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Kirchner cede ante las privatizadas y los inversores yanquisReestatizar o volver a las velasEl país se está quedando sin petróleo, sin gas, y pronto podemos entrar en colapso energético con las consabidas consecuencias de los apagones. ¿Qué está pasando? Fruto de las privatizaciones menemistas que el gobierno sigue manteniendo, hoy estamos sufriendo la depredación de los recursos naturales, falta de inversión, servicios deficientes y ganancias fabulosas para un pequeño grupo de privatizadas, en desmedro de la calidad de vida de millones y la destrucción del patrimonio nacional como nunca antes se vio. Ante ello, el gobierno yanqui, el FMI y las multinacionales hacen lobby para que el gobierno siga cediendo. Uno de sus voceros dijo: “...las empresas no están invirtiendo lo que invertirían si los precios (léase tarifas) fueran liberalizados”. Eso es lo que piden: aumento de tarifas, no al control de precios y construcción de obras con fondos estatales para garantizar “energía” a los inversores externos, mientras siguen succionando lo poco que nos queda.
¿Cómo ha respondido el gobierno? Llamando a la población a que haga “uso racional” de energía, como si la gente tuviera la culpa. Entregándole a las petroleras una ley que las exime de impuestos para que sigan robando nuestro petróleo y gas (ver pág. 3) e implorándoles inversiones a las depredadoras multinacionales yanquis. Para eso viajaron Kirchner, su esposa y una gran comitiva al país del Norte. En su recepción le permitirán a Kirchner tocar la campanita en la apertura de sesiones de la Bolsa de Valores de Nueva York, invitación reservada sólo para los hombres que despiertan confianza en Wall Street, como pasó con Carlos Menem en los años 90. El lugar es considerado la meca del capitalismo, donde operan más de 2.600 empresas, entre ellas de servicios, alimentarias, de recursos naturales y del sector financiero, como la contaminante Barrick Gold, Exxon, Cargill y Occidental Petroleum. Ya el ministro De Vido desayunó con medio centenar -esencialmente petroleraspara hablarles de las “bondades de invertir en la Argentina” y de la permisiva legislación de nuestro país que los beneficiará para la exploración offshore, como ocurre con la ley votada recientemente en el Congreso. El gobierno calcula que como los empresarios yanquis no fueron los beneficiarios directos de las privatizaciones de los 90, ahora los puede convencer para que hagan una segunda recolonización de nuestras riquezas. “Kirchner cree que los empresarios de Estados Unidos pueden incrementar en forma considerable sus negocios en el país, sobre todo en energía y de servicios” (La Nación, 9-9). Es así. No es que van a venir a hacer “inversiones”, sino precisamente eso, “negocios”. Por eso reclaman aumento de tarifas, libertad de precios, subsidios y seguridad jurídica, que el gobierno está dispuesto a otorgar, mas allá de su discurso y roces coyunturales.
Kirchner, seguramente, en el discurso que pronunciará ante la ONU va a hablar contra el FMI, en defensa de los derechos humanos y cuántas cosas más. Pero en privado (en las reuniones supersecretas con los inversores) les dirá la verdad: que la Argentina es una buena plaza para que anuncien inversiones y que por ahora no puede aumentar las tarifas y liberar los precios como ellos quieren, porque tiene que ganar las elecciones de 2007 y controlar la inflación para que no se desmadre la economía. Pero si deciden desembarcar en la Argentina serán beneficiadas con jugosos subsidios y demás prebendas económicas, impositivas y legales. Aunque con resultado incierto, ya que los capitales siguen eligiendo las mejores plazas para hacer no sólo ganancias, sino las máximas que puedan. Y en eso la Argentina compite con Chile, México y otros países. La Argentina está en emergencia. Por eso la verdadera salida para recuperar y cuidar nuestro petróleo, gas, luz y los recursos naturales, es anular todas las privatizaciones sin indemnización y reestatizar YPF y todas las privatizadas para ponerlas a funcionar al servicio de un modelo de país que defienda los intereses populares, no de las multinacionales. Para ello hace falta una fuerte inversión estatal con fondos provenientes del no pago de la deuda, de los subsidios que se destinan a las privatizadas y de un fuerte impuesto que hay que imponer a las multinacionales y los banqueros. Dinero que debería usarse para hacer la infraestructura necesaria en forma urgente, lo que permitiría emplear toda la mano de obra disponible, terminando así con la desocupación, todo bajo control de trabajadores y usuarios. De esta manera se podrán garantizar servicios eficientes y accesibles para la gran mayoría de la población. |
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