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Escribe:
Miguel Lamas
Brasil: elecciones el domingo 1º
El PSOL se afianza como alternativa de izquierda
A pocos días de las elecciones, pocos dudan en Brasil de que Lula será reelecto, aunque un nuevo escándalo de corrupción le resta votos a última hora. El otro gran hecho político electoral es la consolidación de una importante alternativa de izquierda, en oposición al modelo neoliberal que mantiene Lula. El Frente de Izquierda, encabezado por el PSOL, con la candidatura presidencial de Heloisa Helena y la de Babá y Luciana Genro a diputados, expresa la ruptura de una importante franja de trabajadores con el PT y Lula.
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Heloisa Helena y Babá |
Este domingo 1º de octubre hay elecciones en Brasil. Según todas las encuestas, gana Lula de lejos. Incluso es posible que sea en la primera vuelta (más del 50%).
Sin embargo, pese a que Lula tendría resultados en votos similares a cuando fue electo, la situación es muy distinta, tanto en los votantes provenientes de sectores populares, como en sus relaciones con los capitalistas, oligarcas y banqueros.
Hace cinco años, aunque Lula tuvo apoyos de sectores patronales, los factores de poder económico más concentrados estaban contra Lula. Ahora, en cambio, han cerrado filas apoyando al candidato oficialista. Cinco años de gobierno neoliberal de Lula provocaron ese cambio. Lula batió el récord de pagos de intereses usurarios de la deuda externa e interna del Estado con los bancos.
Por el lado de las clases populares también hubo cambios importantes. Ya no hay movilización ni entusiasmo por Lula. Aunque mayoritariamente siguen votándolo. Muchos diciendo que “hay que darle otra oportunidad”, y otros simplemente porque no ven una alternativa y no quieren volver a los viejos partidos patronales. A esto se agregan los sectores más pobres que dependen de la ayuda social oficial, una limosna de miserables R$60 al mes, pero que para la extrema pobreza brasileña representa algo.
Pero el cambio más dinámico es el de un importante sector, con peso en la clase trabajadora, que rompió con Lula y el PT y votará al Frente de Izquierda (frente electoral entre el PSOL, el PSTU y el PCdoB), pese a una campaña sin recursos materiales y, en el último tramo, casi sin nada de televisión.
La fuerza de Heloísa
“La fuerza de Heloísa Helena está en que millones de personas la ven como luchadora que no se dobló, que enfrentó junto con los llamados “radicales” (izquierdistas), la traición de Lula y del PT; aquella brava luchadora que, junto a los socialistas y petistas que no bajaron sus banderas, permaneció al lado de los trabajadors enfrentando a Meirelles (ministro de Economía), Lula y sus contrarreformas, y con Babá, Luciana Genro y centenares de otros dirigentes y militantes mantuvieron su dignidad y fundaron el PSOL. Eso es lo que está vivo en la memoria de una buena parte de la población.
“Hemos marcado nuestra oposición categórica a la corrupción y a los banqueros, mostrando que, invirtiendo una parte de los recursos que van para pagar los intereses de la deuda, conseguiríamos avances importantes en el empleo, reforma agraria, salud y educación…” (nota de Babá y Silvia Santos).
Babá, candidato en Río de Janeiro
La CST (Corriente Socialista de los Trabajadores), corriente interna del PSOL, perteneciente a la Unidad Internacional de Trabajadores (CI), está haciendo una intensa campaña por las candidaturas nacionales del PSOL y, en Río de Janeiro, por la reelección de Babá a diputado nacional (actualmente es diputado nacional por el estado de Pará). Con recursos mínimos, pero con enorme militancia, los compañeros han hecho conocer en todo el estado la candidatura. Babá es reconocido en la calle en sus recorridos y tiene el apoyo de sectores de trabajadores de la salud, de previsión social, de Varig, fábricas y otros.
Millones buscan nueva representación
“Nuestra candidatura no se confunde con cualquier voto de protesta. Con toda su heterogeneidad, podemos definir globalmente que estamos en presencia de un movimiento extraordinariamente progresivo. Diez millones de personas están buscando una nueva representación política enfrentando y rechazando, correctamente después de la traición lulista, aquello que fue construido por los trabajadores y el pueblo durante más de veinte años de lucha y que representó las ansias de cambio de la mayoría del movimiento de masas… Esta definición no excluye sus limitaciones: no estamos frente a un proceso de movilización social en torno del proceso político electoral… No se reproduce el movimiento masivo de militantes existente en las campañas petistas de las últimas décadas, aunque existe una simpatía en grandes sectores de masas” (nota de Babá y Silvia Santos).
Sin embargo, este proceso no es sólo electoral. El descontento ya se expresó en luchas parciales de trabajadores del Estado, en fuertes corrientes de oposición sindical a la burocracia lulista de la CUT, entre los campesinos sin tierra. Indudablemente que el nuevo mandato de Lula dará origen a un gobierno mucho más débil y más cuestionado por las masas. La perspectiva de luchas obreras y populares contra el ajuste, por la reforma agraria, por el salario, es la más probable en el próximo período.
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