaradas. El conflicto en Santa Cruz también reintroduce el debate sobre las íntimas relaciones entre el presidente Kirchner y esa petrolera, lo que ha llevado a aseverar, al Ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Andrés Soliz Rada, el título de la presente nota. En mayo del 2003, al asumir la presidencia Kirchner, algunos analistas remarcaban que el entonces presidente electo era casi desconocido en el “mundo empresario”, salvo por su “diálogo permanente” con el presidente de Repsol-YPF. En momentos en que el precio del petróleo sigue hacia las nubes (y numerosos estudios internacionales hacen negros pronósticos sobre su agotamiento para las próximas décadas), nuestro país tiene reservas de apenas 9 años para el petróleo y 15 para el gas, cuando a fines de los 80, inmediatamente antes de la privatización, llegaban a 14 y 35 años respectivamente. Incluso, después del fraude realizado por la empresa al declarar un 25% más de reservas de las que posee, podemos calcular que tenemos petróleo para sólo 7 años y gas para 8. La causa es obvia: desde la privatización todo el negocio ha sido extraer petróleo, abandonándose casi totalmente la exploración. Durante 1980-1989 (gestión de la YPF estatal) se registró un promedio anual de 117 exploraciones. En el decenio siguiente (1990-1999) el promedió descendió a 94 pozos. La tendencia al saqueo por parte de Repsol se acentuó en el último quinquenio: entre 2000 y 2004 el promedio llegó apenas a 23 exploraciones anuales. Todos los expertos señalan que la Argentina va camino a ser importador neto de petróleo en apenas 3 años. 15 años de saqueo YPF se había vendido en 1993 a un consorcio de bancos acreedores. Quedó en el recuerdo la escandalosa sesión del Senado donde se aprobó la privatización, con denuncias de coimas millonarias y un senador traído especialmente por el avión de la gobernación de Santa Cruz (ya por entonces gobernada por Kirchner) para que diera el quórum en tan decisiva votación. La empresa prácticamente se regaló: se entregó el control accionario por 6.600 millones de dólares, a 19 dólares la acción. Hubo múltiples estudios que denunciaron la subvaluación de reservas y equipos, que hacían que se estuviera entregando la empresa a menos de la mitad de su valor. Y si quedaba alguna duda, el verdadero precio salió a la luz en 1999, cuando los bancos acreedores “terminaron” su negocio, vendiendo la empresa a la española Repsol, a un valor de 44 dólares la acción. Repsol se quedó también con “la parte” que había quedado en manos del Estado argentino. En medio de estos “pases de mano” quedaron Cutral-Co, Plaza Huincul, General Mosconi, Tartagal, otrora plazas petroleras, ahora transformadas en capitales de la desocupación. Así se perdieron 50.000 puestos de trabajo de alta calificación. Sólo 6.000 trabajadores ocupa actualmente YPF-Repsol. YPF-Repsol es el más importante extractor no sólo de petróleo, sino también de gas en nuestro país. Es responsable fundamental de que, desde hace un par de años, estemos cada invierno al borde del colapso energético. Es el principal beneficiario del negocio de la exportación del gas, mientras los pobladores más humildes de nuestro territorio no tiene acceso a ese fluido natural. Es la empresa quien ha demostrado la más miserable de las conductas, poniendo a precios inalcanzables las garrafas de gas licuado, que consumen los sectores populares y que era un negocio absolutamente menor de la empresa. Kirchner, títere de Repsol ¿Qué hace el gobierno frente a esto? Creó una empresa “boba”, Enarsa, que sólo sirvió para la demagogia del corte de cintas de dos estaciones de servicio junto con PDVSA, o para un negocio con “olor a entrega” al firmar un acuerdo con una empresa china testaferra de Chevrón-Texaco donde se le cede el derecho de exploración de la plataforma submarina. ¿Y con respecto a Repsol? El gobierno de Kirchner nunca tomó la más mínima medida que afectara a la transnacional española: le garantiza que exporte lo que quiere, le permite que el 70% de esas divisas no vuelvan al país y que el 30% que retornan se controlan en base a declaraciones juradas de la propia empresa. Sí!! De Repsol, la misma que acaba de reconocer que realizó fraude ante la Bolsa de Valores de Wall Street “inflando” sus reservas en la Argentina en un 20%. Este gobierno es el que, ante el aumento del precio del petróleo a 70 dólares el barril, no le aumentó las retenciones a la empresa, hoy en el 12%, las más bajas del continente. Es el que permite la violación flagrante de la actual ley 17.319, que no le permite a ninguna empresa ser titular de más de 5 concesiones de explotación: Repsol tiene 88!! bloques de explotación en el país. Y fue el propio Kirchner el que incluso salió a jugar de “agente” comercial de YPF-Repsol, cuando esta se encontraba en guerra de precios con Esso y Shell, recomendando no comprarles a los competidores de la española. ¡Fuera Repsol y reestatización! Se impone la reestatización de todo el negocio petrolero y gasífero, recreando una YPF estatal, eficiente, bajo control de sus trabajadores, incluyendo la enorme capacidad técnica de aquellos despedidos con la privatización de 1993. Este monopolio estatal permitiría diseñar un plan que ponga la riqueza petrolera al servicio del país, explorando para aumentar las reservas, extrayendo y refinando para colocar los combustibles y derivados en el mercado interno a un precio acorde a los costos argentinos -mucho menores a los internacionales-. Exportando crudo y gas, una vez cubiertas las necesidades internas y recompuestas las reservas, pero garantizando que las divisas entren al país y sirvan a la capitalización de la empresa o a cubrir necesidades sociales discutidas democráticamente por los trabajadores. Y, por último, siendo parte de un proyecto de autonomía energética latinoamericana, junto al resto de las petroleras estatales de la región, como PDVSA, llámese Petrosur o con otro nombre, ello sólo es viable si nuestro país cuenta con una empresa estatal de petróleo real, y no con un “fantasma” creado por Kirchner como Enarsa. |
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