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Triunfo popular, no del gobiernoPatti impugnadoA Patti se le impidió asumir como diputado por sus antecedentes como torturador. Un verdadero triunfo popular que el gobierno se quiere adjudicar, cuando fue el PJ y su aparato el que dio lugar a que este torturador formara parte de sus listas.
La multitudinaria marcha del último 24 de marzo demostró que el repudio a la violación de los derechos humanos y la lucha contra la impunidad, siguen vigentes en el pueblo argentino. De esto el gobierno se da cuenta e intenta adjudicarse los logros de estas luchas. Ni bien asumió quiso capitalizar la anulación de la obediencia debida y el punto final. Ahora resulta ser que el kirchnerismo descubre que Luis Abelardo Patti, después de haber sido intendente de Escobar en dos períodos y conformado frentes electorales con diferentes figuras del justicialismo, carece de “idoneidad moral” para ocupar un cargo como diputado nacional. Ahora recuerdan que Patti torturó a Mario Barzola y Miguel Guerrero, y estuvo implicado en secuestros, asesinatos y desapariciones como la del ex diputado Diego Muñiz Barreto. Pero tanto la anulación de las leyes de la impunidad como la impugnación de Patti son el triunfo de la lucha llevada a cabo por nuestro pueblo a lo largo de estos años. Patti debería estar preso Lo cierto es que no denuncian nada que no supieran antes. El PJ, en todas sus variantes, no solo lo sabía, sino que lo ocultó en todos estos años. Cuando el debate debería centrarse sobre si Patti tendría que estar preso, tratan de enarbolar las banderas de los derechos humanos, cuyo abanderado indiscutido es el pueblo, impidiendo que el ex comisario asuma como diputado. Entonces la pregunta habría que cambiarla. No debe ser si un genocida puede ocupar una banca, sino: ¿Puede estar libre un genocida que participó en secuestros, torturas y desapariciones, antes, durante y después de la última dictadura militar? ¿Puede estar libre quien aún hoy dice que “para resolver un delito la policía tiene que cometer por lo menos otros cinco”? ¿O que acepta que lo llamen “asesino o torturador, pero no chorro”, como el mismo dice? Obviamente la respuesta es no. Así, ya nadie podría discutir que un preso no puede ser diputado. Entonces, ¿se trata esto de una defensa de los derechos humanos? Tampoco. Se trata de una maniobra más del gobierno para capitalizar la lucha del pueblo en contra de la impunidad, y encima sacar rédito, ya que quien asumirá en lugar del ex intendente de Escobar es el ex duhaldista, ahora oficialista, Dante Camaño, gremialista gastronómico, hermano de Graciela Camaño, quienes compartieron lista con Patti en las últimas elecciones legislativas. Esto es una clara evidencia de la hipocresía del justicialismo que con el afán de lograr un cargo, arma frentes electorales con cualquiera y es capaz de realizar la más impensada maniobra para asegurar puestos a sus más íntimos amigos. Un cambio de figuritas Pero Camaño no es el único oficialista que compartió lista con Patti. Podemos nombrar a Díaz Bancalari y Chiche Duhalde, quienes también lo acompañaron en las últimas elecciones; o al sinvergüenza de Ruckauf, que prefirió no presentarse en la sesión del último martes 23. Está claro que el circo montado en la última sesión de la cámara baja no es otra cosa que parte del doble discurso de Kirchner y todos sus seguidores. Circo al que, a su manera, se sumaron diputados de la UCR, algunos alineados con el presidente, quienes se manifestaron por la destitución, y otros, que quisieron salvar al frustrado diputado. Entre estos últimos hicieron una actuación especial Raul Alfonsín y Pedro Azcoiti. El primero, padre de la Obediencia Debida y el Punto Final, argumentó que impugnar a Patti atentaba contra la democracia y sus instituciones. En tanto que el segundo, víctima del represor cuando tenía veinte años, utilizó su “prestigio” de torturado para tratar de darle más fuerza a los argumentos planteados por Alfonsín. Seguramente mucha gente ve como positiva la impugnación a Patti. Claro que lo es, fruto de la lucha llevada adelante por millones en estos años, no del actual gobierno que usa este hecho para posar como defensor de los Derechos Humanos. Pero la impunidad no termina con impugnaciones a genocidas, sino con cárcel para ellos, por la cual vamos a seguir luchando. |
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