El
Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
Escribe:
Juan Carlos Giordano
Argentina, siglo XXI
El trabajo esclavo provocó otro Cromañón
Seis bolivianos, entre ellos cuatro menores, murieron calcinados en un taller-vivienda ubicado en el barrio residencial de Caballito, de Capital. Eran obligados a realizar trabajo esclavo. Un sistema ilegal que se practica no muy lejos de la Casa Rosada. Hay que luchar para erradicarlo y encarcelar a quienes la provocaron.
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Vista de una de las habitaciones donde se realiza trabajo esclavo |
“Se necesita gente joven, emprendedora, que quiera trabajar en la Argentina, con un buen sueldo.” Así denunció cómo empiezan las mentiras y el tráfico ilegal en su país, Guillermo Mamani, director del periódico “Renacer” de la colectividad boliviana. Cuando llegan a la Argentina esos pobladores, los empresarios que los contratan les quitan sus documentos de identidad (si los tienen) para que no se puedan volver y los hacen trabajar por $ 400 al mes, hasta veinte horas diarias. Esto con la complicidad de Migraciones y todos los controles argentinos. Luego, esas personas figuran como “indocumentadas”, ya que son inmigrantes ilegales que ni siquiera son registrados en un censo. Al no tener “identidad” porque ningún gobierno, ni el actual, les dio ese derecho, son obligados a agachar la cabeza, con la consecuencia de que si hacen la denuncia van presos por no estar registrados. Incluso, los trabajadores, para resguardar su seguridad tratan también de encubrir la contratación ilegal de sus patrones, aunque sean esclavistas y chupasangres, llegando a hacer una marcha pública con ese reclamo.
La responsabilidad del gobierno
“Esta gente que explota a otros necesita de cómplices directos e indirectos. Si no se desactiva esa coincidencia de intereses poco se va a solucionar con algunas razzias en talleres de costuras”, agrega Mamani. Y los cómplices son los de siempre: inspectores, funcionarios, gobernantes y policías comprados. El mismo mecanismo que demostró Cromañón. Esta masacre, como siempre dijimos, tuvo responsables materiales y políticos. El juicio a Aníbal Ibarra desentrañó una serie de hechos de corrupción aceitados con dinero para seguir embolsando la recaudación de los boliches a costa de la vida de nuestra juventud. Acá está ocurriendo lo mismo. Además de los empresarios explotadores, hay funcionarios en Aduanas y Migraciones que hacen la vista gorda, inspectores inexistentes a la hora de controlar, y coimas que fluyen para comprar voluntades. ¿Cómo puede ser que en un barrio residencial como Caballito, en plena Capital Federal, después de innumerables denuncias haya más de cien talleres con centenares de personas trabajando como en siglos pasados? ¿Qué hizo el gobierno nacional que en carísimas tandas publicitarias anuncia su lucha por el “trabajo registrado”? Las pruebas están a la vista.
Trabajo en negro: sucio negocio capitalista
Lo hasta aquí descripto es lisa y llanamente deplorable por donde se lo mire. Pero en la Argentina existe otra lacra que se le parece y tiene como víctimas a aquellos que tienen que trabajar “en negro”. Es casi la mitad del total de los trabajadores, es decir, casi 5 millones de personas. Son los que les pagan de acuerdo a la voluntad del patrón, les cambian las condiciones de trabajo como quieren, no tienen obra social ni descuentos para una futura jubilación. El mayor empleador de trabajo precarizado es el propio Estado (es decir el gobierno de Kirchner, con sus gobernadores e intendentes), que también obliga a prestar servicios en negro (contraprestaciones) a miles de desocupados que cobran planes sociales. Y mantiene como contratados a miles de trabajadores que hacen tareas permanentes.
Por eso hay que apoyar a los trabajadores que repudian el trabajo esclavo. Que se les brinde trabajo digno. Exigir cárcel para los empresarios chupasangres, policías y funcionarios cómplices. Y seguir luchando por terminar con el trabajo en negro, verdadera lacra de un sistema capitalista que con sus fauces sigue cometiendo sus crímenes en la Argentina en pleno siglo XXI.
Esa Argentina Cromañón, ahora gobernada por el actual presidente Néstor Kirchner.
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