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Editorial
Por aumento de salario y contra el trabajo precarizado
Mientras el presidente Kirchner dijo públicamente que “la inflación no la generan los trabajadores”, por otro lado, de la mano de las patronales y la CGT, le puso un techo a los reclamos salariales. Fue él en persona quien disciplinó las discusiones en las paritarias, aconsejando aumentos que oscilaran entre el 16 y el 19% para que no “generen inflación”. ¿En qué quedamos señor presidente?
Esa política fue mostrada en conferencia de prensa entre el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el titular de la CGT, Hugo Moyano, cuando anunciaron el aumento para los camioneros dentro de esos valores, muy distante del pedido originario del 30%. Con ese “caso testigo” arreglaron otros sectores, como los porteros de edificios (18,5%), bancarios (18%), La Fraternidad (17%) y ahora Comercio, con un 19% escalonado hasta agosto. Aumentos lejanos al 30 o 40% que levantaron los propios dirigentes sindicales. Siguen negociando el SMATA, Alimentación, la UOCRA y los metalúrgicos.
Es cierto que los trabajadores en blanco que fueron alcanzados por esos aumentos acortaron distancia con la inflación. Pero esos acuerdos abarcan a una minoría de la clase trabajadora. Los aumentos en las paritarias sólo comprenden a algo más de tres millones de los casi once que se encuentran en el mercado laboral, quedando afuera los cinco millones que lo hacen en negro, además de todos los estatales y los jubilados.
No es cierto que un aumento mayor hubiera disparado aún más la inflación, como argumentan el gobierno y las patronales. Un informe de la CTA señala que en las mil empresas más grandes del país, la remuneración promedio alcanza los $ 2.379, pero la productividad lograda por esas patronales -récord en los últimos quince años-, permitiría pagar salarios de 9.280 pesos.
Y si contemplamos la “productividad” en las arcas del Estado, las cuentas son aún más claras. Al existir recaudaciones impositivas y superávit récord, permitiría otorgar un aumento inmediato a estatales y jubilados, cosa que el gobierno no hace porque destina esos fondos en subsidiar a grandes empresarios y banqueros y a pagar la fraudulenta deuda externa.
Por eso es necesario exigir un aumento de emergencia para todos los trabajadores y jubilados del país acorde a la canasta familiar, que ya superó la barrera de los $2.000 para una familia tipo. Y dar batalla contra el trabajo precarizado y en negro. Los trabajadores del subte son un ejemplo porque no sólo pelearon y consiguieron esos valores con planes de lucha desde el 2005, sino que ahora reclaman que pasen al convenio de la UTA los 600 trabajadores que lo hacen en forma precaria en las tercerizadas. Antes ya plantearon lo mismo los petroleros de Las Heras reclamando el reencuadramiento al convenio de esa rama para quienes los pusieron en el de la UOCRA. Y con el trabajo esclavo a inmigrantes bolivianos se deschavó lo que querían ocultar desde el Ministerio de Trabajo y las patronales, que miles y miles trabajan por dos pesos para grandes textiles de marca que venden sus productos a ricos y famosos en carísimos shoppings.
Si la burocracia sindical se dignara a apoyar a estos trabajadores y reclamar que se termine ese tipo de relación laboral que viene esclavizando a la clase obrera desde los ’90, permitiría que en todos los gremios, y en especial los millones que trabajan en negro, se puedan sumar, para dar combate así a uno de los grandes flagelos que, junto con los bajos salarios viene de la época del neoliberalismo menemista.
Desde cada lugar de trabajo hay que abrir este debate y tomar medidas de apoyo y solidaridad para quienes reclaman salarios dignos y mejores condiciones de trabajo. Repudiar la represión a los que luchan. Rechazar el techo salarial y reclamar como mínimo $ 1.800 para todos. Y llamar a unificar los conflictos en un plan de lucha nacional.
La CTA hace una jornada de protesta este jueves 20 pero sin delinear ningún plan de lucha. ATE llama a parar por un 30% de aumento para los estatales. Y la CGT sigue negociando gremio por gremio, empresa por empresa, sin tomar ninguna medida de conjunto. Mientras desde abajo seguimos apoyando a los que reclaman, es necesario aprobar mociones que reclamen que esa central rompa la tregua con el gobierno y tome alguna medida nacional.
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