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Subsidios millonarios a patronales del transporteEl gobierno utiliza la plata que da el crecimiento económico para subsidiar a empresarios del transporte con cifras millonarias. Dicen que es para que no suba el boleto. No es cierto. Es plata fácil para las patronales. La burocracia sindical apoya. Los mismos que fueron a la plaza el 25 de Mayo a pedir por la reelección del presidente.
Los subsidios vienen desde Menem, cuando en los 90 fueron creados los “fondos fiduciarios”. ¿Qué son? Una millonaria “caja chica” del Estado a la que pueden recurrir el presidente y los ministros para “emergencias”. Montos que no figuran en el presupuesto, ni exige rendición. En todos estos “emprendimientos” proliferó la sobrefacturación, pagos desmesurados por reparaciones que nunca se hicieron, más otro sinfín de irregularidades y estafas al Estado. En la actualidad están distribuidos en veinte rubros, que suman 4.178 millones de pesos, el equivalente al 4% del presupuesto nacional, de los cuales sólo se usó un 0,5 para educación y un 4,6 para desarrollo social. En estos días saltó el escándalo de uno de estos fondos, el subsidio a las empresas de transporte, denominado fondo del gasoil, por 1.600 millones anuales. Dicen que es para evitar el aumento del boleto de transporte, tal como amenazaban los empresarios. Mentiras. El gobierno dice que para mantener el boleto al mismo valor del 2001, lo que llama “tarifa social”, debe subsidiar a los dueños de colectivos y patronales que explotan trenes y subtes. Es para compensarles el aumento salarial a sus trabajadores -que deberían pagar ellos- y mayores costos operativos. Mientras por un lado pagamos un “boleto social” (que ya reporta fabulosas ganancias empresariales), por otro lado lo volvemos a pagar vía los subsidios sacados de las arcas estatales. Es más, el Estado, además, tiene que hacer las inversiones en estaciones, vías, unidades de transporte o reparar rutas que los empresarios no hicieron cuando estaban obligados. Tal es el caso del “megaplán” para obras ferroviarias por 7.000 millones de pesos, implementado en 2005, financiado también por un fondo fiduciario, donde se comprometieron, entre otras cosas, 16 hectáreas de terrenos ferroviarios desactivados sobre la Avenida del Libertador para negocios inmobiliarios con corporaciones como Puerto Madero. Se subsidia a patronales negreras, vaciadoras y privatizadoras que con unidades cada vez más viejas (ahora pueden tener diez años de antigüedad), nos hacen viajar hacinados, colgados y expuestos a accidentes y retrasos. Entre ellos está el Grupo Plaza, que de tener dos líneas de colectivos casi quebradas, hoy maneja decenas líneas de corta, media y larga distancia, además de una línea aérea y una empresa de subte en Río de Janeiro. Todo a partir del negocio de la concesión de las líneas Mitre y Sarmiento. Lo mismo sucede con la empresa Metropolitano, que maneja la línea Roca y el Belgrano Sur, además de las minas de Río Turbio. Las ganancias le permitieron adquirir una treintena de empresas, que van desde bodegas a maquinaria agrícola. Hay una salida No es correcto entonces que el Estado subsidie las ganancias de los empresarios. Más que subsidiar, hay que invertir en el transporte público. Para ello debería ser parte de un sistema único estatal, nacionalmente integrado, comenzando ya por la reestatización de los ferrocarriles, bajo control de trabajadores y usuarios para que sea eficiente y no haya corrupción. El transporte en colectivos, subtes y trenes es un servicio público, como la salud y la educación, por eso no deberían estar en manos privadas. Si pasaran al Estado, además de recuperar ese sector estratégico, sí valdría la pena invertir en él con dinero público, porque sería en beneficio de millones que lo necesitan, no de unos pocos patrones chupasangre como ahora. Por esa salida hay que luchar, como nos hemos juramentado los trabajadores ferroviarios. La burocracia sindical, cómpliceMediante una costosa solicitada aparecida en Clarín (8-6-06), 18 cámaras empresariales del transporte dieron el apoyo al gobierno agradeciendo los jugosos subsidios y la falta de control de los mismos. Pero en dicha solicitada también están las firmas de los representantes de la Unión Ferroviaria, La Fraternidad, la Asociación de Señaleros y la UTA. ¿Cómo no lo van a hacer si los subsidios también llegaron a los sindicatos, como el de camioneros, conducido por el titular de la CGT, Hugo Moyano, por el valor de 17 millones de pesos? También la burocracia sindical recibió por la privatización del Belgrano Cargas un 4% de las acciones y van a ser socios de Macri y los capitales chinos, junto con Benito Roggio. |
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