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El caso Hilda MolinaUna de las rispideces de la cumbre fue el reclamo de un periodista gusano y Kirchner por la doctora cubana Hilda Molina. Su hijo, su nuera y nietos viven hace años en la Argentina, y hasta ahora, la doctora y su anciana madre no han obtenido permiso de Fidel para venir a visitarlos. Hilda Molina se enfrentó al Partido Comunista cubano por privatizar sectores de la salud, por lo que renunció a ser directora del prestigioso instituto neurológico. Castro no le permite salir bajo el argumento de que “su cerebro” pertenece al Estado cubano. Kirchner presentó el reclamo con la expectativa de que una favorable respuesta de Fidel le permitiera sumar puntos ante los yanquis en sus pretensiones de líder de la región. Por el momento no lo logró. Rechazamos la intromisión de Kirchner en asuntos internos cubanos alegando defender los derechos humanos, así como el acostumbrado discurso de la gusanería cuando pide “más libertades” para que se restaure el capitalismo en la isla. Desde esta postura, y a la vez que defendemos a Cuba ante las agresiones yanquis y de gobiernos proimperialistas como el de Kirchner, consideramos que el pueblo cubano se fortalecería si se le permitiera salir del país a Hilda Molina, y se le otorgaran libertades para que mejor defienda la revolución. El régimen de partido único y la prohibición de derechos fundamentales como el de movilización, expresión y organización (hacer sindicatos o partidos políticos), debilitan esa perspectiva. Es inadmisible que funcionarios cubanos puedan salir y entrar al país cuando lo desean, derecho que se le niega a su propio pueblo. Permitir la salida de Molina seguramente ayudaría a las exigencias por la libertad de los cinco cubanos detenidos injustamente en los EE.UU. El caso del niño Elián, que intentó ser usado por la gusanería, probó que se les volvió en contra. |
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