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Recuerdos de la cárcel
Me piden que cuente algo del Pelado en sus años de cárcel… Y estuve releyendo algunas de sus cartas de entonces, llenas de referencias a sus tres hijos que amaba, de comentarios sobre música, de recuerdos de los paisajes que visitó en sus tantísimas correrías… Como siempre, compartía con los que nada tenían (en la jerga carcelaria los llamaban parias) y el dinero que depositaba para él su hermano o nosotros, se repartía entre siete o nueve pibes del pabellón que no recibían ayuda económica. Eso les permitía acceder a “lujos” tales como un salamín o un trozo de queso. Excepto los primeros tiempos en que fue muy golpeado, hizo su rutina de gimnasia diariamente, aun en la pequeñísima celda de castigo. Caminó todo lo que pudo en los patios de las cárceles, era parte de su rutina para mantener estado. La gran discusión con los demás presos es que él insistía en que Y fue por sobre todo un gran propagandista que proveyó a los grupos del partido en la cárcel y a centenares de compañeros con y sin pertenencia política, los análisis de la situación nacional e internacional que les hacíamos llegar que pretendían dar un poco de luz en tanta oscuridad. Se preocupaba por los que estábamos afuera que, según él, corríamos más riesgos que los ya blanqueados y presos “legalmente”. Sin embargo hubo una etapa de la dictadura en que temimos seriamente por la vida de nuestros presos. Las campañas internacionales hechas para protegerlos nos dieron un respiro. Así como militó hasta su muerte, militó todos los días de su encarcelamiento. Y fue respetado en todos los penales en que estuvo (cuatro creo), por su conducta solidaria y digna. Chau Pelado, la tarea que hicimos juntos me llena de orgullo. |
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