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Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
Escribe:
Liliana Olivero
Diputada provincia de Córdoba
No hay un nuevo Mercosur
Fidel y Chávez se “comieron todas las fotos” en la Cumbre del Mercosur. Los discursos de Castro, una vez más, dieron que hablar. Apoyó a Kirchner y Lula y propuso una “batalla de ideas”, en vez de lucha frontal contra el imperialismo. Venezuela inauguró su rol de miembro del bloque. Kirchner trató de meter el tema de Hilda Molina para hacer un gesto ante los yanquis de que no estaba tan “pegado” a Castro y Chávez. Se habla de que se fundó “el Mercosur de los pueblos”, pero en concreto siguen los negociados para las multinacionales.
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Castro, Tabaré, Lula, Kirchner, Duarte Frutos y Chávez |
La “foto” de la cumbre de presidentes del Mercosur con Fidel Castro y el presidente Chávez; el viaje de los dos a Alta Gracia para visitar la casa del Che, y la firma del tratado comercial con Cuba, pueden llevar a que muchos compañeros honestamente se pregunten: ¿ahora sí el Mercosur pasará a ser una herramienta útil para la liberación de nuestros pueblos y no sólo un negocio para las multinacionales?
Estos interrogantes están abonados por los dichos de muchos dirigentes sindicales y políticos argentinos. Por ejemplo, la CTA sostuvo que la “Contracumbre” realizada en Córdoba, a diferencia de la de noviembre pasado en Mar del Plata, “no tenía enemigos”, dándole la bienvenida a los “compañeros presidentes”.
Nada cambia para los pueblos de la región
Hagamos un test. Luego de la cumbre, ¿se retirarán las tropas argentinas y brasileñas de Haití? ¿Acaso los presidentes le exigieron a los Estados Unidos desmantelar su base militar en la Triple Frontera? ¿Se avanzó en algún tipo de coordinación para dejar de pagar la deuda externa con un frente de países deudores? ¿Se discutió cómo avanzar para estatizar los recursos energéticos de América del Sur?
Seamos más modestos. Preguntémosle a los trabajadores de los países del Mercosur: ¿podrán circular y trabajar entre los países sin ser tratados como extranjeros ilegales, y por lo tanto sometidos a condiciones de semiesclavitud? ¿Se firmó alguna declaración que le exija al gobierno uruguayo prohibir la instalación de las papeleras contaminantes en el río Uruguay? Nada de esto ocurrió.
¿Para qué entró Venezuela?
En la Cumbre se firmaron más de cuarenta acuerdos comerciales. Más allá del que se firmó con Cuba (del que hablamos en otro artículo), todos tienden a profundizar la línea de un bloque regional al servicio de las grandes multinacionales latinoamericanas y extracontinentales. La entrada de Venezuela no cambia ese carácter. Hace varios años que el gobierno de Chávez viene teniendo roces con los yanquis. Puso en marcha el “ALBA”, acuerdo de intercambio entre Cuba y Venezuela, por el que se intercambiaban, entre otras cosas, médicos por petróleo. El ingreso al Mercosur es algo distinto: está en línea con una tendencia que se viene profundizando en el gobierno de Chávez desde mediados de 2004.
Una vez derrotada políticamente la oposición en el plebiscito, la tendencia es a cada vez más acuerdos y negocios con los grandes empresaMerrios venezolanos -incluso ex golpistas- como el Grupo Polar. En este mismo marco se encuentra un “protegido común”, tanto de Chávez como de Kirchner: el Grupo Techint.
Hoy este grupo empresario es el destinatario principal de los nuevos negocios del “Mercosur ampliado”: se le ha encargado la construcción del famoso Gasoducto del Sur.
También es un gran negocio para los operadores financieros del mercado de Caracas el lanzamiento del Bono del Sur, un instrumento financiero para seguir endeudando a la región con garantía del petróleo venezolano, diseñado con el asesoramiento de los pulpos financieros de Wall Street.
No hay un “Mercosur de los pueblos”
Las respuestas negativas a todas las preguntas señaladas más arriba y la lectura atenta de los acuerdos firmados, demuestran que más allá de las fotos y las retóricas setentistas, la clase trabajadora, los campesinos, los indígenas y los pueblos en general de América latina deberán seguir peleando muy duro. Para salir del hambre, la pobreza y la marginación habrá que seguir enfrentando a los gobiernos que siguan aplicando las políticas del imperialismo, los organismos de crédito internacionales, las multinacionales y los grandes empresarios.
Nada se puede esperar de estas cumbres que, sin ninguna duda, no han creado ningún “Mercosur de los poueblos”, sino una integración al servicio de los grandes pulpos internacionales.
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