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Apoye estas propuestasEn estas páginas mostramos los reclamos fundamentales que tenemos que impulsar los trabajadores y la izquierda. Queremos resaltar que Argentina debe recuperar su petróleo y el gas, hoy en manos de multinacionales como Repsol, movilizándonos como lo hicimos la semana pasada en Capital.
Kirchner ha viajado a España, entre otros motivos, para ofrecer a la Argentina como tierra fértil para que las multinacionales sigan haciendo negocios. “Queremos que hagan plata, que hagan ganancias...”, les dijo Kirchner a los empresarios españoles. El presidente Zapatero, otro tanto. “Estoy cansado de ver cuánta plata ganan las empresas españolas concesionarias en la Argentina”, señaló. Las petroleras, por ejemplo, ganan 42.000 pesos por minuto. Uno de los megaobjetivos del viaje del presidente argentino fue reunirse con los directivos de Repsol YPF. Luego de la entusiasta entrevista, su presidente, Antonio Brufau, anunció adelantar 2.000 millones en inversiones hasta 2007. Pero cada dólar “que invierta” será para subir un peldaño más en el agotamiento de nuestras reservas. Muy sencillo. Mientras las reservas bajaron un 13%, las ganancias siguen para arriba: entre 1994 y 2004 la renta neta de las petroleras se incrementó un 423% (17.400 millones de dólares). Repsol extrae cada barril a 4 dólares y lo vende a 70. Repsol YPF es una de las multinacionales que más factura en el mundo, obteniendo más de la mitad de sus ganancias en la Argentina y el 75% de toda Latinoamérica. Nuestro continente, que en épocas de la Colonia tributaba con oro y metales preciosos a la corona española, ahora lo sigue haciendo con el petróleo y el gas gracias a la complicidad de los gobiernos de turno. Mario Cafiero acaba de denunciar que la Argentina perdió 3.500 millones de dólares desde 2002 porque las empresas que extraen gas -entre otras Repsol YPF y Techint-, les venden a sus filiales chilenas a menos precio, evadiendo impuestos y derechos de exportación. Una diputada boliviana acusó a Repsol Gas de ese país de haber recibido ilegalmente 37 millones de dólares en subsidios estatales para, supuestamente, distribuir a la población “gas rebajado”. Kirchner, catalogado correctamente como “vocero de Repsol” por el ministro de Hidrocarburos de Evo Morales, sigue dejando en manos de ésta y otras multinacionales el negocio petrolero y gasífero. Eso implica que dentro de poco la Argentina va a tener que importar esos recursos indispensables, cuando antes de la privatización de YPF y Gas del Estado tenía autoabastecimiento petrogasífero. Bolivia recientemente nacionalizó parcialmente sus hidrocarburos. Sin ser una nacionalización total, por la cual el pueblo boliviano deberá seguir luchando, dicha medida le ha permitido poner freno a las ganancias de las multinacionales y que sea el Estado el que fije los precios y maneje el comercio exterior. Si Kirchner diera un paso similar, la Argentina se podría quedar con 10.000 millones de dólares anuales de la renta petrolera que podría destinar a saldar la deuda interna con nuestro pueblo. Por eso, el pasado 20 de junio, Día de la Bandera, marchamos junto a distintas organizaciones desde el Obelisco hasta la embajada de Bolivia y posteriormente a las oficinas de Repsol en Capital, reclamando la nacionalización ya del petróleo y el gas y por la reestatización de YPF y Gas del Estado sin indemnización”. Recuperar YPF sería un gran e indispensable paso en el camino de la segunda independencia que necesitamos. A YPF la privatizaron mintiendo de que daba pérdidas. ¿Cómo no iba a dar “pérdidas” si se la puso como garante de más de 400 empréstitos truchos contraídos desde el golpe del ’76 para hacer negocios con la deuda externa? Recuperar YPF -como todas las privatizadas- y nacionalizar todos los pozos petroleros y gasíferos, permitiría recuperar recursos naturales fundamentales, evitar que se sigan llevando fabulosas ganancias al exterior y volver a tener una empresa nacional, monopólica y eficiente al servicio de la Argentina y de países hermanos, no como caja negra de insaciables multinacionales. La extracción, industrialización, distribución y comercialización del petróleo y el gas debe quedar en manos estatales. Y para evitar la corrupción, esos pasos deberían ser controlados por sus trabajadores, técnicos y científicos que construyeron esta empresa a lo largo de varias generaciones. Para ello hay que impulsar un movimiento unitario, para lo cual le pedimos su apoyo. Salarios dignos, trabajo genuinoKirchner y sus ministros, junto a diputados y senadores, se acaban de aumentar escandalosamente sus sueldos. Un verdadero salariazo para la “clase política”. Mientras tanto, por un pacto con la CGT, a los trabajadores les pusieron un techo del 19%, el mismo que no rige para ellos. Aumento que sólo le corresponde a los trabajadores en blanco, ya que para los 5 millones que trabajan en negro no hubo ninguna suba. Ahora anuncian que van a subir el salario mínimo a $ 800, mucho menos del valor de la canasta que mide la pobreza. Las ganancias patronales y el superávit del Estado alcanzan para otorgar un aumento generalizado de $ 1.800, igual a la canasta familiar. Pero no lo van a hacer si no son obligados por la lucha de los trabajadores. Lo mismo ocurre con los desocupados. Hay 4 millones de personas con problemas de empleo y casi 2 millones tienen que vivir con planes de $150. Encima los hacen realizar prestaciones de servicios por ese monto, cuando deberían hacerlo bajo convenio. Una verdadera vergüenza. Hay que luchar por salarios y jubilaciones del valor de la canasta familiar, repudiando el pacto de Kirchner y la CGT. Que se