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Escribe:
Jose Castillo
Irán
¡Basta de presiones imperialistas!
El imperialismo yanqui ha lanzado una escalada de presiones sobre Irán. Como en Afganistán y en Irak, es sólo el primer paso para tener la excusa que lleve a una agresión militar. Se acusa a Irán de estar desarrollando tecnología nuclear que le permitiría obtener armamento atómico. Con el voto entre otros de la Argentina, Estados Unidos logró que el Organismo Internacional de Energía Atómica envíe el caso iraní al Consejo de Seguridad de la ONU, paso previo a establecer sanciones
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Cuando Estados Unidos invadió Irak, el motivo lanzado a los cuatro vientos era la existencia de arsenales de armas de destrucción masiva (químicas y biológicas). Como quedó claro después, esas armas nunca habían existido. Pero ya no importaba. Bush había logrado su objetivo e instalado un gobierno títere en Bagdad.
La historia es demasiado parecida. Desde hace unos meses empezaron las declaraciones por parte de funcionarios de la administración norteamericana acerca de supuestos desarrollos nucleares iraníes que conducirían a la posibilidad de producir armas atómicas. Luego se hizo lo de siempre, se empezó a denunciar que había “trabas” al acceso de inspectores de la OIEA a las instalaciones nucleares iraníes. Sólo se trataba de una excusa para “crear”las condiciones que habilitaran una escalada contra uno de los países del mundo que más independiente es del dictado norteamericano.
Ahora Irán está acusado de violar el Tratado de No Proliferación Nuclear y puede ser sancionado por las Naciones Unidas, incluso con una intervención militar. De hecho, se acaba de publicar en el Sunday Telegraph de Londres el trascendido de los preparativos para un ataque masivo norteamericano a las instalaciones nucleares iraníes.
¿Qué es el Tratado de No Proliferación Nuclear?
Firmado en 1968 y puesto en vigor en 1970, coloca bajo la responsabilidad del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) su cumplimiento, que permite a sólo 5 países la posesión de armas nucleares (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Unión Soviética –ahora Rusia- y China), estableciendo un monopolio de hecho.
Tres países poseedores de armas nucleares no han firmado el tratado: la India, Pakistán e Israel. De hecho Israel ha desarrollado armas nucleares y tiene almacenadas alrededor de 200 cabezas nucleares. La Sudáfrica del apartheid también había comenzado un programa de armas nucleares con asistencia técnica de Israel, pero destruyó su pequeño arsenal cuando adhirió al Tratado en 1990. La India poseería entre 85 y 90 armas nucleares y Pakistán entre 15 y 25.
Actualmente hay dos países firmantes del Tratado que son acusados por los Estados Unidos de violarlo: Irán y Corea del Norte. Este último revocó su firma del tratado luego de una disputa con inspectores de la OIEA sobre supuestas “facilidades nucleares no declaradas”.
Con Irán, la excusa es la producción de uranio enriquecido, que puede ser utilizado con fines energéticos, pero es un paso hacia el desarrollo de cabezas nucleares. Claro que para ello requiere ser producido en cantidades importantes. Por ejemplo, Argentina y Brasil cuentan tanto con la tecnología como con las instalaciones para producir uranio enriquecido, pero tienen una capacidad de fabricación autolimitada. En el caso de Irán, la propia Agencia Internacional de Energía Atómica conoce las limitaciones de ese país para producir el uranio enriquecido en los niveles requeridos para producir armamento nuclear.
¡No a las armas nucleares del Imperialismo!
Negamos el derecho de los Estados Unidos y de las otras potencias imperialistas a ser los monopolizadores del armamento nuclear. La barbarie y el riesgo de holocausto atómico está en manos de los que ya lanzaron esas armas sobre Hiroshima y Nagasaki. Todos los países tienen derecho a desarrollar tecnología nuclear, que tiene múltiples usos pacíficos. Por eso estamos en contra de un Tratado de No Proliferación Nuclear que permite que “proliferen” las armas atómicas producidas por el Imperialismo, que no “controla” ni “sanciona” al mayor violador del propio tratado, el Estado de Israel, y que sólo es utilizado como arma de chantaje para cuando algún país intenta dar algún salto en la investigación y desarrollo de la tecnología nuclear. Por supuesto que compartimos la legítima aspiración de la humanidad a un mundo sin armas nucleares, pero esto sólo se hará realidad cuando se proceda a la destrucción del mayor arsenal atómico: el que existe y se sigue desarrollando en los Estados Unidos.
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