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¿Triunfo popular o golpe de la derecha?Pocas veces un hecho político de tanta trascendencia, como la caída de Ibarra, ha generado tanta polémica. Hay posiciones muy divididas en el conjunto de la población. No es casual. Ibarra lanzó una engañosa campaña, poniendo al ex fiscal del juicio a las juntas militares, Julio Strassera, como su defensor. Y denunció que el juicio político era un golpe de Estado de la derecha más recalcitrante, peor que el golpe del ’76. Recibió apoyo de importantes referentes de los derechos humanos, como Estela Carlotto, de todo el arco “progresista”, del kirchnerismo, la Iglesia, el PJ, la UCR, dirigentes sindicales, piqueteros y organismos sociales. En síntesis, una “santa alianza” que lo colocó como víctima. Esto sin dudas confundió a muchos honestos luchadores democráticos, trabajadores y hasta sectores que se reivindican de la izquierda. ¿Cuál es la verdad? Ibarra: ¿víctima o responsable? Mientras Ibarra denunciaba que nadie quería saber la verdad de lo que pasó en Cromañón y decía que todo era un circo, no presentó una sola prueba para dar claridad sobre la masacre o las supuestas acciones que habría hecho para evitarla. Su mayor defensor fue su amigo Juanjo López, ex secretario de Seguridad quien, como ya había renunciado, dijo que asumía ser él el máximo responsable y no su ex jefe. Reconociendo incluso que sí se habían pagado coimas, pero que “Ibarra no tenía nada que ver”. ¿Nos quieren hacer creer que las coimas quedaban entre los funcionarios puestos por Ibarra? El juicio fue contundente en cuanto a las pruebas sobre la política de Ibarra. Asumió prometiendo enfrentar a las mafias de la Ciudad, pero terminó pactando con ellas. Nombró a “su” gente al frente de las mismas y se comprobó el pago de coimas a policías, bomberos e inspectores. Y también se probó el desprecio de Ibarra abandonando a las víctimas. Toda la polémica sobre “el golpe de la derecha” no fue más que una cortina de humo para esconder los hechos categóricos. ¿Macri o la lucha de los familiares? Mientras Ibarra decía que “sentía mucho dolor por los familiares”, junto a Strassera los trataba de golpistas y de ser digitados por Macri. Quería así sumar apoyos de quienes, justamente, odiamos a Macri y a la derecha. La realidad es que Macri no consigue adeptos entre los familiares. Como buen gorila, nunca se acercó a acompañarlos, y desde el primer momento estuvo junto a Kirchner, Duhalde y Solá defendiendo la gobernabilidad, apoyando el ingreso de Juanjo Álvarez al gabinete y colaborando con sus propios asesores con Ibarra. Fue la lucha de los familiares y sobrevivientes la que quebró ese pacto de impunidad obligando a Macri, Carrió, a sectores del kirchnerismo como Farías Gómez primero, y Rebot después, y luego al zamorismo, a terminar aprobando la destitución. ¿Kirchner “le soltó la mano” o la crisis llegó al kirchnerismo Hasta la votación contra Ibarra el kirchnerismo venía disciplinando la tropa propia. Luego de la votación, aún impactados por el voto del legislador Rebot, se intentó decir que fue una movida de Kirchner. Pero no se pudo esconder la crisis que se generó en la interna kirchnerista. Alberto Fernández, del PJ porteño, pidió la expulsión de Rebot. Kirchner se jugó a apoyar a Ibarra. Un día antes de la votación salieron solicitadas con las firmas de todos los senadores y diputados del Frente para la Victoria apoyando al ahora destituido. Incluso Kirchner le dio su foto deseada, abrazando a Ibarra en la Rosada, diciéndole “mi gran amigo”. La lucha de los familiares y la crisis de la Legislatura porteña -ciudad epicentro del Argentinazo- se colaron en el kirchnerismo porteño e impactaron sobre Kirchner y su gabinete. ¿Se viene la derecha o se fortalecen los derechos populares? Ibarra, además, se sacó la careta de “demócrata” cuando rechazó el mecanismo de “juicio político” (que él mismo promovió contra el intendente Carlos Grosso), diciendo que “democracia es votar cada cuatro años”, negando los pocos espacios que el sistema deja para revocar funcionarios. En poco tiempo se asimilará que no es la derecha, corrupta, que desprecia como nadie la vida y la seguridad de la gente, quien se fortalece. Al contrario, la destitución de Ibarra hizo que desde el 7 de marzo todos los gobernantes actuales y futuros sufran del síndrome Cromañón, del pánico que una nueva masacre por corrupción o falta de seguimiento del Estado se lleve su mandato y puedan terminar presos. La destitución de Ibarra es un triunfo popular que lo pone más cerca de la cárcel y ayuda en la pelea por defender la vida y seguridad del pueblo. El MST-El Socialista se siente parte de este triunfo social, acompañando desde el primer día la lucha de los familiares y sobrevivientes. Y con ellos seguiremos la pelea para que, ahora, sea la justicia penal quien ponga tras las rejas a Ibarra, Chabán y a todos los responsables. |
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