termine con el trabajo en negro y las tercerizadas. Por un plan nacional de obras públicas que dé trabajo genuino. Unidad de la izquierdaA lo largo de estos años, con gobiernos del PJ, la UCR o la Alianza, siguió la crisis y la desigualdad social. Son los partidos que dieron impunidad a los genocidas, aplicaron planes de ajuste y pagaron la deuda al FMI, el BID y el Banco Mundial, sembrando de pobreza, desocupación y corrupción a nuestro país. Ahora Kirchner, con su doble discurso y asentado en una devaluación que fue un saqueo al bolsillo popular, dice que está combatiendo el neoliberalismo de los ’90 y saliendo del infierno. Pero sigue pagando la deuda, mantiene la entrega del patrimonio nacional con las privatizaciones, distribuye la riqueza para unos pocos y pacta con la vieja política duhaldista, gobernadores de la UCR y la burocracia sindical, como se expresó el 25 de mayo en la Plaza. La izquierda, como siempre, se mantuvo fiel en el apoyo a los reclamos obreros y populares, a los nuevos dirigentes combativos, con presencia en marchas y movilizaciones por salario, trabajo, salud, educación y contra la impunidad. Desde nuestro partido hace tiempo que bregamos por la unidad de la izquierda. Dimos un gran paso con Izquierda Unida, logrando bancas para la lucha con Patricia Walsh, como diputada nacional, Liliana Olivero, legisladora en Córdoba, entre otras. Hoy volvemos a llamar a todos los partidos de izquierda a hacer un frente para las luchas y para dar pelea también en el terreno electoral. Levantando un programa con salidas de fondo en beneficio del pueblo trabajador, como lo hicimos con los documentos unitarios que se leyeron en el aniversario del Argentinazo de diciembre de 2005; en la marcha del 24 de marzo de este año y el acto del 1º de Mayo. Un frente de izquierda con estas características sería un polo de referencia para que se sumen numerosos luchadores sociales e importantes personalidades. Pondremos nuestros máximos esfuerzos para seguir avanzando en ese sentido. Plata para salud y educación, no para la deudaEn la gran mayoría de los hospitales públicos no hay insumos y falta personal. El Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, de Capital, tuvo que suspender cirugías por falta de anestesistas. Los salarios de médicos, enfermeros y personal técnico -obligados a hacer horas extras súper explotadoras- son miserables. En las escuelas pasa lo mismo. Miles no tienen calefacción, luz ni agua. En Capital se dan clases en contenedores. Los docentes, por un sueldo de pobreza, tienen que trabajar jornadas extenuantes para sobrevivir, en varios turnos, teniendo que cumplir además con el rol de segundos padres y hasta de psicólogos para contener a los alumnos. Todo esto ocurre porque los presupuestos de salud y educación son insuficientes. Para dar sólo un ejemplo: de las 896 escuelas que prometió el gobierno en cuatro años, sólo hizo 107, el 15%. Lo explica el hecho de que Kirchner destina el dinero público para cumplir con los acreedores externos y subsidiar a los empresarios. Pagó casi 10.000 millones de dólares al FMI y ahora fue a España a ofrecer pagar los 6.000 millones supuestamente adeudados a gobiernos del Primer Mundo que conforman el Club de París. “Los 1.000 millones que nos prestaron en el 2001 son una deuda moral que tenemos”, le dijo Kirchner a Zapatero. Así reconoce como deuda esos fondos que le dieron a De la Rùa con el blindaje para intentar salvarlo. La deuda externa es inmoral porque se contrajo en la dictadura y esos fondos fueron para hacer negociados, no para el pueblo. En vez de investigarla se fue reconociendo hasta nuestros días. Hay que suspender los pagos y destinar ese dinero, entre otras prioridades, a escuelas, hospitales y saldar la deuda social. Esas medidas serían los primeros pasos en el camino de la segunda independencia nacional. No las de Kirchner, que son sinónimo de dependencia y sometimiento. Apoyo a los dirigentes sindicales combativosA la cabeza de muchas luchas y reclamos se están fogueando nuevos dirigentes combativos que no se venden y consultan a la base. Son lo opuesto a la política conciliadora y métodos burocráticos de la CGT, los “gordos” y también la CTA. La semana pasada se hicieron elecciones en el SUTEBA de provincia de Buenos Aires, y en varias seccionales como General Sarmiento, Lomas y La Plata volvieron a ganar listas encabezadas por dirigentes que luchan y no pactan treguas a espalda de los trabajadores. Los docentes volvieron a apoyar con su voto a ese nuevo sindicalismo antiburocrático (ver páginas 8 y 9). En los cuerpos de delegados ferroviarios de TBA también hay dirigentes combativos. Esta semana se movilizaron a Retiro en demanda de aumento salarial. Y para discutir en paritarias, eligieron compañeros representativos en asambleas. Lo mismo ocurre en el cuerpo de delegados del subterráneo, en líneas de la UTA como la 93, Zanón, en reparticiones públicas, los trabajadores aeronáuticos, telefónicos y tantos otros. Aunque a la mayoría de los sindicatos los dirige la burocracia, en muchos surgen compañeros con esas características a los cuales hay que apoyar. En Venezuela ha surgido una nueva central combativa, la UNT, con dirigentes abnegados en la defensa de los derechos de los trabajadores y por mantener a esa central autónoma del gobierno, a quienes hay que seguir apoyando (ver pág. 11). Así como apoyamos las luchas cotidianas, llamamos a defender y fortalecer a estos organismos con sus dirigentes antiburocráticos. Es lo nuevo que está dando el movimiento obrero, en el camino de ir gestando una nueva conducción clasista y de lucha para los trabajadores. |
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