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Panorama político¿Qué pasó en la Plaza?Lo más importante que pasó en la Plaza de Mayo el 24 fue una movilización multitudinaria que no se veía hace años, o que cuesta recordar otra parecida. Pero junto con esto hubo un incidente en el palco con las Madres y Estela Carlotto, de Abuelas, que creó confusión. Los medios le dieron casi más relieve que a la misma movilización. ¿Qué pasó realmente? Los hechos muestran que hubo una provocación montada por el gobierno, que no pudo empañar la magnitud de la movilización y el reclamo de justicia de millones. Nadie duda de lo extraordinaria que fue la movilización del 24 (ver páginas centrales). Pero surgieron los interrogantes sobre lo ocurrido en el palco durante la lectura del documento acordado previamente. Las reiteradas y casi exclusivas imágenes en la televisión, con las Madres y Abuelas hablando o haciendo declaraciones, y la polémica posterior, sembraron dudas entre muchos luchadores. Marta Vázquez, de Madres-Línea Fundadora, tomó el micrófono para decir que ellas no estaban de acuerdo con el documento. Mientras lo leían los locutores, Estela Carlotto se levantó de su silla y luego declaró que “fue una estafa, hubo un aprovechamiento de la fecha que es injusto y falto de ética” (Página/12, 25/3). Una acusación dura, y más porque proviene de alguien que es muy respetada. Al otro día, voceros del gobierno y de sectores que lo apoyan, salieron a acusar directamente a la izquierda. “Izquierda siniestra”, dijo el ministro Aníbal Fernández. “La intolerancia y el sectarismo que les impide salir del gueto del uno por ciento”, dijo el ex montonero y actual periodista Horacio Verbitsky. Una provocación montada por el gobierno ¿Fue una cosa montada por la izquierda contra las Madres y las Abuelas? ¿No se las respetó haciendo algo no previsto? Nada de eso. En realidad se trató de una maniobra preparada por el gobierno y que, lamentablemente, contó con la colaboración de las Madres-Línea Fundadora y de Estela Carlotto. Como lo vienen aclarando con todo detalle otros organismos (ver comunicado en páginas centrales) todo lo que se hizo estaba acordado con las 356 organizaciones de derechos humanos, populares, sindicales, juveniles y políticas (UCR, ARI y de izquierda, entre otras), que forman el Espacio del Encuentro 30 Años, Memoria, Verdad y Justicia. De ellas sólo catorce no firmaron el documento, entre ellas Madres y Abuelas. Pero conocían el texto y acordaron que iba a ser leído sin ninguna aclaración de nadie. A su vez, ellas sí aprobaron las consignas convocantes, muchas de ellas claramente críticas al gobierno (no pago de la deuda externa, retiro de Gendarmería de Las Heras, retiro de las tropas argentinas de Haití). En ninguna de las reuniones previas dijeron que no querían que se leyera el documento o pidieron hablar desde el palco. ¿Qué pasó entonces? El gobierno de Kirchner fue haciendo distintos intentos para usar la movilización del 24 para sus fines políticos, que fueron fracasando. Llegó incluso a ofrecer a Adolfo Pérez Esquivel y a las Madres y Abuelas, que les pagaba micros, les daba el balcón de la Rosada para hablar, si el gobierno compartía de alguna manera la convocatoria. Esto fue informado por el propio Pérez Esquivel en las reuniones previas donde se fue discutiendo el documento y la organización de la marcha. Es justo reconocer que tanto Pérez Esquivel como Estela Carlotto rechazaron esos ofrecimientos y siguieron siendo parte de los convocantes. Después, Kirchner montó junto con Hebe de Bonafini, que sí apoya directamente al gobierno, el festival de la noche del 23 de marzo en la Plaza de Mayo, para tratar de dividir. Pero es claro que la presión sobre Madres-Línea Fundadora y Abuelas fue tremenda. El objetivo: empañar un acto de masas que iba a tener una declaración con fuertes y correctas críticas al gobierno. Y otro objetivo, más a largo plazo, dividir a los organismos de derechos humanos entre sí y del resto de las organizaciones sociales y políticas, para debilitar las movilizaciones contra la impunidad y la represión. El gobierno montó la maniobra con la contribución de organizaciones como Patria Libre, ex Montoneros y otros sectores prokirchneristas que, desde las 15 (dos horas antes de la convocatoria), fueron ocupando con su gente todos los alrededores del palco. Desde allí se dedicaron a provocar, silbando cuando se leía el documento e incitando a las Madres para que tomaran el micrófono. Estas organizaciones nunca formaron parte de las 356 convocantes. En síntesis, quien realmente jugó un papel siniestro, de desconocimiento del dolor por los 30 mil desaparecidos, fue el gobierno de Kirchner. Los errores políticos de las Madres y las Abuelas Las Madres-Línea Fundadora y Estela Carlotto, presionadas por el gobierno, cometieron un grave error dejándose manipular por el kirchnerismo. Ellas nos merecen todo el respeto por su dolor y por su heroica lucha. Como también Hebe de Bonafini, que ya hace años dividió el movimiento de derechos humanos y ahora, por primera