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Qué hacer ante la inseguridadLa inseguridad crece. Junto a los bajos salarios y la desocupación, es una de las mayores preocupaciones sociales. ¿De dónde viene la inseguridad? ¿Cómo se la combate?
Tal vez el caso más conmocionante fue cuando en el barrio de Belgrano, en plena Capital, Martín Ríos, de 27 años, sacó un arma y en una vereda concurrida disparó dando muerte al joven Alfredo Marcenac e hiriendo a otros transeúntes. Meses atrás fueron los robos express, o tomas con rehenes. Estos casos, junto con los robos callejeros, los delitos a mano armada o los homicidios, son los que más impactan. ¿A qué se debe la inseguridad? Hace años que se debate el tema. Quienes delinquen ¿nacen delincuentes o “se hacen” en esta sociedad capialista? Nadie nace dispuesto a empuñar un arma para robar. Sin embargo, por un lado, son millones los que son empujados por el hambre, la pobreza y marginalidad a cometer hechos violentos, muchas veces para sobrevivir. Son víctimas, no culpables. “Los criminalistas del mundo entero evalúan que la enorme diferencia entre ricos y pobres es el centro del problema” (Página/12, 16-7). Ahí está la clave. Cuando había menos crisis económica, más empleo y valor adquisitivo, la violencia era menor. La pobreza y desigualdad social generan un caldo de cultivo que empuja a miles y miles a cometer delitos. En la Argentina hay 14 millones de pobres, casi 5 millones con problemas de empleo y una juventud sin futuro, muchas veces usados para ser víctimas de la droga (actividad apañada por políticos corruptos o la propia policía), o el delito ligado a la mafia policial. ¿Y los ladrones de guante blanco? Esto no puede tapar la otra inseguridad de la cual los medios callan, la más violenta, vergonzosa e impune. Es la que cometen los delincuentes de “guante blanco”: banqueros, grandes empresarios y gobiernos de turno, quienes para quedarse con lo ajeno, es decir, con lo nuestro, no necesitan salir a apretar a nadie personalmente con un arma. Roban a dos manos valiéndose de las leyes, políticos amigos, la corrupción o, en última instancia, de la represión. Para éstos lo que les espera es la impunidad. Juan Carlos Blumberg, como buen empresario, no habla de estos delitos. Tampoco de las mafias policiales que tuvieron que ver con el asesinato de Axel. Propone una limpieza étnica. Eso y la pena de muerte es lo mismo. Dice que “las cosas hay que agarrarrlas cuando son chiquitas para que no lleguen a mayores”, proponiendo bajar la edad de imputabilidad para que los menores deban responder penalmente desde los 10 o 12 años. Una verdadera brutalidad. Eso sería “agarrar las cosas desde chiquitas” para este empresario de derecha que considera como delincuentes a los niños que limpian vidrios. Pero la mano dura fracasó, acá y en el mundo. En los Estados Unidos, donde está permitida la pena capital, sigue habiendo una brutal delincuencia. La mano dura sirve para tener cárceles superpobladas, verdaderos depósitos humanos. No es cierto que los delincuentes “entran por una puerta y salen por otra”. Hay miles de detenidos y 30.000 niños y adolescentes en institutos y reformatorios, de los cuales el 87% está por carencias socioeconómicas, y sólo el 13% por hechos delictivos. Menores que, además de alejarlos de sus padres y encerrarlos ocasionándoles severos problemas psíquicos y físicos, los recluyen en verdaderas “escuelas del delito”. “Esta no es la respuesta que nos va a resguardar de la inseguridad”, dice el represenante de Unicef en la Argentina. Pero con Kirchner, son violaciones que se siguen cometiendo. ¿Cuál es la solución? Las familias trabajadoras son las que más sufren el flagelo de la inseguridad. En primer lugar, la “inseguridad” de no tener trabajo, ingresos dignos, salud o educación. En los barrios muchas veces se libran batallas de “pobres contra pobres”. Se sufren asaltos por un par de zapatillas o se lamenta la muerte de un familiar ante un robo. Los socialistas no somos ajenos a esa realidad. Y señalamos claramente una salida que no es más poderes para la policía (ver casos de gatillo fácil), ni endurecimiento de penas, ni mano dura. La mano dura hay que reservarla para quienes dejan sin trabajo a millones y a las bandas que, apañadas por la policía, delinquen impunemente. Contra la inseguridad, proponemos erradicar la pobreza y desocupación con un plan de obras públicas que dé trabajo y salarios dignos a millones que lo necesitan. Basta de desigualdad social donde unos pocos tienen mucho y millones nada. Que se implementen sistemas de control para disuadir el delito (rondas de vecinos, alarmas, iluminación en los barrios). Que los sindicatos, organizaciones de desocupados, vecinales y de derechos humanos organicen la seguridad. Por la elección directa del comisario. Cárcel para todo funcionario policial acusado de corrupción, gatillo fácil, coimas o represión a las luchas. Derecho a la sindicalización para el personal policial. Esas y otras medidas surgidas de un profundo debate entre los trabajadores y demás sectores populares serán las aconsejadas para combatir este terrible flagelo, no las que vienen de políticos patronales o personeros de derecha como Blumberg y sus asesores. Crece el gatillo fácilSegún el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), en el año ya se produjeron 35 casos de gatillo fácil a manos de la Bonaerense y la Federal. Policías a bordo de un Falcon Verde asesinaron a un joven acusado de “robar un televisor”. Raimundo, de 21, fue asesinado de “7 disparos por un ex sargento de la Federal” en ruta 197 y 202. A Gabriel Arévalo, de 19, dos policías le “dispararon por la espalda” a la salida de la disco Petrus, en Ingeniero Budge. Miguel Cardozo, de 15, fue torturado y asesinado por dos policías en La Matanza. Maria del Carmen Verdú (abogada de Correpi), señaló que “el promedio es de una muerte cada día y medio. Desde el 25 de mayo de 2003 hay 505… índice mayor en este gobierno que en otro” (Diario Perfil, 30-7). Además, recientemente fueron absueltos tres de los cuatro policías del crimen de Andrea Viera, quien murió por las torturas recibidas en la Comisaría de Florencio Varela el 22 de mayo de 2002. Así sigue actuando la policía que, según Kirchner y Solá, se ha reformado y ahora “sirve a la comunidad”. |
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