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Acuerdo Kirchner-Radicales K“Concertación” para la vieja políticaEn estos días ganó espacio en los medios, la pelea interna dentro de la Unión Cívica Radical, entre quienes se decidieron a pactar con el gobierno de Kirchner (cuatro gobernadores, 183 intendentes y muchos concejales), y quienes se inclinan, como Raúl Alfonsín, por apoyar la candidatura en 2007 del ex ministro de economía, Roberto Lavagna. La tremenda crisis que le propinó a ese partido el Argentinazo, a riesgo de pulverizarlo, da hasta para que haya una línea intermedia: Rodolfo Terragno se ofreció como mediador entre los dos sectores. Algunos dirigentes radicales, en forma risueña, señalaron: “no nos estamos peleando para ver qué mejores candidatos tenemos, sino entre apoyar a dos que vienen del peronismo”. ¿Se pelean, tal vez, en relación a alguna autocrítica pendiente, como cuando De la Rúa gobernó con Cavallo al servicio del FMI? No. En aquel momento ambos sectores apoyaron a uno de los peores gobiernos de la historia. Ahora apelan a manotazos de ahogado para ver cómo remontan su crisis, buscando acuerdos de cúpulas con el gobierno y sus ex funcionarios, al mejor estilo de la vieja política propatronal y proyanqui.
Esto no sería nada nuevo, si no fuera porque Kirchner y los radicales K (quienes se denominan “radicales que gobiernan”), vienen pactando acuerdos en nombre de una “nueva política”. Acuerdo que llaman “concertación plural”. ¿Concertación para qué? En primer lugar para simular apariencias ante el electorado. Kirchner, apareciendo como mas “amplio”, que convoca a otros sectores (después de pactar con el duhaldismo y ex dirigentes menemistas como se expresó en la Plaza de Mayo el 25). Y los radicales K, aportando votos al oficialismo a cambio de algunos dineros para obras públicas que se anunciarán en las provincias, a costa de jugosos subsidios que se les otorgarán a las empresas constructoras. ¿Concertación para encarar tal vez un proyecto de gobierno que beneficie a los trabajadores y al pueblo? No. Hagamos un test. Es cierto que hay crecimiento económico, pero la desigualdad social es la más grande de la historia. Eso se debe a que los fondos del superávit no se destinan a combatir la pobreza y la desocupación, sino a pagar la deuda externa. ¿Qué dice el gobierno y los radicales K al respecto? ¿Qué opina la flamante “concertación”? Efectivamente, que hay que seguir pagando. La prueba la dio el propio Kirchner la semana pasada, cuando declaró que “lloró en silencio de alegría y emoción cuando en enero le pagó toda la deuda al FMI”. Los radicales K seguramente le prestaron el pañuelo.
“Los datos son contundentes: en el período 2002-2005, los pagos netos de deuda ascendieron a 57.338 millones de pesos, mientras el superávit fiscal primario fue de 45.659 millones. Ese monto transferido equivale a unos 19.100 millones de dólares, al que hay que sumarle los casi 10 mil millones girados al Fondo Monetario Internacional, y unos 5 mil que se llevan cancelados en lo que va del año (la semana pasada se pagó 2.350 millones de Boden 2012). No hubo gobierno en la historia argentina reciente que haya pagado tanto en tan poco tiempo a los acreedores...” (Alfredo Zaiat, Suplemento Cash, Página/12, 13-08) ¿Qué dicen los radicales sobre esto? Ni mu. Ellos mismos, los radicales “que gobiernan”, lo están haciendo en esa misma línea. Cuando niegan aumentos a docentes y estatales o reducen el gasto social en sus provincias, están guardando dinero para girar luego al Tesoro Nacional, y de allí engordar las cuentas bancarias de los acreedores externos. Para eso es la concertación. Y no solo lo prueba la política hacia la deuda. Podríamos hablar del pacto de Kirchner-CGT imponiendo un techo salarial del 19%, mientras las ganancias patronales crecieron a más no poder y la inflación se sigue comiendo los bolsillos populares. Podríamos agregar el tema de los hidrocarburos que están siendo agotados por voraces multinacionales como Repsol, mientras Kirchner y los radicales K están de acuerdo en que siga el saqueo. Otro ejemplo podría mostrarse con la política que han tenido ante el genocidio israelí. Kirchner no repudió a Bush e Israel ante tremenda masacre. Lo mismo hicieron los radicales K. Kirchner y los radicales K no combaten esa vieja política, sino que la aplican. Con un nuevo discurso están implementando, bajo otras formas, los pilares políticos y económicos que llevaron adelante gobiernos anteriores. No hay que dejarse engañar. Estas “concertaciones” de nada sirven al pueblo trabajador. Por eso hay que seguir luchando todos los días por salarios dignos y trabajo genuino. Por defender la salud y la educación pública, implementando ahora una gran campaña nacional en contra del proyecto educativo privatizador de Kirchner-Filmus. Y prepararse para dar pelea electoral. Por eso la semana pasada, desde el MST-El Socialista, acompañamos la presentación pública de Patricia Walsh como precandidata a presidente, con el objetivo de unir a toda la izquierda. Un gran Frente de Izquierda de todos los partidos que se reivindican como tales, junto a dirigentes sindicales combativos y luchadores sociales, sería una gran paso en el camino de conformar una herramienta que enfrente a los políticos dispuestos a seguir gobernando para los de arriba. Para impulsar esas tareas es que, desde ahora, convocamos a Usted, compañero lector, a que lo hagamos juntos. |
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