vez en su larga trayectoria, apoya incondicionalmente a un gobierno justicialista. Pero ese respeto no nos puede impedir señalarles una dura crítica y llamarlas a la reflexión. En especial a Estela Carlotto, a las Abuelas y a las Madres-Línea Fundadora. Desde ya están en su derecho de apoyar políticamente a quien quieran. Pero es justo también recordarles que se vienen equivocando. Muchos organismos, o sus miembros, apoyaron en un primer momento al gobierno radical de Alfonsín y luego vinieron las leyes de la impunidad. Después confiaron en el gobierno “progresista” de la Alianza de De la Rúa, Chacho Álvarez y Graciela Fernández Meijide. Ahora vuelven a tropezar con la misma piedra: despertar confianza en un supuesto gobierno “progresista” justicialista. Un nuevo error político. Son políticos patronales, que gobiernan para los de arriba y que usan la represión contra el pueblo, como ocurre con Kirchner en Las Heras, por ejemplo. Una última cosa: Madres y Abuelas tienen derecho a apoyar políticamente a quien quieran, pero no tienen derecho a usar su enorme prestigio para sumarse a maniobras divisionistas contra miles y miles que siempre se jugaron por ellas y por la causa de los derechos humanos. Ahora el gobierno paga afiches que rezan “el pueblo las abraza”, pero los que realmente las abrazan son los miles y miles que año tras año se movilizan el 24 y todos los días luchando por el salario, contra el hambre y la entrega. Kirchner: ¿el gobierno de los derechos humanos? La base del apoyo al gobierno de sectores como el de Hebe de Bonafini está en considerar a Kirchner como un gobierno distinto que se juega por los derechos humanos. Muchos sectores populares pueden tener esta misma impresión, incluso aunque lo vean más críticamente en aspectos sociales como el salario. En realidad, se trata del gobierno que hace los discursos más duros contra los militares, pero que si vemos más en profundidad encontramos que también en esto hace un doble discurso. Porque salvo acciones espectaculares como bajar el cuadro de Videla del Colegio Militar, transformar a la ESMA en un museo o promover que el 24 sea feriado nacional, no se han tomado medidas de fondo que lleven a los genocidas a las cárceles comunes. Se decía que iba a anunciar la anulación de los indultos y no ocurrió. Propuso que lo haga la Corte Suprema. Videla y Massera siguen con arrestos domiciliarios y miles y miles de genocidas siguen libres, porque la justicia del sistema interpreta a su gusto la anulación de las leyes de impunidad, conseguida por la movilización y basada en un proyecto de Patricia Walsh. Pero, a su vez, este gobierno sigue aplicando la represión contra las luchas, como pasa en Las Heras, o sosteniendo la situación de miles de procesados por luchar. Kirchner tiene que hacer discursos duros contra el genocidio porque las masas no perdonan y siguen reclamando justicia. Le toca gobernar después del Argentinazo y teme que vuelva el “que se vayan todos”. Kirchner está obligado a hacer un doble discurso populista para tratar de seguir haciendo pasar una política económica al servicio de seguir pagando la deuda externa y a favor de los grandes grupos económicos, que son los mismos que apoyaron a la dictadura (Ford, Techint, Pescarmona, Macri, los banqueros). Lo que realmente mostró el 24 La maniobra del gobierno ha tenido cierto impacto, pero no modificó su fracaso. No pudo evitar que el 24 se produjera una nueva movilización de masas en Plaza de Mayo y en todo el país, que mantiene latentes las banderas contra la impunidad de ayer y de hoy. Y que, objetivamente, estas movilizaciones del 24 van también contra el imperialismo, contra el intento permanente de la burguesía y sus políticos justicialistas, radicales y liberales de recuperar a las fuerzas armadas para la represión y para tenerlas de alternativa ante las futuras crisis. Pero este proyecto que Kirchner retoma con discursos populistas viene fracasando, porque las masas no se reconcilian con quienes asesinaron a miles para gobernar para el FMI, las multinacionales, los banqueros y los grandes empresarios nacionales. El Argentinazo también mostró que las masas van contra los gobiernos de la “democracia de los ricos”. Las luchas actuales por el salario, por el trabajo y demás reivindicaciones populares y sociales son parte de esa lucha que tanto preocupa al gobierno. La movilización de los petroleros de Las Heras terminó tumbando al gobernador Acevedo. En la provincia de los Kirchner sufrió una dura crisis política. En Gualeguaychú logró que provisoriamente se levantaran los cortes de ruta, pero las negociaciones de Kirchner y Tabaré pueden terminar con que siga la construcción de las papeleras, lo que va a desnudar que tampoco en esto van a ir hasta el final. La movilización del 24 no hace más que tonificar al movimiento de masas para seguir desarrollando las luchas obreras y populares que van contra el plan del gobierno de Kirchner. Por este camino se castigará a los genocidas y se terminará con la impunidad. |
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