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Empieza el Mundial
Vamos por salario, trabajo, salud y educación
Empieza el Mundial. Hombres y mujeres, ancianos y niños, estaremos pegados al televisor hinchando por la celeste y blanca. ¡Una alegría después de tanta malaria no nos vendría nada mal! Será duro y habrá pelea. Los amantes del fútbol, más allá de los resultados, apostaremos a que nuestros once jueguen bien y den todo en la cancha. Como lo reclamara ese gran escritor Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra. “Ojalá se desafíe la tecnocracia del deporte profesional, que ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía”, decía.
En este mes, desde el 9 de junio hasta el 9 de julio, día de la final, no será el único desafío que tendremos los trabajadores y el pueblo. Intentarán tapar con la pasión de multitudes los problemas irresueltos contra los cuales habrá que seguir dando pelea.
Mientras Eduardo Duhalde, Macri, gobernadores, funcionarios e intendentes, grandes empresarios y banqueros gastarán millones para estar en Alemania en vivo y en directo, nuestros reclamos deberán empezar, como mínimo, por exigir un televisor en cada lugar de trabajo para ver la Selección.
Ya en estos días los grandes formadores de precios han aprovechado para remarcar los artículos del hogar. ¡Ni qué hablar de comprar un pantalla plana! Uno cree que valen $500, pero ese es sólo el valor de la primera cuota. Será por eso que el salario, desde el 2001, perdió un 40% en relación con los electrodomésticos y automotores.
Unos 2.800 medicamentos aumentaron en el último mes, muchos de ellos entre el 15 y el 50%. Kirchner autorizó una suba del 15 % en los peajes de las rutas 2 y 11 de la provincia de Buenos Aires. Aumentó el boleto de colectivo en Santa Fe. Y el INDEC acaba de anunciar un 0,5 % de inflación para mayo, cuando sabemos que los artículos de primera necesidad, como siempre, subieron muchísimo más... ¡Justo cuando el malevo secretario de Comercio, Guillermo Moreno, había anunciado inflación cero!
También el gobierno quiere tapar que hay 258.000 desocupados más que a fines de 2005. Y mientras sigue en campaña, las escuelas y hospitales se vienen abajo (ver páginas centrales).
Por eso el 19% pactado traicioneramente con la CGT y grandes empresarios es completamente insuficiente. Es cierto que con ese aumento, arrancado desde abajo y no por negociaciones de ninguna burocracia sindical, algunos gremios acortaron distancia con la inflación. Pero a millones ese aumento no los comprendió. En el SMATA están pidiendo un 32% -que representa el 1% del precio final de los vehículos que fabrican- con quite de colaboración desde hace veinte días en las cinco grandes terminales automotrices (VW, Chrysler, Ford, General Motors y Toyota). La UOM reclama un 40%, donde seccionales como Morón y otras vienen exigiendo un ingreso mínimo de $1.800. Están por tomar medidas los trabajadores aeronáuticos de APA. Siguen los docentes de Córdoba. Y los del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez piden $ 2.200 y nombramiento de personal. Es que con menos no se puede vivir. Encima quieren que ese 19% alcance hasta el año que viene, por eso muchos dirigentes sindicales firmaron cláusulas de “paz social” para tener maniatados a sus trabajadores hasta esa fecha.
El gobierno sigue destinando la plata del superávit -que ahorra a costa de no invertir en salud y educación, por ejemplo-, a pagar, vía subsidios, aumentos que deben afrontar los empresarios. Así hizo con las patronales del transporte automotor, donde les acaba de otorgar casi 400 millones sacados del erario público, para que puedan afrontar el 16% de suba en los sueldos a los choferes de la UTA, con el argumento de que es para que no aumente el boleto; también les extendió el plazo de renovación de viejas unidades y redujo el 75% de las deudas por multas e infracciones.
También el dinero se sigue yendo para la deuda externa. Por eso los estatales de ATE hicieron una jornada nacional de protesta la semana pasada y los jubilados sólo recibieron un 11%.
Hay que repudiar el techo salarial de Kirchner y la CGT, infinitamente menor que el que pueden otorgar las patronales con sus exorbitantes ganancias, o el propio Estado, con su enorme superávit y recaudaciones récord.
Se viene un mes de pasión futbolera. Y también de pasión por defender lo que es nuestro, para que la inflación no se siga comiendo nuestros salarios e ingresos y los de arriba no se sigan llevando nuestra plata mientras gritamos los goles.
Reclamemos salarios y jubilaciones dignas. Que se termine el trabajo en negro y las tercerizadas. Basta de que los destinatarios de Planes Trabajar sean superexplotados haciendo tareas de trabajadores que deberían estar bajo convenio. Que las escuelas tengan calefacción, luz, gas y presupuesto para poder funcionar. Que los hospitales funcionen a pleno cubriendo todas las vacantes que hacen falta. Para ello hay que usar el dinero que se llevan los empresarios y los acreedores externos.
Así, seguramente, en este mes, vamos a festejar por partida doble.
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