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Visita a los EE.UU.Felisa Miceli recibió elogios del FMIHace unos días la ministra de Economía, Felisa Miceli, acaba de entrevistarse en los EE.UU. con el titular del FMI, Rodrigo Rato, y con John Snow, secretario del Tesoro norteamericano. “Amable y paciente... causó una buena impresión en el Departamento del Tesoro, el FMI y entre los argentinos que trabajan en esta capital... Todos destacaron su ‘don de gentes’ y su inteligencia para plantear, por ejemplo, la política de los controles de precios diciendo que sólo son acuerdos sobre 260 productos y dentro de cierta banda de movilidad” (La Nación 24-04). Uno de sus inmediatos colaboradores, Guillermo Moreno, tranquilizó a los hombres de negocios y a representantes del Grupo de los Siete países más grandes del mundo, preocupados por sus inversiones, asegurando: “El gobierno no va a aplicar precios máximos al público” (Clarín, 21-04). Al finalizar las entrevistas, la ministra se llevó como tarea las recetas del Fondo Monetario: más aumento de las tarifas de las privatizadas, de las tasas de interés y seguir mejorando el superávit de 4,4%, a 7 u 8%. Terminó el encuentro con el estudio de un nuevo préstamo para la Argentina por 3.300 millones de dólares del Banco Mundial, además del ya recibido en marzo por 500 millones de dólares. Aceptada la política económica, se acordó una nueva visita de monitoreo del FMI a mediados de año en la Argentina. Con Kirchner no hay independencia nacional Desde hace meses el gobierno de Kirchner viene haciendo campaña de que se recuperó la independencia económica a partir de la cancelación anticipada de la deuda, de 9.810 millones de dólares, con el FMI. Ese premio otorgado al ente, según declama el presidente, nos daría la posibilidad de generar políticas de desarrollo independientes, desembarazándonos de los controles del Fondo. Pero lo terriblemente cierto es que ese dinero provino de la reducción del gasto público y el congelamiento salarial a estatales y jubilados. Con ese supuesto “acto de patriotismo supremo”, lo pagado superó ampliamente lo desembolsado durante los gobiernos anteriores de Duhalde, De La Rúa, Menem y Alfonsín, que sumado a lo pagado al BID y al Banco Mundial se terminarán girando 25.000 millones de dólares que salen de los bolsillos populares. El resultado está a la vista. El nivel de vida de los trabajadores empeora y el trabajo precario aumenta. Sólo se beneficia un sector ultraminoritario de banqueros, industriales y agroexportadores. Es más, la Argentina sigue afiliada al FMI y continúa atada a las reglas de “monitoreo” económico. Kirchner no está enfrentado al Fondo Monetario y la Argentina no es independiente. Para ello se debería terminar con las consecuencias que dejaron las viejas recetas del FMI, reestatizando todas las empresas privatizadas, nacionalizando la banca y el comercio exterior y dejando de pagar toda la deuda externa para destinar esos fondos a un plan de obras públicas que ponga fin a la desocupación. |
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