El
Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
Escribe:
Carlos del Frade
La pelota manchada
Escritor rosarino, en 2005 recibió el premio “Arturo Jauretche” por su labor en los medios de comunicación y “Reconocimiento”, en Madrid. Publicó mas de treinta investigaciones sobre historia nacional y política económica y social. Es director y conductor de programas radiales. Ha obtenido el Martín Fierro en varias oportunidades por su labor en radio.
Nos escribió esta nota sobre el mundial, como colaboración para El Socialista.
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Niño indú pintando a Ronaldinho, Messi y Figo, figuras del próximo mundial |
El Mundial es la exhibición más impune del capitalismo. Dos cifras para entender la frase anterior. El tráfico de personas que supone la venta de jugadores constituye la quinta actividad económica del planeta, detrás del petróleo, la venta armas, el narcotráfico y los medicamentos. Un gran negocio sustentado en la pasión popular que se repite en la mayoría de los países.
Muchedumbres que empujan a sus hijos a lograr jugar en la primera división del club de sus amores. Pero en casi todas las asociaciones de fútbol se llega a una conclusión que exhibe la ferocidad del negocio. De miles y miles de chicos que sueñan con ascender hasta la máxima categoría, solamente llega entre el 3 y el 5 por ciento.
Fenomenal síntesis del sistema.
Las mayorías producen ilusiones y generan negocios para muy pocos mientras los hijos del pueblo, la mayoría de los hijos del pueblo, se quedan afuera de la cancha. Del otro lado del alambrado, del otro lado del foso. Respetando como inmutables las reglas de juego.
Llega a ser feliz una minoría.
Solamente unos pocos pueden acceder a concretar sus sueños. Y esa minoría, surgida de las entrañas de los que son más, generan millonarios negocios que también serán disfrutados por unos pocos.
El Mundial, entonces, termina siendo la exhibición de la impunidad del sistema.
Y como prólogo del campeonato, dos postales más se suman a la mecánica que maneja ya no solamente la cancha chica del fútbol, sino también la cancha grande de la historia en estos crepusculares tiempos del tercer milenio.
En Italia, país de larga y reconocida tradición futbolera, país de larga y reconocida tradición capitalista, varios integrantes del poder judicial acaban de determinar que la Juventus ganó los últimos dos torneos a través de coimas pagadas por sus principales dirigentes que a la vez son “grandes empresarios” a los referís de la liga.
El castigo puede ser el descenso directo de la reconocida Vechia Signora, como la llaman a la Juve.
El fútbol millonario de la Italia opulenta produce resultados a partir de algo que forma parte de las reglas de juego de los poderosos, la corrupción y la subordinación de los valores del deporte ante el altar que supone la idolatría de ganar a cualquier precio.
Cancha chica del fútbol, cancha grande del sistema.
La Juve convertida en sociedad anónima necesita ganar a cualquier costo para que no se derrumben sus acciones en la bolsa. Sin embargo, algunos integrantes del poder judicial hicieron lo que debían y la derrota no se dio en la cancha chica, sino en la cancha grande donde ellos, los dueños de casi todo, valoran la realidad. Las acciones de la Juve cayeron casi un treinta por ciento produciendo grandes pérdidas monetarias para esas minorías que convirtieron al fútbol en un negocio de pocos.
Del otro lado de la raya de las reglas de juego, la noticia viene del fondo de las inferiores del interior argentino.
Territorio siempre exportador, como en el siglo diecinueve, las nuevas joyas que ilusionan a los hinchas del sur del mundo cada día se van más pibes, más purretes. Ya es imposible identificar a esos muchachos con la camiseta querida. Son pasantes, como ocurre en la cancha grande de la historia. Ya no hay estabilidad en la relación laboral y son los hinchas los que más pierden viendo cómo se remata el patrimonio colectivo por medio de ventas rápidas.
Un pibe de catorce años, Laurito, de las inferiores de Newell´s, acaba de ser transferido a un club de Brasil. Tráfico de chicos, cacería de valores cada vez más niños, ofrendas que deben inmolarse ante el dios dinero que impone las reglas en la cancha chica del fútbol y en la cancha grande de la historia contemporánea.
Postales que conforman el necesario prólogo del campeonato que comenzará el próximo nueve de junio.
Minorías sedientas de dinero a través de la manipulación de las mayorías.
Minorías vencedoras, mayorías goleadas.
El Mundial como la exhibición de mayor impunidad del sistema.
Cancha chica del fútbol, cancha grande de la historia.
Para que alguna vez festejen los que son más será necesario cambiar las reglas de juego.
Adentro y afuera.
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